Ángel Martín Serrano en su quiosco de la calle Santiago

Ángel Martín Serrano en su quiosco de la calle Santiago

Valladolid

Ángel (63) pone a la venta un famoso quiosco en Valladolid: "Nos ha dado para comprar dos casas, una en Cantabria"

Tras ocho años al frente del mítico negocio se da de plazo hasta diciembre de 2026 para formalizar dicha venta. Si no, la ciudad del Pisuerga se quedará sin otro negocio mítico.

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Los quioscos son negocios que, a lo largo de su historia, han dado mucha felicidad a grandes y pequeños. Siguen haciéndolo, pero cada vez más debilitados por las nuevas tendencias y gustos.

El placer de acudir al quiosco de confianza, conocer al dueño y comprar un periódico. De charlar con él y coger las gominolas más dulces. Eso no lo da un clic ni la venta online. Los quioscos forman parte de ese ecosistema del comercio de proximidad que hace ciudad.

Ángel Martín Serrano es un vallisoletano de 63 años que, desde hace ocho, lleva las riendas del quiosco que se ubica en la calle Santiago. Lo hace con la ayuda de su mujer y acumulando 16 años de experiencia en el sector.

Anteriormente estaba al mando del quiosco que se situaba en la calle Calderón de la Barca del barrio de La Rondilla. De hecho, durante dos años, estuvo al frente de ambos, pero decidió apostar por el de Santiago.

Ahora, nuestro entrevistado, ha puesto su quiosco a la venta y se da de plazo hasta diciembre de 2026 para concretarla. Todo, para marcharse a tierras cántabras con su mujer después de haber comprado una casa en Arredondo.

Cuenta su historia a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Imagen del quiosco de Ángel en la calle Santiago

Imagen del quiosco de Ángel en la calle Santiago

Ángel y el mundo de los quioscos

“Me defino como un trabajador nato. No queda otra. Pasé mi infancia en el barrio de La Victoria de Valladolid. Jugando y disfrutando de la vida, como hay que hacer cuando eres pequeño”, asegura Ángel Martín Serrano.

Nuestro protagonista, de pequeño, no tenía en mente ninguna profesión en especial a ejercer de mayor. Desempeñó varias profesiones hasta que el mundo de los quioscos llegó a su vida.

Primero estuvimos en La Rondilla, durante ocho años. Los dos últimos llevaban ese negocio mi mujer y mi hijo porque yo ya cogí las riendas del quiosco de la calle Santiago. Fue a través de una venta. El quiosco es de la familia tras haber completado su pago”, explica.

Un quiosco que lleva años y años en el lugar y en que se puede comprar, desde la prensa, hasta cargar el bonobús y deleitarse con sus mejores gominolas.

“Está ubicado en pleno centro. Es un lugar por el que pasa mucha gente. La ubicación es perfecta. Tengo clientes fijos, pero, además, cuento con todas esas personas que vienen de paso y compran. Así he ido sacando el negocio adelante estos años”, añade.

Quiosco a la venta

Nuestro entrevistado confiesa que “su familia de cuatro ha podido vivir de los ingresos generados por el quiosco”. De hecho, no hay más de donde rascar para poder sobrevivir porque es a lo que se dedica la familia.

“Podemos decir que se puede ganar 4.000 euros al mes con el quiosco. Nos ha dado para comprar dos casas, una en Cantabria. El motivo de la venta no es la falta de ingresos ni demás. Quiero irme a tierras cántabras con mi mujer, a la montaña, y poder vivir allí”, añade Ángel.

El comerciante puso el cartel de “se vende” hace unos dos meses y, de momento, como nos confiesa, “no ha recibido ninguna llamada” pero piensa colocar elementos más grandes para que la gente sepa que su negocio está a la venta.

“Me he puesto de fecha límite, para conseguir formalizar una venta, hasta diciembre del año 2026. Si no lo conseguimos, nos dará pena, pero tendremos que cerrar”, apunta el vallisoletano.

El quiosco de Ángel en la calle Santiago

El quiosco de Ángel en la calle Santiago

El sueño de disfrutar con su mujer en Cantabria

Una vez que llegue esa fecha, Ángel tendrá ya 64 años y medio y, después de 40 años cotizados, ya toca disfrutar de una buena jubilación acompañado de su mujer, lejos de tierras vallisoletanas, que es su propósito.

“Nuestra idea pasa por marcharnos a disfrutar de nuestra casa en Cantabria. Vendremos a Valladolid porque dejaremos a nuestros hijos en el piso que tenemos aquí. Nos da pena dejar el quiosco porque funciona, pero ya toca disfrutar de la vida”, apunta Ángel.

Ese es su objetivo y deseo. Vender el quiosco “cuanto antes” para poder irse a tierras cántabras a disfrutar de los paisajes, la naturaleza y las montañas.

Ojalá consiga su propósito, también, para que Valladolid no se quede sin un quiosco histórico en la ciudad.