El proyecto Scientific Videogames, liderado por la doctora en Física Melek Villanueva y la doctora en Biofísica Patricia Bondía, nace como una empresa emergente que transforma conceptos científicos complejos en experiencias interactivas dirigidas tanto a centros de investigación como al público general.
Villanueva y Bondía se conocieron cuando realizaban sus tesis en Madrid y, gracias a su formación en animación 3D y videojuegos, decidieron unir su pasión científica y visual para comunicar la ciencia de manera atractiva. El detonante fue la competición científica 'Nanocar Race' del IMDEA Nanociencia, donde desarrollaron el videojuego ‘Nanocar Racing’.
“Como era una carrera, pensamos que lo lógico era crear un juego de carreras. Y así lo hicimos, con lo que habíamos aprendido en la formación en animación y videojuegos”, recuerda Villanueva en declaraciones a EFE. El resultado fue ‘Nanocar Racing’, un arcade en el que los jugadores pilotan moléculas y compiten en una pista atómica.
El éxito fue inmediato: el centro instaló el juego en una máquina recreativa y lo llevó después a ferias científicas. “Cuando los niños juegan, luego preguntan: ¿y qué es una molécula? Ese es el valor: el videojuego se convierte en una puerta a la curiosidad".
Gamificación y ciencia
Scientific Videogames tiene como principal objetivo llevar la gamificación y el aprendizaje científico a colegios e institutos, acercando la ciencia a través de dinámicas lúdicas. Actualmente trabajan en un videojuego educativo tipo ‘Candy Crush’ donde los jugadores forman átomos combinando protones, neutrones y electrones, proponiendo la gamificación como puerta al conocimiento en procesos educativos tradicionalmente áridos.
Además de desarrollar productos propios, Scientific Videogames diseña videojuegos y experiencias interactivas personalizadas para clientes científicos y tecnológicos de todo el mundo. Han colaborado con instituciones como la Universidad de Southampton, donde crearon una experiencia de realidad virtual sobre el uso de virus alternativos a los antibióticos, así como aplicaciones para talleres infantiles de nutrición del CSIC.
A largo plazo, Villanueva y Bondía aspiran a crear una plataforma online de videojuegos científicos, que funcione como una alternativa moderna a las revistas de divulgación: un espacio donde cualquier persona pueda jugar y aprender ciencia, desde el nivel escolar hasta la investigación avanzada.
En un momento en que los videojuegos siguen siendo cuestionados, la investigadora almeriense defiende su valor educativo. “Son una herramienta. Si los empleas para despertar curiosidad, entonces se convierten en un lenguaje muy poderoso”, afirma.
