Imagen del abogado Álvaro Gimeno

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Valladolid

Álvaro Gimeno, abogado, sobre los divorcios: "La vida de las mujeres cambia muy poco y la de los hombres totalmente"

El letrado explica a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León los detalles de las diferentes vías de separación que existen en España y ofrece una serie de consejos para evitar problemas a lo largo del proceso.

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En 2024 España registró un total de 82.991 divorcios, un 8,2% más que en el año anterior, de los cuales 3.392 se firmaron en Castilla y León, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Unas cifras que reflejan que las rupturas matrimoniales, lejos de frenarse o estancarse, van en aumento.

Tal y como ha explicado el abogado de familia en Valladolid, Álvaro Gimeno, en declaraciones a este periódico, esto se debe, fundamentalmente, a que actualmente el divorcio "está mejor visto" y también a que las mujeres tienen un mayor poder adquisitivo y, por tanto, "las resulta mucho más fácil divorciarse".

"Además, desde 2005 ya no se necesita el consentimiento de la otra parte ni alegar el motivo por el que se solicita el divorcio, sino que si una persona quiere divorciarse, puede hacerlo, aunque para ello deben haber pasado más de tres meses desde el inicio del matrimonio salvo casos muy concretos", añade.

En este sentido, explica que lo primero que hay que tener en cuenta sobre el fin de un matrimonio es que existen dos tipos de rupturas diferentes. Por un lado, la separación, y por otro, el divorcio.

"En los dos casos existe una ruptura de la vida en común. Sin embargo, en la separación no se rompe el vínculo del matrimonio, de tal manera que, a efectos legales, los cónyuges siguen casados, mientras que con el divorcio sí", detalla.

Además, más allá de recordar que antiguamente separarse era obligatorio antes de divorciarse, el abogado asegura que actualmente las personas que suelen recurrir a la separación es gente muy creyente que se ha casado por la Iglesia.

Esto, teniendo en cuenta que esta "no acepta el divorcio, aunque sí permite la nulidad matrimonial, que establece que el matrimonio en cuestión nunca existió".

Del mismo modo, detalla que dentro del divorcio existen dos procedimientos. Por un lado, el de mutuo acuerdo, a través de un convenio regulador en el que las partes llegan a un consenso por sí mismas que posteriormente se homologa judicialmente.

Y por otro, la vía contenciosa, en la que es un juez quien decide sobre la custodia de los hijos menores, las pensiones y los bienes, en caso de que los haya.

"Además, cuando hay menores de por medio, el Ministerio Fiscal siempre va a revisar los términos del divorcio para garantizar los intereses de los hijos, aunque este se haya producido de mutuo acuerdo", añade Gimeno.

En cualquier caso, el letrado asegura que "casi el 75% de los divorcios se están tramitando de mutuo acuerdo".

"Es más, muchos de ellos, aunque llegan a la vía judicial, también acaban en mutuo acuerdo, porque la ley permite que en cualquier momento, aunque el divorcio ya esté judicializado, las partes puedan retomarlo".

Sea como fuere, Gimeno también señala que "para ambos casos es necesaria la figura de un abogado", así como que este puede representar a las dos partes, "siempre y cuando sea de mutuo acuerdo y los cónyuges estén conformes".

De este modo, en caso de que no se llegue a ese consenso y de que el abogado ya haya representado a los dos, este tendría que "apartarse del procedimiento porque el Código Deontológico prohíbe quedarse con uno de los cónyuges e ir contra el otro".

Mujeres VS hombres

Llegados a este punto, Gimeno afirma que, por lo general, "todo el mundo que decide divorciarse piensa que se va a separar de mutuo acuerdo", de ahí que normalmente las parejas siempre suelan agotar primero esta vía antes de llegar al juzgado.

Asimismo, revela que la mayoría de los matrimonios que deciden poner fin a su relación rondan entre los 45 y 50 años y tienen hijos de entre 5 y 10 años. "Además, son las mujeres las que suelen dar el primer paso", asegura.

En este sentido, el abogado sostiene que, en base a sus experiencia, ha comprobado que "las mujeres, una vez divorciadas, suelen estar encantadas, porque su vida cambia muy poco al ser ellas las que se suelen quedar en la casa con los hijos y una pensión".

"La mayoría de las mujeres a las que represento suelen decir la frase de 'qué bien estoy, si lo sé, lo hago antes', porque lo único que quitan de su vida es lo que las estorba, que es el marido".

"En cambio, los hombres no, porque, por lo general, a ellos les cambia la vida totalmente. Normalmente son los que tienen que abandonar su casa y los que se sienten más aislados", añade.

Preguntado por las cuestiones que suelen generar más conflicto en los divorcios, Gimeno lo tiene claro: "Aunque en la repartición de bienes se producen muchas discusiones, el mayor problema siempre está en la custodia de los hijos y la pensión de alimentos", afirma.

"El Código Civil dice que el que tenga la custodia procurará a los hijos alimento, habitación y ropa, y que la otra parte tendrá la obligación de pasar una pensión de alimentos. Los problemas surgen cuando a uno le parece mucho lo que tiene que pagar de pensión o cuando otro se niega a la custodia compartida. Son los grandes caballos de batalla", apunta.

Con ello, el abogado sostiene que "por lo general, los hombres son muy reacios a pagar la pensión y siempre les parece mucho, probablemente, porque lo habitual es que sea la madre quien se encarga de los gastos familiares y, con ello, quien sabe el gasto de sus hijos".

Mientras que las mujeres "son las que suelen negarse a la custodia compartida, sobre todo, cuando los hijos son muy pequeños".

Asimismo, el letrado destaca lo tanto que han aumentado la presencia de las mascotas en los divorcios desde la última reforma del Código Civil.

"Ahora es lo más normal y lo habitual es que estas siempre estén con los hijos, que su alimentación corra a cargo del cónyuge con el que esté en cada momento y que los gastos extraordinarios se dividan a partes iguales", explica.

"Si no hay niños, los gastos también se suelen regular así y la custodia se suele dividir entre tres y seis meses con cada cónyuge, pero en es estos casos no es tan normal que se las incluya en el divorcio. De hecho, muy pocas parejas han llegado a ir a juicio por este tema", añade.

Tiempo y precios

Es en este punto donde surgen las dos grandes dudas: cuánto tiempo voy a tardar en divorciarme y cuánto me va a costar.

En cuanto a lo primero, Gimeno señala que "lo mínimo es tardar de uno a tres meses en el mutuo acuerdo y entre un año y año y medio por la vía contenciosa".

Un periodo que, desde su punto de vista, "debería acortarse mucho más", dado que en muchos casos "las circunstancias de un matrimonio cambian mucho desde que se presenta la demanda hasta que se juzga el procedimiento".

"Precisamente por eso es por lo que existen las medidas provisionales, que solo tienen validez durante la tramitación del procedimiento. Pero el problema es que estas también se están demorando mucho y no se resuelven hasta los seis meses".

Una situación que achaca a que actualmente los juzgados de Familia están "saturados y no dan abasto".

Atendiendo al precio, el abogado explica que "depende mucho de lo que se tenga y de lo que quieran discutir los cónyuges".

Así, asegura que los divorcios de mutuo acuerdo no suelen llegar a los 1.000 euros, pero que "si los cónyuges van de la mano, tienen claro cómo quieren que se rija su vida en un futuro y solo es formalizar el convenio regulador", estos podrían pasar a costar entre 400 y 600 euros.

Por el contrario, la vía contenciosa eleva el precio, de tal manera que, en estos casos, los divorcios oscilan entre los 1.200 y los 1.500 euros.

Los consejos del abogado

Con todo ello, Álvaro Gimeno ofrece una serie de consejos a todas aquellas parejas que se van a divorciar o están en proceso de hacerlo, para evitar posibles problemas.

En primer lugar, el abogado recomienda "asesorarse bien con abogados de familia y no en Internet, con amigos ni nada por el estilo, porque no tiene nada que ver un divorcio con otro".

"Es fundamental contactar con un abogado de familia y preguntarle todo, desde las consecuencias jurídicas y emocionales hasta el precio", afirma.

Además, aconseja "pensar en los hijos", en caso de que los haya, y "separar lo emocional". "Si todos los matrimonios hiciesen esto, todo sería muchísimo más fácil", señala.

Finalmente, se dirige a todas aquellas parejas que planean pasar por el altar para recomendarlas casarse con separación de bienes.

"Es como tener un seguro y luego, en caso de divorcio, es mucho más fácil, aunque las consecuencias derivadas de los hijos no cambian absolutamente nada con respecto al régimen de gananciales", advierte.