El palentino implantado acudiendo a su consulta en el Antiguo Edificio Rondilla

El palentino implantado acudiendo a su consulta en el Antiguo Edificio Rondilla

Valladolid

"No dormía. El dolor era insoportable": el palentino implantado al que una cirugía novedosa le cambió la vida

Una técnica novedosa llevada a cabo por la Unidad de Dolor de Valladolid, con electrodos en la zona lumbar y cervical, sirvió a nuestro protagonista para aliviar su gran dolor en la espalda.

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El pasado 28 de agosto, el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León aprobaba un presupuesto de un total de 955.825 euros para contratar sistemas implantables para la estimulación medular convencional.

Todo con el fin de dar respuesta a la demanda de estos suministros en el Hospital Río Hortega de Valladolid entre los ejercicios 2025 al 2028, como señalaban fuentes del Ejecutivo regional.

Unos sistemas implantables que ayudan a los pacientes que sufren dolor crónico causado por daño o disfunción en el sistema nervioso, lo que afecta de forma simultánea a ambas extremidades.

La terapia de neuromodulación que está recomendada para estos casos pasa por un tratamiento médico que usa dispositivos electrónicos que son implantados quirúrgicamente en el cuerpo para modular la actividad neuronal afectada.

“Se va a destinar este montante económico a sistemas de neuroestimulación medular convencional de 32 polos durante cuatro años para la Unidad de Dolor de Valladolid”, confirma Enrique Ortega Ladrón.

El jefe de sección de dicha Unidad de Dolor de la ciudad del Pisuerga es médico anestesiólogo desde 1998, está en dicha unidad desde 2003 y es jefe de la misma desde 2013 a sus 58 primaveras.

Esta inversión ayudará a personas como A.R., palentino de 52 años, que fue operado el 1 de abril de 2024, en el Hospital Río Hortega de Valladolid para paliar su dolor crónico mediante esta terapia.

El Antiguo Edificio Rondilla

El Antiguo Edificio Rondilla

“No dormía. El dolor era tremendo e insoportable”, asegura nuestro entrevistado que ha visto como su calidad de vida ha cambiado tras la implantación de estos electrodos con una técnica que pone a Valladolid a la vanguardia.

De unas vacaciones a coger la baja

Nuestro protagonista es natural de un pueblo de Palencia. Una persona que trabajó durante más de 25 años con maquinaria pesada hasta que su espalda dijo basta. Manejaba una retroexcavadora y pese a ser una persona activa, hace años y de que llegaran los problemas, tuvo que parar por el dolor que padecía.

“Antes de que comenzaran mis dolores era una persona normal a la que le gustaba hacer de todo. Salía de trabajar y podía jugar un partido de fútbol, tomar un café o una cerveza o dar un paseo de kilómetros”, nos explica.

Sin embargo, fue en el año 2016 cuando todo cambió. Tras coger las vacaciones allá por el mes de agosto, y ya sentir dolor en la espalda, nada más reincorporarse a su puesto de trabajo tuvo que coger la baja laboral.

“Antes de que acabaran las vacaciones ya se me dormían las manos y la espalda me daba mucha guerra. Sentía mucho dolor y la pierna izquierda se me bloqueaba. A veces no podía seguir caminando”, explica el palentino hablando de su problema.

Ahí comenzó su periplo por las consultas médicas en Palencia, León y hasta que aterrizó en Valladolid y su baja laboral que se mantiene hasta la actualidad.

Cirugía con cuatro electrodos

“No podía trabajar. El miedo que tenía era ir a mi empleo, donde tenía que lidiar con una máquina de 360 toneladas y volver a coger la baja así que entre 2016 y 2017, paré para pasar por diferentes consultas.

Pasaron, ni más ni menos que casi cinco años hasta que, en 2022, comenzó a ser tratado en la Unidad de Dolor de Valladolid. “Aquí empezaron a escucharme y a tratar mi realidad porque anteriormente solo me atiborraban a pastillas y poco más”, afirma nuestro protagonista.

Fue después de ser sometido a un electromiograma cuando le comunicaron que debía someterse a una cirugía que duró cuatro horas y que se llevó a cabo en el nuevo Hospital Río Hortega de Valladolid el pasado 1 de abril del año 2024.

El paciente implantado atiende a EL ESPAÑOL de Castilla y León

El paciente implantado atiende a EL ESPAÑOL de Castilla y León

“La operación duró cuatro horas. Una intervención quirúrgica en la que me implantaron un total de cuatro electrodos, dos para la zona cervical y otros dos para la lumbar. La intervención es con anestesia local. Duele mucho porque estos electrodos son implantes medulares que se instalan precisamente por la médula”, nos explica nuestro entrevistado.

El esfuerzo mereció la pena tras tantas horas en el quirófano. Todo para aliviar un dolor que acompañó al palentino durante más de ocho años.

Cambio de vida con matices

“Justo ahí, tras la cirugía y después de que me implantaran esos cuatro electrodos, mi vida cambió. No era partidario de someterme a la intervención y opté a ello tras pasar varias pruebas y ser apto, pero ahora sufro menos dolor”, asegura durante la entrevista.

Los electrodos, tras esta técnica de implantes novedosa, le ha supuesto “tener una mayor calidad de vida sin dolor” pero aún “no puede trabajar” ni “someterse a grandes esfuerzos o movimientos bruscos”.

“Es una calidad de vida limitada”, añade. La señal de esos electrodos dentro del cuerpo del palentino evita que el dolor llegue hasta su cerebro. Las lesiones están ahí, pero, por suerte para él, son más llevaderas gracias a este avance científico que se lleva a cabo en Valladolid.

Nuestro entrevistado quiere dar las gracias a todos los que le han ayudado a lo largo de estos años, sobre todo esos profesionales sanitarios que siempre están ahí y espera ver el futuro “con avances en el mundo de la ciencia”, algo que es imprescindible en cualquier sociedad.

La importancia de la Unidad de dolor en Valladolid

“El embrión de la actual Unidad de Dolor es la previamente existente en el Hospital Universitario Río Hortega que nació en los años 80, de la mano del doctor Areal. Fue reformada en 2003 con un importante incremento de las zonas asistencias o terapias y adquirió un carácter multidisciplinar con la incorporación de una psicóloga a tiempo parcial”, cuenta, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Enrique Ortega Ladrón.

Él fue el profesional sanitario que ayudó al paciente palentino a ganar en calidad de vida tras sus dolores y problemas de espalda. Fue uno de los que hicieron que la cirugía saliera de forma perfecta ese 1 de abril de 2024.

Enrique Ortega Ladrón, jefe de sección de la Unidad de Dolor en Valladolid

Enrique Ortega Ladrón, jefe de sección de la Unidad de Dolor en Valladolid

En 2009, con el traslado al nuevo Hospital Río Hortega se materializó una “importante ampliación de los recursos humanos y materiales” con lo que la “unidad consolidó su carácter multidisciplinar con la incorporación de una médica rehabilitadora”.

La Unidad de Dolor actual, tal y como se conoce hoy en día, nace tras una alianza del Hospital Universitario Río Hortega y el Hospital Clínico Universitario de Valladolid en 2017.

“La unidad depende de los dos hospitales. Es una unidad multidisciplinar de dolor de nivel 4, el máximo existente. Dentro de su personal, que pertenece a ambos hospitales, hay médicos anestesiólogos, rehabilitadores y psiquiatra, una psicóloga clínica, personal de enfermería, técnicos de diagnóstico por imagen o una terapeuta ocupacional”, añade el jefe de servicio.

Trabajan de forma coordinada con Traumatología, Rehabilitación, Neurocirugía y Neurología para el tratamiento de patologías específicas como el dolor espinal persistente o las migrañas.

“La Unidad es de Referencia para patologías complejas en nuestra Comunidad. Tiene su sede en ambos hospitales de Valladolid, estando las consultas y la zona de intervencionismo en el Edificio Rondilla dependiente del Hospital Clínico Universitario y los quirófanos y planta de hospitalización en el Hospital Universitario Río Hortega”, explica Enrique Ortega.

En la unidad llevan a cabo una atención multidisciplinar de pacientes con dolor crónico cubriendo a pacientes de Valladolid y Segovia y también en Burgos, Palencia y Soria para los que requieran una terapia más compleja.

Imagen de Enrique Ortega Ladrón, jefe de sección de la Unidad de Dolor en Valladolid

Imagen de Enrique Ortega Ladrón, jefe de sección de la Unidad de Dolor en Valladolid

Con los casos que más nos encontramos son el dolor espinal persistente en pacientes operados y no operados. Síndrome de dolor regional complejo, dolor oncológico, dolores secundarios o neuralgias, dolor neuropático posquirúrgico, dolor visceral o pélvico y cefaleas resistentes a tratamiento convencional o terapia intervencionista de la especialidad”, añade nuestro especialista.

Neuroestimuladores

El dolor agudo cumple una función “importante como sistema de alarma” sin el cual “no es posible la supervivencia del individuo”. El dolor crónico es una “enfermedad por sí misma con una importante repercusión en todas las esferas del individuo, tanto en la biológica, como en la psicológica, familiar, laboral o económica”, añade Ortega.

“La inversión de la Junta de Castilla y León está destinada a tratar pacientes, fundamentalmente, con síndrome de dolor espinal persistente a nivel cervical y lumbar, durante cuatro años. Como profesionales sanitarios vemos bien la inversión y muy útil para los pacientes”, señala el jefe de la Unidad de Dolor.

Añade, además, que los profesionales sanitarios “valoran muy positivamente la sensibilidad” de la dirección del Hospital Universitario Río Hortega y también de la Consejería de Sanidad “tras plantearles la necesidad de cubrir esta demanda asistencial”.

En este caso se habla de neuroestimuladores de 32 polos que “permiten tratar a pacientes con amplias zonas de dolor neuropático” que es el originado por lesión del sistema nervioso.

“El dispositivo cuenta con cuatro electrodos cada uno con ocho polos conectados a un generador. Los electrodos generan un campo eléctrico que logra bloquear el dolor crónico. Es una técnica en la que nuestra unidad es pionera. Hasta que han surgido estos dispositivos no podíamos tratar zonas de dolor neuropático tan amplias”, añade nuestro entrevistados.

Ortega señala que sus estudios “muestran mejorías importantes en pacientes con secuelas de cirugías espinales y cervicales lumbares” y “otros cuadros de dolor neuropático dependientes de las cinturas escapular y pélvica o dolor neuropático de las cuatro extremidades”.

La mejoría y el proceso

Este sistema “mejora la intensidad del dolor” y también “la calidad de vida y la carga psicológica que el dolor causa en el individuo”. Además “reduce o suprime la necesidad de tratamiento analgésico reduciendo los efectos adversos que estos tratamientos conllevan”.

En lo que tiene que ver con el alivio del dolor, más del 90% de los pacientes reportan mejorías duraderas del dolor superiores al 50%.

“En este caso tratamos el dolor cervical, lumbar y de las cuatro extremidades. Se realiza mediante el implante de dos electrodos medulares a nivel cervical, para ese dolor cervical y de extremidades superiores y dos electrodos medulares a nivel dorsal, para el dolor lumbar y de extremidades inferiores”, explica el jefe de la Unidad de Dolor.

El sistema genera “un campo eléctrico que es graduable en amplitud, intensidad y frecuencia de la onda” y “puede ser dirigido a distintas zonas de la médula espinal del paciente”. El campo eléctrico “interfiere con la señal dolorosa logrando que no progrese hasta la corteza cerebral del paciente”.

Tras esto se mejora el dolor y también la calidad de vida del paciente, como en el caso del palentino de 52 años que ahora disfruta de un día a día mejor.