España respira un poco tras poner fin a una de las olas de calor más largas desde que existen registros.
Han sido 16 días sofocantes que han dejado cifras históricas con valores muy por encima de lo normal para estas fechas.
Pero el calor no solo ha sido el único protagonista: el país ha vivido una de las olas de incendios más catastróficas de las últimas décadas.
Ahora, el escenario meteorológico da un giro radical. Andrea Danta, meteoróloga, señala que este cambio "será clave para combatir los incendios".
El motivo es el descenso generalizado de las temperaturas, unido a un aumento de la humedad y a la llegada de precipitaciones en varias zonas.
En los últimos días, el mercurio ha ido bajando de forma progresiva y continuará haciéndolo durante la semana.
El cambio será especialmente acusado durante este miércoles, cuando los termómetros marcarán hasta "10 grados por debajo de la media habitual" para estas fechas.
"Tras estas jornadas asfixiantes, el mercurio experimentará un desplome notable", señala Danta. En provincias como Segovia o Burgos, las máximas apenas alcanzarán los 25 y 22 grados respectivamente, cifras entre 8 y 9 grados menos de lo esperado en pleno agosto.
La misma situación se replicará en otras regiones como Castilla y León, el Sistema Central, el Pirineo navarro, el interior del País Vasco o el noreste de Cataluña.
En cambio, en puntos del sureste peninsular, Baleares y el golfo de Cádiz el calor seguirá presente, aunque sin extremos.
Este respiro térmico llega en un momento crítico para la lucha contra los incendios que están azotando a nuestro país.
"Las condiciones para combatir los incendios del norte y noroeste serán más favorables", confiesa Danta.
Esto se debe gracias a temperaturas más bajas, humedad en ascenso y la llegada de lluvias a gran parte de la geografía de España.
En ciudades del norte como Santander, Vitoria o San Sebastián, los termómetros apenas pasarán de los 22 o 23 grados, un alivio después de semanas de registros abrasadores.
Por su parte, Córdoba y Murcia aún rozarán los 36 grados, valores más normales para esta época del año.
La experta asegura que el desplome de las temperaturas vendrá acompañado de un aumento de la inestabilidad atmosférica.
La aproximación de varios embolsamientos de aire frío dará lugar a tormentas intensas en los próximos días, potenciadas por un Mediterráneo anormalmente cálido y el calor acumulado.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha activado avisos naranjas por lluvias y tormentas muy fuertes en varias provincias.
La nubosidad ayudará a mantener a raya los termómetros, pero también eleva el riesgo de inundaciones súbitas. "Hay que mantenerse atentos a los avisos y recomendaciones oficiales", advierte Danta.
