El calor extremo, baja humedad y rachas de viento han creado un escenario perfecto para que los incendios en España continúen propagándose sin control.
Se trata de una de las peores oleadas de incendios de los últimos años. Cientos de miles de hectáreas han sido calcinadas en Galicia, Castilla y León, Extremadura y Andalucía.
Las consecuencias son devastadoras: evacuaciones, heridos, pérdidas de vida..., pero también una calidad del aire que comienza a ser peligrosa para salud, así lo señala Gemma del Caño, farmacéutica.
"El fuego está por todas partes, pero más allá de las llamas, lo que no se ve también amenaza con ser letal", confiesa.
Tal y como explica la especialista, el humo lleva consigo partículas ultrafinas, las llamadas PM2.5, "una amenaza invisible" que convierte "cada bocanada de aire en un riesgo potencial".
Para del Caño el tamaño es clave. Aquellas que son más grandes, es decir, las PM10, permanecen en la nariz o garganta y provocan irritación.
Mientras que las PM2.5 "atraviesan esas defensas naturales y llegan hasta los alveolos pulmonares". ¿El resultado?: inflamación, estrés oxidativo y, en casos más extremos, "atraviesan a la sangre y se distribuyen por todo el organismo".
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda que los niveles de estas partículas no superen los 5 microgramos por metro cúbico como media anual, durante los incendios las concentraciones se disparan a tal nivel que se multiplican hasta 30 veces.
"En estos momentos, en el sur de Galicia, oeste de Castilla y León y en la Cordillera Cantábrica, las concentraciones de PM2.5 superan los 100 microgramos por metro cúbico", confirma, lo que supone un riesgo para la salud.
Esto no es todo. Cuando se tienen incendios de gran magnitud como los que se están viviendo actualmente en España, no solo se libera dióxido de carbono, sino que "también se emiten compuestos orgánicos volátiles, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y millones de toneladas de partículas ultrafinas".
"Este humo puede desplazarse cientos de kilómetros. Aunque no vivas junto al incendio, puedes estar respirando las consecuencias", detalla.
Además, asegura que aunque respirar "debe ser el gesto más natural y seguro", cuando se está expuesto a estas partículas "cada inhalación se convierte en un riesgo".
Del Caño recomienda que ante esta situación, hay que usar mascarilla FFP2 o equivalentes cuando se esté en el exterior, proteger a los más vulnerables, permanecer en el interior y, sobre todo, seguir la información oficial.
