Dos personas haciendo fuego en uno de los cursos de superviviencia

Dos personas haciendo fuego en uno de los cursos de superviviencia Cedida Escuela Española Supervivencia

Sociedad

El boom de los cursos de supervivencia tras el apagón en CyL: "No estamos preparados y está en riesgo la vida"

Desde la Escuela Española de Superviviencia creen que estas formaciones deberían ser "obligatorias" para todo el mundo para saber qué se debe hacer ante una emergencia.

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La palabra sobrevivir ha cobrado más importancia que nunca. Puede parecer exagerado o dramático, pero analizando los últimos acontecimientos que han tenido lugar en España no es de extrañar que esta resuene en todas las cabezas.

Los cursos de supervivencia tienen ahora más sentido que nunca. Hace poco más de una semana, el país sufría un apagón histórico. Algo nunca visto. Los ciudadanos se miraban por la calle con extrañeza sin saber si se acercaba una guerra, el fin del mundo o se quedaría en una simple anécdota.

Lo cierto es que durante muchas horas nadie pudo comunicarse. La luz se había marchado, y quizá nos permitió entender la importancia de las cosas más cotidianas del día a día.Circular por las ciudades o pueblos durante el lunes, 28 de abril, se convirtió en todo un reto.

Los supermercados volvían a ser un refugio al que todo el mundo acudía en masa a comprar alimentos y agua. Algunos con los carros llenos no querían que -lo que fuera que estaba sucediendo- les dejara sin provisiones.

Un acontecimiento, unido a la pandemia mundial del Covid-19, que hace que sea más necesario que nunca aprender las cosas más sencillas que hace miles de años todo el mundo controlaba y que vuelven a ser más que vitales para la supervivencia del ser humano.

De ahí que los cursos de supervivencia estén en pleno auge. Ignacio Ortega, asegura que, tras el apagón, “ha habido un empujón tremendo” de las personas interesadas. Y que esto es un reflejo de que “no estamos preparados para ningún tipo de evento negativo”.

El perfil es muy variado, tanto personas de 25 años como de 70, incluso “padres con sus hijos” porque, matiza, estos no están dedicados a profesionales -que ya tienen conocimientos- sino a la población general.

Cree que el principal problema es que nadie te enseña a lidiar con estos problemas, pese a que haya países donde sí lo hacen. “Debería ser una formación obligatoria porque es importante saber cómo actuar ante un terremoto, la erupción de un volcán, inundaciones o riadas. Debemos saber gestionar estos momentos porque ponen en riesgo la vida de las personas”, asegura.

Llevan 22 años impartiendo cursos por toda España; recientemente han realizado uno en Burgos y volverán a tener otros próximamente en la Comunidad, donde notan un gran interés. En ellos, enseñan técnicas de supervivencia gestionando el aspecto psicológico, la gestión del agua, saber refugiarte para evitar hipotermias, también orientación, primeros auxilios o defensa personal.

Tú puedes tener los recursos, pero no saber utilizarlos. Es imprescindible la formación”, afirma. Lo cierto es que muchos se preguntan si este tipo de situaciones se vive mejor en una ciudad o en un pueblo; algunos creen que la primera opción es la acertada por la facilidad para acceder a ciertos recursos, pero no están en lo cierto.

Ortega asegura que el agua “es un gran problema en las grandes ciudades” cuando hay cortes de suministro eléctrico. Sin embargo, en los pueblos hay “más facilidades” para acceder a estos recursos. Además, generalmente, muchas personas tienen huerta y pueden optar a sus propios alimentos.

El nivel de autosuficiencia en un pueblo es más llevadero. También es posible cazar o pescar. En las zonas rurales se sobrevive mejor que en las ciudades”, puntualiza.

Cómo se debe actuar

El experto incide en que la forma de actuar depende de la catástrofe a la que nos enfrentemos y que lo primero es valorarlo. En el caso del apagón sostiene que lo más importante es tener un sistema para calentar la comida y otro de iluminación que funcione con pilas.

Así como una linterna frontal en la cabeza para “poder tener las manos libres” y una radio “que te permita saber qué sucede o cuál es el tiempo de reacción que tienes”. Importante es el dinero en efectivo y, explica, que es fundamental hacerse con un mapa de evacuación del entorno donde aparezcan “las calles de la ciudad y carreteras”.

En caso de situaciones más catastróficas, como pudiera ser una guerra, lo prioritario es conocer si existen “refugios subterráneos” y tener preparado un botiquín, sobre todo para quienes tienen enfermedades crónicas.

Además de contar con un listado de contactos en una libreta y un juego de ganzúas: “En la Escuela Española de Supervivencia enseñamos a usarlo porque en una ciudad en guerra los recursos están detrás de las puertas y candados, de aquellos que se fueron y dejaron, por ejemplo, la despensa llena. Es una situación de supervivencia, tienes que entrar porque si no vas a morir”.

Dos personas preparan la comida en mitad del monte

Dos personas preparan la comida en mitad del monte Cedida a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León

Y sin olvidar tener un “plan de prevención familiar”. Ortega recuerda que cuando vivimos el apagón, los padres estaban nerviosos y sin saber qué hacer con sus hijos que se encontraban en el colegio. Por ello, aconseja hablar con los menores para saber que, en esos casos, “si le pilla la casa de algún familiar más cerca, vaya rápidamente”.

Lo más importante es llegar a “una zona segura” y esperar a que todo vuelva a la normalidad para poder volver a reunirse el núcleo familiar al completo en su domicilio. Unos cursos en los que también duermen al aire libre y aprenden a refugiarse.

En definitiva, técnicas que son más que imprescindibles para saber gestionar una catástrofe o situación nueva para el ser humano. Cabe recordar que la Unión Europea ha pedido a todos los ciudadanos que tengan presente el kit de superviviencia por si ocurriera algún suceso como el vivido en España con el apagón.

En este se debe incluir agua -un mínimo de cinco litros por persona-, alimentos no perecederos y fáciles de preparar. Así como linternas, velas y fósforos resistentes al agua. Una radio a pilas y batería de repuesto para el móvil. Un hornillo o cocina portátil y gas envasado.

Un botiquín de primeros auxilios, dinero en efectivo, documentos de identidad, medicamentos, navaja suiza, manta de emergencia, ropa extra y herramientas.