Esther González, presidenta de la Audiencia Provincial de Zamora, en su despacho

Esther González, presidenta de la Audiencia Provincial de Zamora, en su despacho

Zamora

Esther González, presidenta de la Audiencia de Zamora: "Las mujeres no estamos en los altos tribunales porque valoramos más otras cosas en la vida"

La primera mujer en presidir este órgano y primera jueza de la provincia fue defensora de la ley 'solo sí es sí' y concluye que "el ruido mediático no reflejó la realidad judicial" porque su aplicación "ha sido adecuada y técnica".

Más información: Esther González, primera mujer al frente de la Audiencia Provincial de Zamora: "Nuestras resoluciones deben ser criticadas"

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Esther González es la primera mujer en presidir la Audiencia Provincial de Zamora, un broche de oro tras 39 años de carrera judicial. Su trayectoria siempre ha estado marcada por romper barreras de género, habiendo sido también la primera jueza en la provincia al llegar al Juzgado de Toro.

Siempre dispuesta a tratar cualquier tema, se posicionó a favor de la ley del 'solo sí es sí' y en su discurso de toma de posesión no dudó en defender la necesidad de "criticar" las resoluciones judiciales, en reclamar una mejor dotación para los juzgados y en asegurar que la Justicia debe ser garante de la protección de los más vulnerables.

Atiende a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León en un hueco de su atareada agenda, puesto que ahora combina su nuevo cargo orgánico con su labor como magistrada en la Audiencia Provincial. Una doble tarea que ha podido asumir, tras desempeñar durante años su labor como cuidadora. Un rol que, asegura, que siempre ha sido un hándicap para las mujeres para alcanzar los puestos de responsabilidad en el Poder Judicial.

Esther González, en la mesa de su despacho en los Juzgados de Zamora

Esther González, en la mesa de su despacho en los Juzgados de Zamora

Pregunta.- La primera pregunta es casi obligada. ¿Qué supone para usted haberse convertido en la primera presidenta de la Audiencia Provincial de Zamora?

Respuesta.- Para mí es una ilusión. Es un broche a mi carrera profesional después de 39 años. Y me parece también que hay que darle ese punto de importancia de lo que es acceder a los cargos importantes por parte de las mujeres y romper los techos de cristal.

P.- No es la primera vez que rompe un techo de género en la provincia, porque cuando llegó al juzgado de Toro también era la primera mujer.

R.- Sí, también fui la primera jueza de toda la provincia.

P.- ¿Cómo ha cambiado el panorama judicial desde entonces?

R.- No tiene nada que ver. Es diferente, ahora en la provincia de Zamora, el 90% son mujeres.

"Ahora en los Juzgados de Zamora solo hay dos hombres de diez magistrados. Y en la provincia son todas mujeres"

P.- Algo que hace 39 años se entendía que era impensable, ¿no?

R- Imposible. Ahora en los Juzgados de Zamora solo hay dos hombres de diez magistrados. Y en la provincia son todas mujeres.

P.- ¿Y eso es algo que se nota a la hora de emitir sentencias? ¿Hay, quizá, un toque de género?

R.- Hay un mito también en eso. Yo creo que nuestra formación hace que ese tipo de cosas se noten o no, dependiendo mucho de la forma de pensar de cada persona. No porque seas mujer o hombre solo, sino por otras circunstancias. Además, toda la formación en materia de género realizada por el Consejero de la Defensa Oficial tiene también su peso e importancia.

P.- Como me decía, la Audiencia la componen fundamentalmente mujeres. No ocurre así en los altos tribunales del resto de España. ¿Por qué?

R.- Hay muchas razones de todo tipo. No solamente que en el momento de los nombramientos se tenga más en cuenta una cosa que otra. También hay razones que hacen que nosotras mismas no nos presentemos a los cargos. Porque muchas veces valoramos mucho más otras cosas en nuestra vida. Por ejemplo, el cuidado de nuestros hijos, el cuidado de nuestros mayores. Y, a veces, eso impide el tener la disponibilidad necesaria para poder acceder a cargos que implican no solamente una mayor responsabilidad, sino también una mayor dedicación de tiempo.

Yo, por ejemplo, hasta ahora he cuidado de mi madre y de mis hijos. Ahora ya no tengo a mi madre y mis hijos son mayores. Ahora tengo disponibilidad total para poder dedicar más tiempo a estas otras funciones y que llevan mucho tiempo. Porque yo, además de esas funciones que implica el cargo de la presidencia, hago mi trabajo como magistrada. Por tanto, compatibilizo las dos cosas y hay que tener disponibilidad para hacerlo. Muchas mujeres tienen hijos pequeños. De las compañeras que están en los juzgados, sobre todo en las de pueblos, hay muchas que son primer destino. Y si te has dedicado a cuatro años a la carrera de derecho, más cuatro o cinco de la oposición, muy probablemente cuando empiezas a tener hijos es cuando ya estás en esto. Y entonces eso no te permite el hacer este tipo de cosas.

"Si lo que hacemos es distribuir las tareas de forma igualitaria, muy probablemente también podremos distribuir estos puestos de poder de forma igualitaria"

R.- Bueno, los hombres tienen hijos, ¿no?

P.- Sí, pero el cuidado de los hijos hasta ahora era distinto. Afortunadamente, de ahora en adelante eso está cambiando muchísimo también. Porque ahora los hombres tienen una capacidad de cuidado, que no lo tenían antes. Entonces ahora todo esto va dando lugar a la igualdad. Ya que igual se equilibren un poco esos puestos de poder. Si lo que hacemos es distribuir las tareas de forma igualitaria, muy probablemente también podremos distribuir estos puestos de poder de forma igualitaria.

P.- Tuvo un discurso muy autocrítico con la profesión en su toma de posesión. Dijo que sus resoluciones deben ser examinadas y criticadas. ¿Es fundamental que los poderes del Estado estén sometidos al control de la propia sociedad?

R.- Sí, cuando ese control de la sociedad es serio. Es decir, no solo el control de la sociedad en general, sino el control, por ejemplo, de los catedráticos de derecho. Todo el estudio y toda la crítica implica la posibilidad de mejorar, la posibilidad de otras perspectivas que son riquezas. Siempre son riquezas.

Yo siempre cuento que a mi hija le decían: "Cariño, ¿tú quieres trabajar de jueza como tu madre?" Y ella decía: "No, yo quiero ser secretaria como Isabel, porque Isabel puede llevar a su hija al parque por las tardes"

P.- Que la crítica no sea "si trabajaran nueve horas diarias, no estarían atascados los juzgados".

R.- Ese tipo de comentarios no sirven. Lo primero porque el tiempo de trabajo en España ya no es de nueve horas diarias para todos los trabajadores. Y segundo, alguien que dice eso no sabe y no conoce cómo trabajan los jueces. Porque todo el mundo que tiene a un magistrado cerca de él sabe que se trabajan las horas que se están en el juzgado y las horas que se están en casa. Yo siempre cuento que a mi hija le decían: "Cariño, ¿tú quieres trabajar de jueza como tu madre?" Y ella decía: "No, yo quiero ser secretaria como Isabel, porque Isabel puede llevar a su hija al parque por las tardes".

Pero las críticas serias, yo creo que sí son necesarias. Lo cual no quiere decir que eso te influya hasta el punto que tengas que cambiar una decisión que adoptes. Porque entonces eso iría en contra de la independencia judicial. Siempre sean críticas constructivas, objetivas y siempre para mejorar.

Sobre el lawfare: "Todos los compañeros que tienen instrucciones e investigaciones de este tipo, hacen su trabajo de la mejor manera posible, con los medios que tienen y de una forma adecuada"

P.- Con los casos recientes como la imputación de la esposa del presidente del Gobierno, el ya cerrado caso Neurona u otros casos de guerra jurídica o lawfare que nos bombardean día a día, ¿cree que la imagen del Poder Judicial se está empañando?

R.- Bueno, cuando uno se empeña en empañar, pues se empaña. Yo creo que todos los compañeros que tienen instrucciones e investigaciones de este tipo, hacen su trabajo de la mejor manera posible, con los medios que tienen y de una forma adecuada. Y, además, para eso está el derecho, para poder proteger las resoluciones, para que haya organismos que están por encima y que puedan dilucidar si las resoluciones se consideran ajustadas a su derecho o no. Y ya está. Y a cada uno luego le puede parecer mejor o peor.

P.- ¿Y dónde se pone o dónde se debería poner esa línea entre lo que es juzgable y lo que es la utilización de los juzgados como arma política o ideológica?

R.- Bueno, a ver, para eso estamos nosotros aquí. Para sobreseer lo que hay que sobreseer y continuar investigando lo que consideramos que debe ser objeto de investigación. Inicialmente cuando alguien presenta una querella, si es algo que es absurdo, que sea irracional, que sea no razonable. Normalmente se admite a trámite y se inicia el procedimiento y en cuanto se realizan las investigaciones, se decide si se continúa o no se continúa. Y ya está. Y, luego, para eso están los jueces.

"La ley del 'solo sí es sí' supuso un cambio de paradigma fundamental en el endurecimiento de los delitos contra la libertad sexual"

P.- ¿Y cómo ve la posible supresión del delito contra los sentimientos religiosos? ¿Cree que al final causará la misma dinámica de revisión que ocurrió por ejemplo con la ley del 'solo sí es sí'?

R.-No tiene nada que ver. Esa ley supuso un cambio de paradigma fundamental en el endurecimiento de los delitos contra la libertad sexual. Y colocó el punto de inflexión en el consentimiento: en definir claramente dónde tenías que estar y dónde no. Todo el ruido que se hizo no tuvo que ver con el contenido de la ley, sino con que no se reguló adecuadamente el régimen transitorio. Y hay que recordar que las leyes penales se aplican retroactivamente siempre que sean favorables al reo. Ese fue el problema.

Luego, hubo una cuestión puramente técnica: algunas conductas tenían que estar más gravemente castigadas, y eso fue lo que se incorporó en la reforma. Porque una vez que se produjo el cambio de la ley, ya no se podían modificar las sentencias que habían sido revisadas conforme a esa norma. Por eso, lo que se hizo fue introducir un elemento agravatorio en los casos en los que hubiera violencia o mutilación.

"Los sentimientos religiosos deben tratarse de otra forma, no por la vía penal"

P.- ¿Y en cuanto a la supresión del delito conta los sentimientos religiosos?

R.- Yo creo que la sociedad evoluciona en su forma de pensar. Y creo que las estadísticas y encuestas muestran que hay una mayoría favorable a esa supresión. Ese tipo de cuestiones deben tratarse de otra forma, no por la vía penal. Y más aún en un Estado como el nuestro, que es aconfesional. Eso me parece muy importante.

P.- ¿Puede un humorista o un artista ser llevado a juicio por un chiste o por una imagen satírica?

R.- Yo nunca lo he visto así. Pero bueno, los casos se han dado. Ha habido sentencias condenatorias, algunas de ellas recurridas y confirmadas incluso por el Tribunal Supremo. De todas formas, la línea que separa el humor de lo que ya no lo es también puede ser muy difícil de interpretar. Aun así, creo que todo lo que pueda entenderse como una manifestación artística, ya sea pintura, música, humor, cine o cualquier otra forma, no debería ser castigado por la vía del derecho penal. Podrá ser desagradable, maleducado, grosero o merecer la crítica social, sí, pero no creo que deba estar penado jurídicamente.

P.- ¿Cómo ha sido la aplicación de la ley del 'solo sí es sí' tras el revuelo inicial?

R.- Correcta. Fue un cambio de paradigma completo. Hubo que revisar algunas condenas, pero la aplicación ha sido adecuada y técnica. El ruido mediático no reflejó la realidad judicial.

P.- ¿Es posible que un juez sea totalmente imparcial o es imposible aislarse socialmente?

R.- Todos somos imparciales. Eso no significa que no tengamos una forma de pensar, pero aplicamos la ley con las pruebas concreta de los casos. La imparcialidad está en valorar objetivamente esas pruebas y aplicar la norma.

P.- Entonces, ¿hay espacio para la empatía al emitir sentencias?

R.- Claro que sí, especialmente en el ámbito penal, donde existen mecanismos como el derecho restaurativo, la conformidad, y circunstancias atenuantes que permiten adaptar la pena.

"Soy firme defensora del turno de oficio. Creo que, por regla general, los profesionales que trabajan en él son muy buenos, muy vocacionales"

P.- También fue llamativo en su discurso que las leyes y los juzgados deben ser "garantía de los más débiles frente a los más poderosos". Poderosa afirmación, ¿pero puede ser real en un mundo donde hemos visto que políticos y empresarios malversaban sin pisar la cárcel, bien porque contaban con un gran equipo legal o porque el proceso se ha dilatado tanto que hasta han llegado a fallecer?

R.- Las garantías generales de los ciudadanos vienen dadas a través de los derechos fundamentales, que son de todas las personas, sin excepción. Es cierto que el Estado tiene la obligación de asegurar que quienes no tienen capacidad económica suficiente para afrontar, sobre todo, procedimientos penales, puedan disponer del mismo nivel de garantías procesales que cualquier otra persona. El Estado lo hace a través de distintos mecanismos que pueden ser más o menos discutibles o mejorables, pero que existen. Uno de ellos es el turno de oficio, que tiene una trayectoria muy consolidada.

Yo soy firme defensora del turno de oficio. Creo que, por regla general, los profesionales que trabajan en él son muy buenos, muy vocacionales. Y, además, hay que decir que el turno es voluntario: nadie está obligado a estar en él. Está quien quiere estar. Ahora bien, creo que el turno de oficio debería estar mucho más dignificado. Porque la dignificación también es una garantía de calidad. Si uno hace un trabajo, debe estar dignamente retribuido, y más aún si es un trabajo voluntario. Por eso pienso que hay que darle una vuelta al sistema: mejorar la retribución, establecer más garantías, introducir mejoras prácticas. El sistema, en teoría, está bien planteado, pero hay que ajustar cosas para que esa teoría funcione igual de bien en la práctica.

"Hay muchísimos casos en los que se han dictado condenas muy relevantes a políticos, empresarios y otras figuras públicas. Lo que ocurre es que solemos poner el foco en los casos negativos"

P.- ¿Qué le decimos a la sociedad cuando ve cómo algunos políticos o empresarios, que han robado a manos llenas, se van "de rositas"?

R.- Bueno, eso se dice mucho, pero no es del todo cierto. Hay muchísimos casos en los que se han dictado condenas muy relevantes a políticos, empresarios y otras figuras públicas. Lo que ocurre es que solemos poner el foco en los casos negativos y no tanto en los positivos, en los que el sistema ha funcionado correctamente. Pero sí, hay muchos políticos y muchas personas condenadas. Los tribunales han hecho un trabajo muy serio, juzgando a esas personas exactamente igual que a cualquier otra.

P.- En esa misma línea, hay colectivos vulnerables, como las personas afectadas por desahucios. ¿Qué puede decirse desde la justicia sobre esos casos?

R.- Es verdad que desde la pandemia se han ido prorrogando medidas que permiten un tratamiento más cuidadoso y específico para las personas en situación de vulnerabilidad, y desde aquí se han emitido bastantes sentencias en esa línea. En mi juzgado, al menos, intentamos tener siempre un trato muy respetuoso, ajustado a la norma, porque la ley ya prevé esos supuestos.

Ahora bien, con respecto al tema de la ocupación, también se ha generado mucha demagogia. Se ha creado un discurso muy alarmista que no responde a la realidad. El número de casos de ocupación que realmente llegan a los juzgados es mínimo. Muy pocos. Y muchos de esos mensajes que circulan solo benefician a determinadas empresas, como las de alarmas o seguridad privada.

"Ese bulo de que si te ocupan la casa ya no la recuperas nunca no es cierto. Cuando el procedimiento va por la vía legal y no hay vulnerabilidad, el proceso es ágil"

P.- ¿Cómo se combate ese ruido mediático desde los juzgados? Porque da la sensación de que hay una percepción pública distorsionada.

R.- Sí, desde luego hay una diferencia entre lo que se dice y lo que realmente sucede. En los juzgados vemos que muchas de esas denuncias no son reales o, al menos, no se sostienen. Y cuando sí hay una ocupación injustificada, la ley se aplica. El Código Penal establece sanciones y, además, los procedimientos actuales permiten actuar con rapidez. Ahora se puede desalojar a través de un proceso penal o por la vía civil, con una demanda de desahucio por impago, por ejemplo. Ya no es como antes, que había que esperar a una ejecución larguísima. Hoy se puede fijar y ejecutar el lanzamiento de manera mucho más rápida. Por eso, ese bulo de que si te ocupan la casa ya no la recuperas nunca no es cierto. Yo aquí no lo he visto. Cuando el procedimiento va por la vía legal y no hay vulnerabilidad, el proceso es ágil.

P.- ¿Y si hay menores o personas en situación vulnerable?

R.- En esos casos, claro, se debe analizar con más detenimiento. Cuando hay niños o se cumplen criterios de vulnerabilidad, se estudia el caso de forma individualizada. Y ahí entran en juego otras administraciones, que deben ofrecer una solución habitacional. El problema es que no hay suficientes viviendas sociales. Y esa falta de soluciones habitacionales es uno de los grandes retos que tenemos ahora mismo.