Eliseo Gonzalo del Caño junto a la pescadería 'La Madrileña', en el Mercado del Val
Eliseo se jubila y traspasa su pescadería de 101 años en el Mercado del Val: "Combinar con la hostelería ha sido un acierto"
El nieto de 'El Madriles' busca relevo para su negocio, el más antiguo en el corazón comercial de Valladolid.
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Saluda a lo lejos, invita a seguirle y antes siquiera de dar el protocolario apretón de manos, pregunta qué queremos tomar, como si su prioridad fuera nuestra comodidad. Café se escucha. "¿No prefieres una caña a estas horas?", señala bromeando. Son las 14:15 horas. Él sí se la ha pedido y además precisa al camarero que quiere una tapa de jamón.
Tras el primer contacto, reconoce: "Yo nunca digo que no a la prensa". Y eso que está en su día de descanso. De su forma de ser se desprende cercanía, experiencia vital y naturalidad. Eliseo Gonzalo del Caño (14-5-1959, Valladolid) no necesita casi presentaciones. A buen seguro que son muchos, miles probablemente, los que le conocen.
Regenta la pescadería 'La Madrileña' en el Mercado del Val. Es el puesto más antiguo del mercado y "quizás de Valladolid". En 1924 fue su abuelo, Eugenio del Caño, quien decidió abrir el negocio tras un viaje a Madrid "donde cogió experiencia en el tema del pescado". Se quedó con el apodo de 'El Madriles' y de ahí surgió el nombre del puesto.
Desde entonces, la pescadería de Eliseo ha estado regentada por su familia ininterrumpidamente. "Tiene una trayectoria de 101 años y el año que viene pues 102", apunta orgullosamente.
Él es la tercera generación, pero ahora le toca despedirse tras 43 años trabajando en 'La Madrileña'. Empezó con 23 años. Hoy tiene 66. Aunque ha intentado prolongarlo, ya que podría haberse jubilado el año pasado, ha llegado el momento de decir adiós. "Tengo ganas ya de hacer otras cosas", reconoce.
Para ello ha sacado el negocio a traspaso. Sus hijos estudiaron carreras universitarias y se dedican a ello. En su familia no existe relevo generacional. Eliseo quiere que quien coja 'La Madrileña' sea una "persona o empresa que siga la misma directriz" que él mismo ha estado llevando durante estas cuatro décadas.
Asegura que es un negocio "puntero, rentable y con una clientela fiel". "Los fines de semana trabajamos muy bien y si no, entre semana, además de la gente que viene, también trabajamos con hostelería, catering e instituciones, tanto religiosas como de defensa", apunta.
Para Eliseo esta etapa le hace sentir "pena" porque son muchos años los que lleva "madrugando y trabajando" y le cuesta despegarse de "media vida", pero recalca que le gustaría "descansar ya y hacer otras cosas". Se considera una persona curiosa, que le gusta "sobre todo viajar, conocer sitios y cosas".
Tiene claro que quien le coja el relevo, ha de ser alguien "que conozca el gremio y tire para adelante". Insiste en que es un negocio "ya asentado" y puntualiza que "aparte de la inversión que haga, ya tiene todo montado y al día siguiente ya estás facturando, haciendo caja".
Uno de los objetivos que se ha propuesto es garantizar el futuro para los empleados con los que cuenta la pescadería. En este sentido, subraya que está "intentándolo" como sea.
De clientes a amigos
Todos los recuerdos que dejará tras de sí le producen "añoranza". Después de tantos años, siente que muchos clientes "han pasado a ser amigos". "Están dentro de tu círculo social, familiar y de convivencia", añade.
Algo similar le ocurre con el resto de compañeros de los distintos puestos del Mercado del Val. "Por una parte se alegran por mí y por otro lado les da pena", explica.
Todavía no se atreve a aventurar qué se le pasará por la cabeza el día que vuelva a 'La Madrileña' como cliente. No sabe si será "tristeza o alegría". "Como son cosas nuevas, hasta que no llegue el momento no me he puesto a pensar en ello", aclara.
Además de pescadero, Eliseo tiene que desempeñar labores propias de un empresario o un gestor. Es la vida del autónomo, rodeado de números también. Pero él tiene claro que ni es esto ni el ir a comprar a la lonja lo que más le gusta.
Su parte favorita es, a grandes rasgos, "el trato diario y la relación con las personas, con la gente". Unos clientes que ya le han reconocido que les da "pena" que se vaya a marchar, pero les ha invitado a que sigan acudiendo a 'La Madrileña' porque quien se haga con ella va a seguir sus pasos, según insiste.
Reforma Mercado del Val
'La Madrileña' ha sido testigo de muchos de los acontecimientos históricos en el Mercado del Val. A la vez que las instalaciones se iban transformando y modernizando, la pescadería ha hecho lo propio. Hace ya unos años que este corazón del comercio vallisoletano vivió, quizás, el lavado de cara más importante de su historia.
No solo se rehabilitó el mercado, sino que se incorporó al mismo un nuevo modelo comercial que combina a los puestos con la hostelería. "Ha sido clave", reconoce Eliseo. El experimentado pescadero recalca, no obstante, que se tenía que haber "hecho mucho antes".
En cualquier caso, insiste en que es un "acierto" porque ahora si preguntas a visitantes y vecinos cuál es una de las cosas más bonitas que hay en la ciudad, "te dicen que el entorno del Mercado del Val, el ambiente, la limpieza y todo".
Asimismo, asegura que ha propiciado un rejuvenecimiento del público y los clientes. Mientras antes la edad media se situaba entre los 55/60 años, ahora precisa que son "muchos matrimonios jóvenes con hijos pequeños" los que se acercan hasta allí, especialmente los fines de semana.
"Hemos bajado en nada entre 20 y 30 años la edad del cliente. Con el mix comercial hemos conseguido que hagan la compra de la semana el viernes y el sábado y luego se tomen su cañita y su vermú. Que se haga la compra más agradable", relata.
Un resultado que es fruto de la voluntad del Ayuntamiento de Valladolid como propietario del mercado y el "esfuerzo económico, físico y mental" de los industriales. "Hemos dejado un mercado que es la flor innata de Castilla y León y uno de los mejores de España", presume.
Una transformación, en definitiva, que también ha tenido que afrontar 'La Madrileña'. Con tantos años de historia, es evidente que la realidad de esta pescadería ha cambiado mucho desde sus orígenes. Eliseo explica que "ha cambiado en la forma de la limpieza (del pescado), el trato a la gente y la higiene".
"Antes había mucho frío, durante las heladas era casi imposible trabajar, se te congelaban las manos. Ahora ya hay una geotermia", celebra igualmente.
Sobre qué pensaría su abuelo de 'La Madrileña' en esta época, Eliseo bromea con que se "echaría las manos a la cabeza" pensando en toda la elaboración que hoy hay que hacer antes de la venta del producto, donde los clientes piden la pieza completamente limpia y troceada.
"Me imagino que aún así lo haría", reconoce entre risas, añadiendo seguidamente que, a fin de cuentas, a la par que el mercado avanza, también lo hace la compra.
Más de cuatro décadas detrás del mostrador se despiden así de 'La Madrileña'. Aquel joven que comenzó a estudiar la carrera de Medicina para después dejarla e ir a un banco y acabar cogiendo el testigo de sus tíos en el negocio ahora dice adiós, pero lo hace con ganas y orgullo. "No hay vuelta de hoja", zanja Eliseo Gonzalo del Caño, nieto de 'El Madriles'.