Falsificar títulos académicos no es algo nuevo ni exclusivo de España o de los políticos. De hecho, las irregularidades que aún se están investigando a raíz del máster de Cristina Cifuentes no son más que un juego de niños si las comparamos con el caso de Mark Spector, un científico de la Universidad Cornell, en el estado de Nueva York.

La verdad es que se lo curró. Se inventó su título de Bioquímica y dos posgrados y a principios de los 80 formaba parte del laboratorio de Efraim Racker, un investigador del máximo prestigio, al menos hasta que Spector se cruzó en su camino.

¿Cómo llegó tan lejos? En realidad el joven tenía muchos conocimientos, pero ningún título oficial, ni siquiera el Bachillerato. Procedía de una familia humilde y a los 16 años no le quedó más remedio que ponerse a trabajar, pero su gran pasión era la ciencia, así que dedicaba las noches y su tiempo libre a seguir estudiando por su cuenta.

El caso es que a Racker le debió de resultar muy convincente, confió en su trabajo y cuando Spector sólo tenía 24 años firmó junto a él un artículo en la prestigiosa revista Cell. Se titulaba A mouse homolog to the avian sarcoma virus src protein is a member of a protein kinase cascade y, básicamente, explicaba cómo cuatro enzimas que supuestamente había conseguido aislar y caracterizar se activaban sucesivamente, en cascada, en las células cancerosas y daban lugar al tumor.

Un hallazgo digno del Nobel

Aquel hallazgo era impresionante, porque en buena medida explicaba el origen del cáncer y la teoría encajaba bastante bien en los conocimientos de la época. ¡Era digno de un premio Nobel! Sin embargo, no tardaron en aparecer las dudas. Algunos expertos se dieron cuenta de que los detalles técnicos eran inverosímiles, incluyendo que todos los experimentos se hubieran hecho en poco más de dos años.

No obstante, la reputación de Racker pesaba mucho y los revisores de la revista Cell no podían haber sido engañados tan fácilmente. ¿O sí? Probablemente, todos se dejaron llevar por el entusiasmo y no se molestaron en comprobar que Spector se había inventado los datos hasta que el trabajo ya estaba publicado.

Talento desaprovechado

Al tratar de repetir los supuestos experimentos que había realizado la joven promesa de la ciencia y ver que nadie lo conseguía, en pocos meses tras la publicación se hizo evidente el fraude y el artículo de retractado. Curiosamente, otras investigaciones firmadas por Spector en esa época siguen en la literatura científica, tal y como denunció un reciente estudio.

La sorpresa de todo el mundo en la Universidad Cornell fue mayúscula cuando tirando del hilo se comprobó que aquel extraordinario investigador había falsificado todos sus títulos. "Si Mark Spector hubiera propuesto sus ideas sólo como una hipótesis, podría ser reconocido como un genio", afirmó Richard McCany, otro bioquímico de la institución académica. Pero se ve que el talento no siempre circula por los mejores caminos ni apunta en la dirección adecuada.