Las claves
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Cambiar de opinión o cuestionar nuestras propias ideas son dos capacidades que a día de hoy no encuentran demasiado refuerzo social. La rigidez, en cambio, y la contundencia en los discursos son más admiradas en la era de las redes sociales y la polarización.
En este sentido, el psicólogo Daniel Kahneman, premiado con el Nobel de Economía en 2002, dejó varias reflexiones antes de su muerte en 2024 que, precisamente, reivindican la flexibilidad cognitiva en todos los tiempos, no sólo en el que vivimos.
"La lección más importante de la vida es que debemos estar lo suficientemente abiertos para cambiar de opinión", explicó Kahneman. El psicólogo explica en sus trabajos que el ser humano tiende a mantenerse firme en su pensamiento por pura comodidad.
Este conductista dedicó su carrera a entender cómo tomamos decisiones y la aplicación de este estudio a la economía fue lo que le brindó el prestigioso galardón. En cualquier caso, también dejó algunos libros de divulgación científica para entendernos mejor.
El más conocido es Pensar rápido, pensar despacio (Debate, 2012) en el que Kahneman expone que nuestra mente cuenta con dos velocidades de pensamiento. Pensamos rápido para las tareas del día a día y lento, cuando es necesaria una reflexión.
Ser capaces de cambiar de opinión es poner a trabajar la segunda velocidad, la lenta, sobre la primera, la rápida. ¿Y qué nos proporciona? La flexibilidad cognitiva permite que nuestro cerebro esté mejor preparado para hacer frente a un mundo cambiante.
Tal y como explica este artículo de la web de BBC, trabajar la flexibilidad cognitiva nos convierte en personas más creativas, es decir, nos ayuda a conectar ideas y encontrar mejores soluciones para problemas de la vida o del trabajo.
Esto se produce porque las personas cognitivamente flexibles son más capaces de detectar y comunicar los fallos que han cometido. Nos hace más empáticos con las emociones y los pensamientos de los demás y nos hace más resistentes ante los eventos negativos.
Pero, ¿por qué es tan difícil volverse cognitivamente flexible? En cuanto a eso, Kahneman habló de "la comodidad cognitiva", el cerebro ya está acostumbrado a conectar ciertas ideas y se resiste a que le llevemos por caminos diferentes.
"Nos cuesta admitir errores porque eso significa renunciar a la seguridad" o "pensamos que estamos bien como estamos y no queremos cambiar" son algunas de las frases con las que este célebre conductista resumió esta problemática.
Los patrones sistemáticos de pensamiento que hace el cerebro y que pueden llegar a distorsionar la manera en la que comprendemos la realidad se conocen en psicología como sesgos cognitivos, y Kahneman identificó varios de ellos.
Uno de ellos es el conocido como sesgo de negatividad: es decir, pensar que todo va a salir mal por sistema. La velocidad rápida de nuestro cerebro genera esa distorsión de la realidad cuando nos enfrentamos a un nuevo evento y genera incomodidad.
Los seres humanos, por tanto, nos atamos también a estos pensamientos desagradables y lo hacemos "porque preferimos la estabilidad a la verdad", explica este artículo de EL ESPAÑOL también sobre el pensamiento de Daniel Kahneman.
Y, ¿cómo podemos ser capaces de librarnos de las distorsiones causadas por los sesgos cognitivos, la rigidez y la comodidad cognitiva? El psicólogo conductista propone activar el sistema de pensamiento lento, razonar, conocer nuestro cerebro.
Para conectar con este tipo de pensamiento reflexivo, el experto propone técnicas de meditación y de mindfulness con la idea de evitar la sobrecarga de estímulos. En un mundo que se mueve y cambia rápido, pensar lento puede generar la flexibilidad necesaria para adaptarnos.
