De izquierda a derecha: Ricardo, Mari Carmen y José Antonio en la Librería Paulinas
Una librería divina con 70 años de historia en el centro de Valladolid: "No estamos por el dinero, solo para servir"
El adiós de las últimas Paulinas, que dejan la ciudad del Pisuerga, no obligará a echar el cierre a un local mítico.
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Tras 73 años de presencia en Valladolid, las Hijas de San Pablo, más conocidas como Paulinas, cerraron el pasado 14 de octubre su comunidad. Solo quedaban ya dos hermanas: Fátima e Ignacia, de 88 y 89 años de edad.
Vivían en un céntrico piso del número siete de la calle Angustias, apenas un portal más allá de la que es su emblemática Librería que, a pesar de su marcha, se mantendrá abierta en el número 5 de la misma calle.
EL ESPAÑOL de Castilla y León se desplaza hasta allí para hablar con Ricardo Barral Torres, en presencia también de José Antonio y de Mari Carmen, que continúan dando el mejor trato al cliente en el lugar.
“No, no cerramos”, asegura con contundencia a este periódico Ricardo. La Librería Las Paulinas tiene todavía mucha historia que escribir tras, nada más y nada menos, que 70 años de actividad.
Imagen del interior de la Librería Las Paulinas
El comienzo de todo
“El origen de todo está en el nacimiento de la Sociedad San Pablo. Fue fundada por el beato Santiago Alberione. Nace con el propósito de evangelizar a todo el mundo con los medios de comunicación más avanzados de la época”, asegura Ricardo Barral, de 40 años. Lleva 13 trabajando y sirviendo a los clientes de la librería.
Nuestro entrevistado asegura, contando la historia del lugar, que el propósito de Alberione era “llevar el evangelio a la gente de la época” y “todo sustentado en la formación y el trabajo” con “la fe y la adoración en la base de todo”, explica el que no se define como “dependiente ni empresario” sino como “una persona que intenta servir y hacerlo lo mejor que puede”.
La expansión internacional de la congregación “se produce en 1931”. Después de la muerte de Alberione, allá por 1971, su legado continúa hasta nuestros días. De hecho, está presente en un total de 60 países del mundo entero.
“De los muchos países en los que se produjo esta expansión internacional, uno de ellos fue España. Estamos en distintas ciudades. En Valladolid, las primeras hermanas Paulinas llegaron el 30 de septiembre de 1952”, añade nuestro entrevistado.
Fueron las hermanas Sor Fedele, Sor Angelines, Sor Mercedes y Sor María Jesús, que llegaron “sin hacer ruido” para “ser acogidas primero por las hermanas del servicio doméstico” hasta que encontraron donde instalarse.
“Se instalaron después en el barrio de La Victoria y después en pisos de la calle Angustias. Siempre han difundido el carisma del fundador, Santiago Alberione, y acabaron abriendo la Librería Paulinas allá por 1955”, añade nuestro protagonista.
70 años de historia de una librería divina
Una librería que abre, primero, en el número tres de la calle Angustias ese 7 de marzo de 1955, pero que, al poco tiempo, se instalará en el número cinco, que es donde se encuentra en la actualidad.
“No estamos por el dinero, solo para servir a la gente. Buscamos su beneficio. La librería es un templo y el librero el predicador”, añade Ricardo, compartiendo las palabras de Alberione.
Las hermanas que abrieron el local fueron Sor Rosa, Sor Angelines, Sor Antonina y Sor Fátima. La última aguantó hasta el final y el pasado 14 de octubre se marchaba tras el cierre de la comunidad.
Exterior de la Librería Las Paulinas
“Las cuatro, con sus escasos medios disponibles y con mucho tesón, poniendo toda la fe en el asador con oración y bebiendo de la eucaristía, sacaron poco a poco la librería adelante. Siempre han tenido mucha relación con los padres Dominicos de San Pablo. Allí iban a rezar antes de entrar a trabajar a la librería”, afirma Ricardo.
De hecho, en esos primeros años, las Paulinas iban por la calle, libro en mano, para ofrecérselos a los potenciales clientes. En 1956 introdujeron también las películas gracias a la Agencias San Pablo Film. Funcionaba muy bien el alquiler, por aquel entonces.
“Los inicios fueron difíciles. Las Paulinas ofrecían publicaciones religiosas, de puerta en puerta, y también iban por los pueblos. Siempre han contado con ayuda de distintos trabajadores a lo largo de este tiempo”, añade Ricardo.
Ahora, tras la marcha de Fátima e Ignacia, las Paulinas dejan huella en la ciudad del Pisuerga, pero la librería sigue y seguirá funcionando a pleno rendimiento.
Futuro asegurado pese a la marcha de las Paulinas
“No quedan Paulinas en Valladolid, pero el carisma que tenían sigue. Nosotros no somos propietarios, ni directivos. Somos servidores para llevar la misión y la palabra de Dios, como quería nuestro fundador, Santiago Alberione. La congregación sigue estando detrás de la librería”, añade nuestro protagonista.
En un local que cuenta con unos cien metros cuadrados, dos plantas, y almacén, Ricardo, José Antonio y Mari Carmen, continúan sirviendo con especial mimo a los clientes que entran a la tienda.
Ricardo, Mari Carmen y José Antonio en la Librería Las Paulinas
“En la actualidad vendemos libros, también revistas religiosas, juegos de biblia y catecismo, pósters, estampas, tarjetas religiosas y de felicitación, además de películas y música. Entre otras cosas. Todo enfocado a la religión con alguna pincelada de filosofía, historia y psicología”, añade Ricardo.
Echan de menos a las Paulinas, pero seguirán dando el callo hasta que “Dios quiera”. Apuntan que el libro físico tiene aún mucho futuro y Ricardo nos da alguna pincelada de lo que tiene que ver con el ámbito económico.
“La librería da para vivir y seguir adelante. Esto no está concebido para hacerse rico sino para servir. Vamos bien. Vendemos, sobre todo, en Navidad, en catequesis y en Semana Santa. Seguimos esperanzados en continuar trabajando muchos años más”, finaliza.