Imagen de archivo del interior de una farmacia

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Valladolid

Ana Teresa Jódar, farmacéutica, rotunda: "La España rural la estamos vaciando nosotros al dejarla sin servicios"

La farmacéutica Ana Teresa Jódar alerta sobre la falta de profesionales en las farmacias del mundo rural y advierte de que "hay muchas que no dan para vivir". "Aquí no viene nadie a cubrir vacaciones".

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La falta de profesionales sanitarios se ha convertido en uno de los principales retos y reivindicaciones del mundo rural. Al pensar en ello, lo primero que se nos viene a la cabeza es lo relativo a médicos y enfermeros. Sin embargo, los pueblos también registran una importante falta de farmacéuticos.

Así lo ha manifestado Ana Teresa Jódar, farmacéutica en el municipio vallisoletano de Alcazarén, en Los que curan los pueblos del podcast La España medio llena, presentado por el periodista Pablo Maderuelo y promovido por Bayer y Grünenthal en el marco de la alianza Vivaces. Un docupodcast que busca sensibilizar sobre la salud y conocer sus principales retos en el medio rural.

En él, la vallisoletana, encargada de su farmacia en Alcazarén, un pueblo de 600 habitantes, y de la atención farmacéutica en Hornillos de Eresma, de 180, ha abordado la falta de profesionales que quieran trabajar en el mundo rural. Una realidad que afecta a consultorios y hospitales, pero también a farmacias rurales, donde la cuestión va aún más allá, teniendo en cuenta que esto afecta, además, a la propia viabilidad del negocio.

Afortunadamente, confiesa, ella no está en ese punto "y espero no estarlo nunca o al menos estarlo dentro de mucho" asegura. Sin embargo, afirma que "hay muchas farmacias que no dan para vivir".

Por ello, aboga por "echarlas una mano, si queremos que siga habiendo farmacias en los pueblos pequeños y si queremos que siga habiendo servicios". Porque ella, es de las que piensa que "no es que la España rural se esté vaciando, sino que la estamos vaciando nosotros al dejarla sin servicios, y si no hay servicios, nadie se va a ir a un pueblo", apunta.

En este sentido, recalca la necesidad de "ir un paso más allá", aunque explica que "tampoco pedimos que se dé dinero de forma gratuita, sino que se reconozca ese trabajo que hacemos y que está por encima del que se hace en otras zonas".

Así, propone que este, por ejemplo, podría ser remunerado por las Administración a través de descuentos en el IRPF, al considerarlo una medida "que puede ayudar" y también acercar a un mayor número de profesionales a los municipios.

Del mismo modo, se ha referido al problema de la conciliación familiar y laboral que padecen quienes desarrollan su actividad en el mundo rural, pues, según denuncia, "aquí no viene nadie a cubrir unas vacaciones".

Ella confiesa que, afortunadamente, actualmente no sufre ese problema. "Pero he vivido mucho tiempo trabajando yo sola y mi angustia era ponerme enferma porque qué va a ser de la gente del pueblo. Mucha no tiene coche y no se puede mover", añade.

Por ello, también reclama que se favorezca y se tenga en consideración el hecho de que los profesionales se trasladen al mundo rural para hacer sustituciones. "Hay muchas cosas, deberíamos reunirnos todos y ver por dónde se podría articular", apunta.

Con ello, ha puesto en valor una iniciativa que tuvo la oportunidad de conocer durante la celebración del I Congreso de Farmacia Rural, consistente en prácticas tuteladas. "En vez de hacerlas en una farmacia, estas te permiten rotar por seis farmacias rurales".

Lo que Ana Teresa calificó como "una maravilla", teniendo en cuenta que esto permite "ver distintas formas de trabajar y ver cómo es la vida en el mundo rural". "Me pareció una iniciativa muy bonita y esperanzadora", confiesa.

Apuesta e inversión

En su caso, tuvo la oportunidad de quedarse con la farmacia de su madre en Valladolid capital. Sin embargo, apostó por quedarse como farmacéutica en el mundo rural. Y, aunque esto le ha llevado a pasar por momentos un tanto complicados, piensa que es la mejor elección que pudo tomar.

Pues, según explica, "el trato es mucho más cercano" e individualizado. "Ser farmacéutica en el mundo rural es tener 600 personas de la familia porque ahora para mí la gente de allí es mi familia y parte de mi vida", comenta.

Tanto es así, que ella, en su caso, está al servicio de su pueblo "24 horas los siete días de la semana". "Creo que todo el mundo tiene mi teléfono o lo puede conseguir de una manera facilísima, por si en un momento dado surge una urgencia", sostiene.

Ahora bien, no lo hace por obligación, sino porque a ella es lo que realmente le llena. "Me involucro mucho, también a nivel personal, pero a mí es que siempre me ha llamado mucho atención el trato de tú a tú con los pacientes, el conocer sus vidas y también a sus familias".

Además, considera que el contacto con otros profesionales sanitarios también es "mucho más cercano que en el entorno urbano".

Diferentes factores que, tal y como asegura en el podcast, le han llevado a querer jubilarse allí. "Es lo que me gustaría y por lo que he apostado e invertido", concluye.