Castilla y León

Castilla y León

Sociedad

Paco Villasante, el zamorano que trabaja con Movistar y los mejores directores del cine español

29 marzo, 2021 17:00

Paco Villasante, como tantos otros antes que él, dejó su Zamora natal con 18 años para perseguir su sueño. En este caso, trabajar en el mundo del cine. Su ingenio, talento y trabajo duro le llevaron a ir escalando puestos, para hacerse su hueco y que los mejores directores del país confíen en él dirigir sus producciones. Directores como Enrique Urbizu, Daniel Monzón o Agustín Díaz Yanes han contado con él para algunas de sus más importantes producciones, que han sido reconocidas con el premio Goya. Y desde hace años, los gigantes audiovisuales Movistar lo tienen más que presente en su agenda.

En una época complicada para el mundo de la cultura y un poco para todos en general, el zamorano 'sueña' con la creación de una film commission en Zamora, que pueda ayudar a ciudad y provincia.

Pregunta.- Empecemos por el principio, ¿Cómo empezó tu andadura en el mundo audiovisual?

Respuestas.- Después de terminar mis estudios de Ciclo Superior de Realización y Producción de cine y televisión, cursados en la Escuela de Radio Televisión Española (IORTVE) en Madrid. Con unos compañeros de estudios y otras personas que conocí en un curso de guion cinematográfico en la Escuela de Conde Duque, conseguimos financiación para realizar un documental de guerra en Irak. Allí gracias a varios corresponsales de guerra que conocimos de distintas cadenas de televisión, tuvimos la fortuna de que Canal + se interesó por nuestro proyecto. Una de las cosas que más le gustó fue que nosotros mismos habíamos conseguido la financiación. Royal Jordania nos regaló el viaje, Canon y Sony nos distribuyeron el negativo y nos cedieron una cámara... A partir de ahí comencé mi andadura profesional.

Gracias a Manuel Sanabria hice mi primer rodaje cinematográfico como meritorio de Dirección en la película ‘Sinfín’. Al terminar, el jefe de producción me felicitó por mi trabajo, y me recomendó para el rodaje de ‘Torrente 3’, y hasta ahora que llevo realizados tres proyectos como jefe de Producción.

P.- Para los más inexpertos en el mundo del cine, ¿qué hace un jefe de Producción?

R.- En rasgos generales, el jefe de Producción se dedica fundamentalmente a coordinar y conseguir todos los medios artísticos y técnicos que el director y los actores necesitan en el momento de empezar a rodar.

Empezamos a leer el guion con el director, director de Producción y director de Arte para tener claros los espacios que se buscan para la realización de ese proyecto. Después de esa primera lectura el jefe de producción con un localizador, si el presupuesto se lo permite,  busca toda la fotografía de los espacios que está escrita en el guion.

Una vez el director da el OK a todas las localizaciones y están cerradas empezamos a buscar todos los permisos de rodaje (tanto públicos como privados), como necesidades artísticas y técnicas para así montar la infraestructura de la película.

Con todos los jefes de departamentos (fotografía, vestuario, maquillaje, sonido) hacemos una lectura de guion y empezamos a coordinar sus necesidades artísticas y técnicas, siempre dependiendo del presupuesto que tengamos.  Todo esto se ve cuando el ayudante de dirección dice motor y acción, para que así el actor pueda interpretar lo que el director quiera y el espectador pueda disfrutarlo en la pantalla grande.


P.- Es por tanto ese trabajo que ‘no se ve’.

R.- Para mí el trabajo que más se aprecia en la pantalla de cine por el espectador es el del actor, la fotografía de la película, el arte en cada espacio, el vestuario y maquillaje de cada personaje, los efectos especiales y visuales. Los demás departamentos, al estar detrás de cámara, no se aprecian tanto. Pero todas las personas que trabajamos en estos proyectos sabemos que los técnicos que están detrás de la cámara, desde el meritorio hasta el jefe de cada departamento, son fundamentales. Cuanto mejor sea el técnico que trabaje en ese departamento, mayor calidad tendrá el espectador que disfruta viendo la película en el cine.


P.- ¿Si una película o serie tiene un mal trabajo de producción tiene todas las papeletas para ser un desastre?

R.- No, la única diferencia es que los técnicos sufren más. El actor y el director pueden  tener sus necesidades cubiertas. El problema está para el técnico de esa película, cómo vive laboralmente esos meses del proyecto.

El espectador no aprecia una mala gestión de producción, si el actor y director son buenos.


P.- Como experto en la búsqueda de espacios y localizaciones, ¿le ves posibilidades a Zamora (ciudad y provincia) como escenario de grandes producciones cinematográficas?

R.- Zamora podría ser perfectamente un plató natural. Tiene todas las condiciones necesarias para poder realizarse proyectos cinematográficos o series.

Es muy importante que la ciudad y provincia vayan cogidas de la mano, de nada me sirve poder rodar la capital si después no puedo rodar en una carretera de la provincia, pueblo, embalse, sierra... Es muy importante compaginar tanto el Románico de la capital, como lo bello de los espacios naturales de la provincia.

Aquí en nuestra provincia se puede rodar todo tipo de cine:  aventura, western, bélico, Época, urbanita, rural… Es un lugar fácil y asequible en kilometrajes de un sitio a otro, porque uno de los lugares más lejanos puede ser Sanabria, al desplazarse hasta allí si no pudiésemos montar toda la infraestructura en sus alrededores podría quitar una hora de jornada de horario laboral. Nosotros estamos muy acostumbrados a salir de Madrid para trabajar un espacio de sus alrededores y volver a Madrid diez horas después de nuestra jornada laboral. En el proyecto que ahora se estrena, Libertad’ estuvimos cuatro meses seguidos con transporte profesional que nos desplazaba desde Madrid a los espacios naturales donde rodábamos. También había técnicos que preferían salir con sus vehículos y se les abonaba la gasolina.

Lo único es que, para competir con ciudades como Barcelona, Sevilla, A Coruña, Canarias, Guadalajara, Salamanca o Segovia, se necesita tiempo más o menos cinco o seis años para darse a conocer.

Es muy importante dar facilidades públicas de espacios naturales para que las productoras y plataformas vengan a rodar aquí, todo lo privado que está alrededor de esos espacios públicos donde se rodaría saldrían beneficiados. Y con el tiempo, la ciudad poco a poco podría beneficiarse ya no solo de lo económico sino de la repercusión mundial de nuestros espacios. Siempre entendiendo la calidad del proyecto que se ruede.


P.- ¿Qué le hace falta a Zamora para llamar la atención de productoras como estas?

R.- Cuando realice la serie de ‘Gigantes’ intente rodar en Zamora, me puse en contacto con el Ayuntamiento y ellos me facilitaron información de los lugares que buscaba fuera de la ciudad. Mi familia vive aquí y para mí era estar en casa, como cuando trabaje en ‘Celda 211’ cinco meses.  Fue una pena no poder realizarlo, porque tuve que hacerlo en Salamanca. También traté de traer otras dos series. Pero falló que no hay una film commission. Personalmente no tenía tiempo para dedicarme a buscar esos espacios. La persona que la gestionase sería importante que fuera una persona conectada con el mundo audiovisual, porque estar familiarizado y actualizado con los futuros proyectos es importante y si sabes los proyectos que van a arrancar en un futuro da facilidades.

Luego es muy importante tener tiempo y paciencia. Traer a directores, productores, directores de arte y fotografía a conocer nuestra ciudad y provincia, hacer cortometrajes que nos den visibilidad en festivales, crear nuestros propios festivales... Tenemos que entender que si una productora está dispuesta a venir hay que estar a favor de las necesidades de su guion y su presupuesto, y dar unas facilidades para que vengan. Después funcionará mucho el boca a boca entre productores y directores, ellos son amigos porque trabajan en la misma empresa se llame como se llame la productora, este es un mismo gremio.

P.- ¿Cuándo te refieres a facilidades hablamos de económicas o de qué tipo?

R.- No exactamente económicas, sino más bien el facilitar que se pueda rodar en las calles con menos precios de los que hay, que se puedan utilizar infraestructuras para montajes de forma gratuita, el uso de espacios tanto artísticos como logísticos…  Todo que los negocios privados que estén cerca de los espacios públicos donde se ruede recibirán cuantías económicas, pero lo público, al principio debe de ser prácticamente gratis, y ya después con el tiempo poder exigir otras cuantías. Pero cuando las productoras ya tengan una percepción de que la ciudad y la provincia están apoyando y es fácil poder realizar proyectos en ella.

Es importante entender que cuando algunas producciones vienen con cuatro o cinco millones de euros, lo dejen en los negocios privados de la zona.  La producción invierte en el pago de rodar en pisos, en bares o restaurantes, o cualquier lugar privado que pida el guion. Pero rodar en un parque público debería ser prácticamente gratis. Además, rodar en un sitio público a coste cero hace que los negocios de alrededor, locales, restaurantes, casas de alquiler, cobren ese dinero que está en el presupuesto de la película.


P.- Me viene a la cabeza un poco Comillas como ejemplo, con producciones como ‘Primos’.

R.- Yo rodé allí ‘La Herencia Valdemar’, donde estuvimos siete meses, y también varios anuncios de publicidad. Y, efectivamente, Comillas ha regalado el espacio público los primeros años y ahora es de los sitios donde más se rueda en España.

Lo que no podemos pensar es que vienen los del cine con cuatro o cinco millones de euros y lo van regalando. El productor tiene un presupuesto que está dispuesto a gastar y lo hace, porque para los cineastas lo importante es que la pantalla sea lo más espectacular posible, que es el valor de producción. También hay que entender que, lo que no se puede hacer es, si un piso vale 400 euros al mes en Zamora, venga una productora de cine y le quieras cobrar a 800 euros. Nosotros sabemos bien los precios de la zona a donde vamos. Yo he vivido eso personalmente.

Cuando estuvimos trabajando en ‘Celda 211’ se dejaron cerca de dos millones de euros en la ciudad de Zamora, entre figuración, alquileres, restauración, logística, ferreterías, empresas auxiliares… Y era el presupuesto que había y se gastó prácticamente todo, porque lo que los cineastas quieren, al final, es que los espectadores vayan al cine, no ahorrarse medio millón de euros. Ellos no escatiman.


P.- Volviendo un poco al tema de la film commission; ¿a qué se dedica?


R.- Es la encargada de mediar entre la productora y los organismos estatales para la realización de un proyecto audiovisual y propicia y promociona la zona donde se realiza Lo primero que se debería de hacer es una gran página web, para que se puedan conocer los espacios donde se puede grabar en Zamora. Y después, cuando vienen las productoras, se encargan de gestionarles y facilitarles todas las necesidades que buscan para la realización del proyecto. Normalmente se les acompaña y gestiona que vean todos los lugares y espacios que necesitan por guion, le gestiona toda la parte logística de permisos de rodaje, cortes de calle, bomberos, policías, ambulancias… Es la encargada de que la productora tenga todo lo que necesita y así, poder realizar el proyecto con sus necesidades, también les da la facilidad logística y de contrataciones laborales. Recibe el nombre de ventanilla única.


P.- ¿Cómo se llega a formar parte del gigante que es Netflix?

R.- Llegas por el boca a boca de tu vida laboral anterior. Generalmente, las empresas ven tu IMDb, que es donde se puede consultar el currículum de todos los técnicos, y así saben con qué productoras y en qué películas has trabajado. Yo he tenido la suerte de trabajar en proyectos muy grandes como ‘Alatriste’, ‘Los fantasmas de Goya’, ‘Guerrilla’, ‘No habrá paz para los malvados’, ‘8 apellidos vascos’, ‘8 apellidos catalanes’ o ‘Plan de fuga’. He rodado con grandes directores como Enrique Urbizu, Imanol Uribe, Steven Soderbergh, Daniel Monzón…  Las plataformas cuando ven que estás en proyectos has realizado y la evolución ha sido desde meritorio a jefe de Producción, pueden confiar en ti. También hace mucho el boca a boca. Los productores siempre hablan con los otros productores, y saben bien a quién dejarles las cuantías que se mueven en sus producciones como la penúltima en la que he trabajado, que superaban varios millones de euros. 


P.- Tienes una trayectoria brutal, de hecho, tres películas en las que has participado fueron ganadoras de un Goya a la ‘Mejor Producción’: como auxiliar de Producción en ‘Alatriste’, segundo ayudante de Dirección en ‘Celda 221’ y como ayudante de Producción en ‘No habrá paz para los malvados’. ¿Qué se siente cuando recibes el máximo honor que otorga el cine español a tu trabajo en concreto?

R.- Bueno, yo soy un eslabón de esa cadena. Te das cuenta del tiempo que has perdido de no ver a tu familia y amigos. De todos los fines de semana trabajando, de todas las fiestas de cumpleaños, bodas, despedidas, que te has perdido. Pero la recompensa es que tu teléfono sigue sonando por el momento.

En los premios la recompensa que tienen es que las horas infinitas de tu trabajo son reconocidas. Mucha gente piensa que en el mundo del cine y teatro todos somos juerguistas, pero, cuando llegamos a muchos sitios a realizar nuestros rodajes se quedan maravillados de nuestro nivel de entrega. Una de las cosas que más me gusta es cuando finalizó mi jornada laboral en ciudades o pueblecitos pequeños y las personas con las que he hablado anteriormente de la zona para preparar el proyecto antes del rodaje, ven que somos hormiguitas muy bien encajadas las unas con las otras y se sorprenden siempre para bien de nuestra perfecta organización.  Los técnicos vamos a tope, porque en ocho o diez horas hay que terminar el plan de rodaje que se ha planteado y cada minuto que se pasa después de la jornada laboral es un auténtico dineral tirado y se pierde valor de producción para los días restantes del plan de rodaje.


P.- No es de extrañar entonces que el director Enrique Urbizu haya confiado en ti para su último proyecto: ‘Libertad’. Una apuesta arriesgada, que se estrena a la vez como miniserie en Movistar+ y en los cines como largometraje.

R.- Es un cine de aventuras con western rodado todo en espacios naturales y en invierno. Era una serie que se rodó con amor, como si fuese para la pantalla grande. Y Movistar ha decidido también sacarlo en este formato. Creo que es algo novedoso y muy bueno, porque si va bien, regresarán los grandes proyectos a la pantalla en esta maldita pandemia, porque ahora está muy parado. Los proyectos se están centrando ahora son un 85% en los platós artificiales, donde está todo muy acotado y controlado.

Para los grandes exteriores se está esperando por las grandes cantidades de dinero que se juega, 

esperemos que después de la vacunación todo vuelva a ser parecido a lo de antes. Algo que ayuda a ciudades que no tienen film commision y, pueden intentar tenerla, a posicionarse mejor para mostrar sus espacios naturales.


P.- Además tiene una doble vertiente. Volviendo al caso de Comillas, esta ciudad ha hecho de ser un plató de cine un atractivo turístico, como pasara con los escenarios de ‘8 apellidos vascos’ también.

R.- En la casa que se hizo en ‘La herencia Valdemar’ en Comillas, ya se va a visitar. Pero, ya no es el turismo que vaya a ver los espacios donde se rodaron distintas películas, sino que, cuando vienen a rodar, los equipos artísticos y técnicos, de entre 70 a 90 personas, estas van a vivir unos meses en el lugar, todas sus familias vienen a verlos, y esto, por lo general produce un movimiento de personas que hacen funcionar el boca a boca, y hacen que vuelvan después a esos mismos lugares y, a la vez, se los recomienden a sus amigos y familiares. Yo vuelvo mucho a Comillas y dejé buenos amigos allí.


P.- El objetivo último del cine es que la gente acuda a las butacas, e incluso antes del Covid, estaba complicado ese asunto. ¿Está presente ese pensamiento de que el futuro del audiovisual en llegar directamente al salón del espectador?

R.- Por el momento no. Por suerte, la gente sigue viendo las películas en el cine. Lo único que está pasando es que cada día las personas tienen más facilidad de tener proyectores en sus casas,  las plataformas son más fáciles de contratar y eso hace que cada vez sea todo más fácil para disfrutar del cine en casa.

Ahora con la pandemia, el acudir al cine da un poco más de miedo, es verdad, pero estoy convencido de que, cuando todo termine, todo el mundo va a volver al cine con muchas ganas. El cine es una fiesta para nuestros sentidos.


P.- Pero sí que es verdad que hay empresas audiovisuales como Netflix o Movistar que cada vez estrenan más largometrajes directamente para sus plataformas.

R.-. Son largometrajes más para catálogo, de cada diez proyectos uno tiene muchos recursos y otros nueve muy limitados. Si es verdad que Movistar está haciendo grandes apuestas en series, pero yo puedo decirte que son proyectos cinematográficos encubiertos. Ahora la gente quiere consumir más y más series, no me digas por qué. Pero los grandes directores quieren hacer cine como arte y siempre ruedan pensando en las pantallas grandes.


P.- Una crisis que afecta especialmente a provincias como la de Zamora, donde la ‘fuga de talento’ como el tuyo parece inevitable ¿Cómo es tener que irte de tu tierra para poder dedicarte a tu profesión?

R.- Al principio cuando tienes 18 años y te vas a estudiar fuera no eres consciente, porque vuelves cada fin de semana. Pero cuando vas creciendo, te das cuenta de que te pierdes muchas cosas al estar lejos de tu familia y tus amigos.  Cuando uno busca la profesión que le gusta tiene que ir a donde está. Tampoco puedes pensar que Zamora va a ser Madrid haciendo cine o un laboratorio de farmacéuticas como Bayer. La gente se va entre comillas, porque todo el mundo que es de Zamora se acuerda de su ciudad.

Yo volví por mi familia y monté un bar de fútbol. La verdad fue emocionante toda esa vivencia de año y medio. Pero un día vino Rubén Liñán, director de producción y un enorme en la industria, a ofrecerme un proyecto como jefe de producción y no lo dude. Era lo que siempre había soñado. Ahora, que ya he realizado tres me lo pensaría más porque mi familia está aquí. Ya se lo bueno y malo de cada cosa.


P.- Pero la gente no se puede quedar.

R.- Creo que mucha gente que trabaja fuera deja aquí su dinero. Yo mismo. Mi familia está aquí y yo invierto aquí. No es que te vas y no vuelves, vas a trabajar, pero las raíces están aquí, e intentas volver todo lo que puedes.


P.- Después de tantos años de estar en tantos sitios, ¿se plantea uno abandonar el mundo del cine por volver a Zamora?

R.- Como te comenté antes, hace tiempo volví y monté un bar. Y repito la experiencia me encantó, fue maravillosa para mí, no puedo más que dar las gracias a los entrenadores y papás de los niños y niñas futboleros de Zamora.

Volvería a Zamora encantado y el cine nunca lo dejaría. Si se monta una film commission y tengo opciones de participar en ella estaría todo el día hablando con mis amigos del mundo del cine, porque son jefes de producción, jefes de dirección, primeros ayudantes, montadores, localizadores... Tendré ese contacto siempre porque son mis amigos, la diferencia es que, cuando nos reunamos a comer, a ver un estreno o un festival, les diré que quiero que sus películas vengan a Zamora. Tengo grandes amigos en el mundo del cine y aunque yo me vaya por otros derroteros, van a estar ahí siempre hemos vivido muchas experiencias juntos y hemos tomados muchas cervezas virtuales en estos tiempos que estamos viviendo.


P.- Pero sí me comentabas que te has perdido muchas cosas por estar fuera.

R.- Me he perdido bastantes momentos de mis hijas, de mi mujer, de mis amigos, familiares… Pero también recibes otras muchas experiencias laborales que te realizan como persona.  Esta profesión no va de si gano más o menos dinero, sino de ver cómo uno puede crecer como cineasta y persona con los demás, eso es lo que más te llena: el reto y el orgullo de la confianza que te otorgan los directores y productores con los que voy trabajando, de disfrutar de las personas que vas conociendo por el camino, de las buenas amistades que vas formando por los distintos sitios que vas conociendo gracias a tu trabajo. De todo lo que uno aprende día a día de su vida.

El momento duro es cuando termina tu jornada laboral. Cuando eres joven y no tienes familia, sales con tus compañeros de cena. Pero ahora, después de tu ducha en la habitación de un hotel o en la casa que has alquilado por unos meses, te das cuenta de que todo lo que haces para estar cerca de tu familia durante los días de diario son videoconferencias o llamadas telefónicas. Los años pasan y el tiempo no vuelve.