Las drogas en general, tanto en su uso recreativo como en su forma médica, están rodeadas de mitos y bulos que no dejan de extenderse con el paso de los años. De hecho, las drogas recreativas son las más damnificadas por estos mitos, dado que la información suele depender del "boca-a-boca" y no se suele consultar a un profesional médico.

Por ello, en Internet suelen encontrarse de forma repetitiva falsas creencias sobre determinados casos, algunos más comunes que otros. El subdirector del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de los Estados Unidos, Wilson Compton, ha hablado sobre ocho de estos mitos para el portal Popular Science recientemente.

Fumar heroína es "mejor" que inyectarla

Teóricamente, al fumar heroína en lugar de consumirla en su forma inyectable se evitarían los riesgos de compartir agujas. Sin embargo, la base de este bulo no es ésta, sino más bien que el hecho de fumar la droga en lugar de inyectarsela sería "menos adictivo y dañino", dado que no va directamente al torrente sanguíneo. Pero como bien explica Compton, esto es una falsa creencia.

Según el subdirector médico, los daños asociados a fumar heroína serían similares a los que produce la inyección de la misma, dado que la adicción es similar, perjudicando tanto el ámbito laboral como el ámbito social del adicto. Además, a nivel de riesgos físicos, si bien es cierto que se evitarían las enfermedades de transmisión por compartir agujas, el hecho de inhalar la heroína da la sensación de que se consume de forma más lenta y menos intensa, dando lugar a una falsa sensación de seguridad: la inhalación puede provocar efectos incluso más rápidos, dado que los pulmones ocupan una gran superficie y pueden hacer llegar la droga al torrente sanguíneo igual de rápido dada su elevada eficiencia. 

El MDMA provoca daños cerebrales

Por otro lado está el MDMA o éxtasis, cuyo mito más extendido se debe a un error conceptual según Compton: en un estudio se relacionó el MCPP, un compuesto relacionado pero muy diferente del MDMA, con el síndrome de Parkinson. Según Compton, el MCPP llegó a causar daños estructurales en el sistema de la dopamina, relacionado estrechamente con el Parkinson. 

Sin embargo, la forma MDMA, aunque puede causar cambios en el cerebro, no ha demostrado llegar a provocar cambios estructurales directos. Sí se sabe que aumenta drásticamente un neurotransmisor llamado serotonina, pero no se produce un cambio en las estructuras del sistema de la serotonina como tal. 

La grasa almacena LSD y THC, que pueden liberarse tras el ejercicio

Si bien es cierto que tanto el LSD como el THC del cannabis pueden almacenarse en la grasa corporal, dado que tienen una capacidad liposoluble, su liberación al torrente sanguíneo tras dicho almacenamiento sería poco significativa, insuficiente para causar síntomas.

Aún así, como bien indica Compton, el THC -ingrediente psicoactivo del cannabis- puede perdurar en el organismo mucho tiempo. De hecho, si se consume de forma habitual en cantidades significativas, puede ser detectable durante semanas. Incluso pequeñas cantidades pueden ser detectables durante el paso del tiempo cuando se decide dejar de consumir la droga.

El LSD y la psilocibina pueden almacenarse en la columna vertebral

Por otra parte está el mito de que el LSD y la psilocibina pueden almacenarse en la columna verebral y liberarse si esta se fractura. Según Compton, no es algo probable, aunque sí es cierto que hay casos de individuos que han consumido LSD a largo plazo y han experimentado flashbacks meses o años después de dejar de consumirlo.

No se sabe si esto es una verdadera experiencia por las drogas, lo cual implicaría que el ingrediente activo persiste en el organismo, o si tan solo son recuerdos, dado que los seres humanos tenemos una elevada capacidad para revivir recuerdos pasados. Por el momento ningún estudio ha podido demostrar que los compuestos del LSD, la psilocibina o el cannabis puedan almacenarse en el organismo a largo plazo y resurgir posteriormente.

El PCP se usa como producto de embalsamamiento

De nuevo, como sucede con el MDMA, se ha producido un error conceptual. El PCP es una abreviatura de la fenciclidina, un compuesto que puede ser líquido o en forma de polvo. Su forma líquida se mezcla con formaldehído, metanol, glutaraldehído y otros químicos para usarse como compuesto para embalsamar durante un corto período de tiempo.

En términos callejeros sí suele llamarse al PCP "líquido de embalsamar", pero realmente la sustancia de forma aislada no se usa como tal y requiere una mezcla mucho más compleja. De hecho, inyectarse realmente la mezcla de embalsamamiento descrita puede llegar a matar, tanto en forma inyectada como inhalada, dado que todos sus componentes son tóxicos.

Ahora bien, el PCP de forma aislada también es peligroso aunque se use como droga recreativa, como recuerda Compton, dado que es capaz de producir psicosis temporal, agresividad, disociación corporal, convulsiones, paranoia, impulsos suicidas y alucinaciones, entre otros síntomas.

Las sales de baño pueden convertirte en un caníbal

Aunque Compton sugiere que el canibalismo como tal es un poco exagerado como efecto adverso del consumo de las conocidas como "sales de baño" o Ivory wave, este experto no descarta totalmente la psicosis temporal secundaria.

Aunque el nombre pueda inducir a error, las "sales de baño" son estimulantes y alucinógenos, que poco tienen que ver con las sales de baño comunes, y que pueden llegar a producir síntomas psicóticos. Pueden encontrarse en una amplia variedad de mezclas de productos químicos sintéticos, por lo que sus efectos pueden llegar a ser impredecibles.

La marihuana no es tan adictiva

Según Compton, la falta de adicción de la marihuana es uno de los mitos más extendidos alrededor de las drogas recreativas. Lo que realmente sucede, según el experto, es que como ya se da el caso en muchas otras sustancias, no siempre acaba produciendo adicción, pero sí se estima que una de cada 10 u 11 personas que consumen marihuana acabará desarrollando una adicción. Sin embargo, no es una adicción física, sino psicológica, dado que lo que se produce es un hábito regular de consumo a pesar de que provoque problemas en la vida cotidiana y el individuo no sea capaz de cesar su hábito.

Es igualmente una adicción, dado que se consume, es problemático, y es complicado parar. Pero no existe una necesidad física corporal, ni tampoco un síndrome de abstinencia físico.

Los fármacos con receta siempre son seguros

Este es un concepto erróneo que requiere múltiples matices. Como bien explica Compton, los fármacos que requieren receta médica la necesitan precisamente porque pueden ser seguros y eficaces para algunas personas, pero no necesariamente para otros.

Es decir, la "seguridad" del fármaco varía según el individuo, y pueden llegar a ser peligrosos en determinados casos según las enfermedades previas o la interacción con otros medicamentos.