
Luis Miguel de la Torre con el cabrito en su asador
Luismi, de abrir una conocida baguetería a triunfar en un excelente asador vallisoletano con su cabrito asado
Nacido en Canalejas de Peñafiel, ha mamado la cultura del lechazo desde pequeño. Lleva desde los 11 años dedicado al mundo hostelero.
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Arroyo de la Encomienda pasa por ser un municipio, en la provincia de Valladolid, que crece sin parar y que cuenta con un futuro que se antoja prometedor. En la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con una población total de 22.268 habitantes.
Se trata de una localidad, integrada en la comarca de Campiña del Pisuerga y que está dividida en ocho barrios, siendo el más importante el de La Flecha. Su cercanía con la capital ha hecho que su crecimiento haya ido en aumento en los últimos años.
Pasa por ser un lugar perfecto para instalarse, vivir, y también para abrir negocios o coger el relevo de alguno ya consolidado.
Luis Miguel de la Torre, de 60 años, es un claro ejemplo de ello. Nacido en Canalejas de Peñafiel, un pueblo entre Peñafiel y Campaspero, cogió las riendas del Mesón-Asador Holidays, que se ubica en la calle Guadiana, número 25.
Conocemos la historia de un hombre que lleva años trabajando en el mundo de la hostelería y que saca adelante su negocio a base de tesón y mucho esfuerzo.
Una famosa baguetería de Valladolid
Luis Miguel de la Torre nació en la cuna del lechazo. Ha mamado el arte del buen comer desde pequeño y a los 11 años llegó a la capital vallisoletana para estudiar. Después de completar el servicio militar trabajó en diversos bares, restaurantes y pubs.
“Fui el primero que montó una baguetería en Valladolid. Su nombre es Carpanta y estaba en la calle Paraíso. Después, decidí volver a trabajar en diferentes bares y en otros establecimientos”, añade nuestro entrevistado.
Hace justo 11 años llevaba el Club Social de las Aceñas en el Camino Viejo de Simancas. Allí se encargaba de todo. Sin embargo, recibió una información del preventa de cerveza que acabó cambiando su vida.
Aceptó el reto y ahí sigue.
Coge las riendas del Mesón-Asador Holidays
“Me dijo que traspasaban el Mesón-Asador Holidays por jubilación. Me animó a coger las riendas y me comentó que me iría muy bien porque yo sabía de asar. Había oído hablar muy bien de este establecimiento hostelero en el que asaban cabrito, pero la verdad es que no lo conocía”, asegura nuestro protagonista.
Fue entonces cuando se puso en contacto con la familia que llevaba el negocio desde hace 29 años. Habló con ellos y le encantó la idea de hacerse con el lugar y de darle un impulso con toda su experiencia.

Mesón Holidays
“Vengo de tierra de lechazo. He mamado el valor del lechazo y accedí a apostar por el cabrito. Nadie más lo hace en la zona. En diez años asando cabrito he intentado hacerlo lo mejor posible y dar más prestigio a nuestro asador”, explica.
Añade que “parece que los clientes están de acuerdo” en que “son una referencia del cabrito asado en Valladolid y provincia” porque “cuesta reservar para encontrar una mesa libre”, sobre todo los fines de semana.
El cabrito y la importancia del cliente
Se trata de un mesón-asador “pequeño” con capacidad para entre 35 y 40 personas. En la actualidad trabajan allí un total de cuatro personas: el propio Luis Miguel, Raquel, Ángel y Yuni. El “mejor equipo” que puede tener, asegura el dueño.
“Intentamos dar el mejor cabrito asado en hornos especiales. Pero, además, los clientes pueden disfrutar de buenas rabas y callos que gustan mucho a todos, pero la piedra angular es ese cabrito asado”, añade.

Luis Miguel preparando el cabrito
Lo que intentan desde este establecimiento hostelero es que la gente “quede contenta”. “Intentamos dar de comer bien y de forma sencilla. No tenemos grandes manteles, pero tratamos de que la gente esté cómoda, como en casa”, apunta.
Luis Miguel es un hombre comprometido y pregunta, siempre que finalizan su comida, a los clientes cómo se han sentido.
Se trata de que estén como en casa.
Futuro
“Tengo 60 años. Me quedan unos pocos añitos de actividad profesional. Mi intención es dejar el negocio lo más arriba posible y que el que venga tenga la posibilidad de continuar con ello”, añade Luis Miguel.
Cada día intenta sortear el futuro como puede. Esa subida de suministros, de materias primas y demás.
“Somos un mesón-asador con un buen asado. Gente sencilla para dar de comer a personas sencillas. Lo que queremos es que los comensales se vayan bien comidos y con una sonrisa”, finaliza la cabeza visible de un negocio al que le queda mucha guerra que dar.