Las claves
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Si paseas por tu ciudad, cada pocos pasos pisarás una tapa de alcantarilla. Es posible que te hayas dado cuenta de que todas ellas son circulares, pero nunca te hayas cuestionado el porqué. Pues bien tienen esta forma por una razón que no es estética.
La idea de poner las tapas redondas tiene detrás una interesante teoría matemática y así lo ha explicado la profesora Laura Gómez en su perfil de Tik Tok. "El círculo es la única figura que no puede caerse dentro de sí misma", revela Gómez.
"Me explico. Si la tapa fuera cuadrada, cuadrangular o triangular, al moverla en alguno de los ángulos seguro que puede colarse por la abertura", comienza esta profesora. El túnel bajo estas tapas es muy profundo, por lo que si se te escurre, tiene difícil solución.
"Pero, ¿qué pasa con los círculos? Que lo ponga en el ángulo que lo ponga, el diámetro siempre va a ser el mismo y nunca se va a colar por su propia abertura", destaca Gómez. Un círculo es lo que se conoce como una figura de ancho constante.
Vamos, que el ancho de la figura siempre mide lo mismo y el círculo es la figura donde es más fácil observar este fenómeno. Midas por donde midas su diámetro —la línea recta que conecta dos puntos cualquiera del círculo pasando por su centro—, te da el mismo valor.
Por tanto, si un trabajador manipula estas tapas y, por alguna razón, se le resbala, nunca la perderá por el agujero de la alcantarilla. Si cae justo en vertical sobre el hueco, el perímetro de la abertura chocaría con el de la tapa y la detendría.
En cualquier caso, el círculo no es la única figura geométrica de ancho constante, el resto de ellos son los conocidos como polígonos de Reuleaux, nombrados con el apellido del ingeniero alemán al que le fue atribuida su creación en el siglo XIX.
Los polígonos de Reuleaux son infinitos, pero, sin duda, el más famoso es el más sencillo: el triángulo de Reuleaux. Tiene la forma de un triángulo equilátero, pero sus vértices están conectados por líneas curvas, en lugar de rectas.
Si quieres trazarlo tú mismo puedes hacerlo con un compás. Debes poner la aguja en cada vértice de un triángulo equilátero y trazar un círculo cuya línea pase por los dos vértices restantes. El resultado serán tres círculos y un pequeño triángulo redondeado en el medio.
Ese triángulo redondeado que enmarca el triángulo equilátero inicial es el famoso triángulo de Reuleaux. Se pueden hacer polígonos de Reuleaux con pentágonos, heptágonos, eneágonos y así consecutivamente con polígonos regulares con un número de lados impar.
Y aquí va un dato curioso: en algunos lugares del mundo puedes encontrar tapas de alcantarillas que tienen forma de triángulo de Reuleaux. En países como Japón, Alemania y ciudades como Los Ángeles las han colocado como guiño a esta teoría matemática.
Pero, además, la profesora Laura Gómez cuenta que poner una tapa de hierro con forma redonda tiene otras muchas ventajas. "Fíjate que a la hora de transportarlas es mucho más fácil moverlas rodando. Imagínate tener que mover un cuadrado de hierro", cuenta.
También las tapas redondas "resisten mejor la presión del terreno porque la fuerza se reparte de forma uniforme" y, por último, "no importa la orientación al colocarla, por siempre encaja". Es decir, que el diseño circular es el más inteligente posible.
