J. Rodríguez
Publicada

Las claves

Levantarse por las mañanas y ponerse en marcha no siempre es sencillo. Requiere energía y motivación; tener unos hábitos saludables y la vista fija en un propósito. Por si esto parece poco, a menudo también tenemos que lidiar con otras personas que no lo ponen fácil.

En los últimos años, los hemos llamado vampiros emocionales, succionadores de energía y ahora el psiquiatra José Carbonell propone otra denominación para un tipo muy concreto de persona: el síndrome de la garrapata. Es decir, personas que nos drenan.

Al final todas estas comparaciones tienen eso en común, una sensación de mordedura de sanguijuela. No se nota al principio, pero luego sientes que con la sangre se va la energía. Estas personas no muerden, pero generan una experiencia similar.

"Estaba hablando con una paciente que me comentaba que hay personas que se levantan con energía, ilusión, objetivos. Que lo tienen todo organizado y preparado, que hacen deporte, tienen proyectos, ambición en el trabajo y disfrutan de la vida", explica Carbonell.

"Y luego están esas personas que siempre se enganchan, están como chupando tu energía", añade el psiquiatra. Este experto señala que, aunque pueda sonar doloroso, en muchas ocasiones estas personas son cercanas, como familiares o amigos.

"También compañeros de trabajo o tu propia pareja. Están continuamente colgándose de la energía que tú tienes y sabotean el día a día", destaca. No es que todos estos lo hagan de manera deliberada, sino que pueden tener una actitud propensa a ello.

Carbonell explica que "eres consciente de que tienes muy claro lo que quieres hacer y hasta dónde quieres llegar, pero estas personas a tu alrededor están continuamente absorbiendo, descargándote y vaciándote". Puede hacer difícil seguir con el día a día.

Al final este médico advierte que puedes encontrarte a ti mismo tirando de tu propio objetivo de vida y del de personas que se suben a tu carro a tu costa. Cada uno debemos encontrar nuestro objetivo propio, aunque después nos ayudemos o colaboremos.

"Tenemos que saber identificar a estas personas. Es verdad que pueden ser hijos, parejas, personas a las que quieres mucho”, alerta este psiquiatra. “Pero no es menos cierto que hay que saber poner límites". Sí, incluso a las personas a las que más queremos.

"Estas personas, que les hemos puesto graciosamente el síndrome de la garrapata, son personas que se aprovechan de que tú tienes más energía, organizas mejor y tienes más ilusión para no tener que hacerlo todo ellos", sostiene Carbonell.

Terminan consiguiendo eludir sus propios cometidos porque encuentran alguien que puede responsabilizarse de ellos. "Es como una especie de adaptación al hecho de decir 'voy a aprovecharme de que ella se organiza mejor'", ejemplifica este médico.

También pueden pensar, según este médico, "lo lleva bien todo, pues que lleve a uno más", "ya que hace el trabajo, pues que me tenga en cuenta y me ponga como parte de las personas que hacen estas cosas". Debemos terminar con estos abusos.

Carbonell avisa: "Estas personas, que son un poco chupadores de energía, que se quieren hacer partícipes de tus éxitos sin colaborar en ellos, son personas que tenemos que aprender a ponerles límites". Hacerlo no siempre es sencillo.

Por eso, Carbonell propone que lo hagamos a través de dos pasos. El primero de ellos "y, muy importante, es identificarlos" y el segundo es poner el límite en sí. Como pueden ser personas muy cercanas a nosotros, Carbonell propone una fórmula suave.

“Puedes decir ‘oye, claro que te quiero, claro que te respeto, pero, lógicamente, mis éxitos son míos, mi organización y mi energía son mías. Y la verdad es que comparto contigo la parte que yo quiero, pero no te cuelgues de mí continuamente”, aconseja.