Los exteriores del Ayuntamiento de Valladolid en el primer tercio del siglo XX

Los exteriores del Ayuntamiento de Valladolid en el primer tercio del siglo XX Fototipia Thomas Archivo Municipal del Ayuntamiento de Valladolid

Valladolid

La despedida con galones al alcalde de Valladolid que nunca lo quiso ser

El 31 de diciembre de 1903 la ciudad del Pisuerga dijo adiós a un regidor que quería todo el mundo, a pesar de que siempre prefirió dedicarse a la tauromaquia

31 diciembre, 2023 07:00

Faltaba un día para que Alfredo Queipo de Llano y Sierra fuera relevado en la Alcaldía de Valladolid por Pedro Vaquero Concellón. El 31 de diciembre de 1903, la ciudad del Pisuerga se engalanó para despedir a uno de sus regidores más queridos, a pesar de que éste nunca quiso ostentar ese cargo y su vocación era más taurina que política.

Alfredo fue hermano del militar Gonzalo Queipo de Llano, teniente general del arma de Caballería y recordado por su participación en la Guerra Civil española y su liderazgo en el golpe militar en Sevilla, que fraguó bajo la dirección de 5.000 hombres, que supuso la muerte de 3.028 personas allá por 1936.

Pero antes de esos años, Alfredo ostentó la Alcaldía de Valladolid, su ciudad natal, entre el 1 de enero de 1902 y el 1 de enero de 1904. Dos años de gobierno calcados que le valieron a Queipo de Llano para convertirse en todo un baluarte entre los personajes ilustres de la urbe.

Así lo recuerdan en el libro 'Tal día como hoy. Calendario histórico de Valladolid', obra de Roberto Delgado, que echa la vista atrás a aquel 31 de diciembre de 1903, ahora hace 120 años. Tal y como comenzaban estas líneas, Alfredo Queipo de Llano se despidió de la Alcaldía con unos honores que únicamente se habían hecho, y además una vez ya fallecido, a Miguel Íscar.

El texto referenciado le recuerda como un alcalde "honrado, emprendedor, enérgico" y "de verdad". Unas características que le condujeron a estar constantemente al servicio de los vallisoletanos. Y todo esto a pesar de que, en el ocaso de su vida, dejase constancia de su rechazo a legislar: "Nunca tuve afición por la política", dijo.

Perteneció al partido liberal de Santiago de Alba y esto le sirvió no solo para ser alcalde de Valladolid, sino que también fue gobernador civil de Huesca, Vizcaya, Salamanca, Málaga y la propia provincia de Valladolid, su Valladolid. 

Todo ello a pesar de que incluso llegó a rechazar rotundamente ser partícipe de la política municipal, llegando a ser incluido en las listas de concejales sin su consentimiento. Pero la vida le tenía preparado aquel destino... y así fue. 

Alfredo Queipo de Llano acabó dedicando parte de su vida a la política y en su Valladolid natal dejó una impronta que le hicieron valerse como un alcalde muy querido por los vecinos, sin que se levantase una sola voz en su contra.

En sus cuadernos, Queipo de Llano dejó patente su legado en la ciudad del Pisuerga, y es que a pesar de ostentar el bastón de mando durante únicamente dos años, las líneas escritas de su puño y letra dejaron por escrito las reformas que llevó a cabo.

Por ejemplo, sus grandes obras y las que recuerda como las principales, fue el alcantarillado y ensanches de varias calles, entre las que se encuentra la calle Santiago, hoy en día la más concurrida y famosa de Valladolid, o la calle Duque de la Victoria.

Durante su mandato también se logró la concesión para la construcción del monumento a Cristóbal Colón, hoy emblema de la ciudad en uno de los extremos de la céntrica Acera de Recoletos, junto al Campo Grande. Lo logró a pesar de que dicha obra se fuera a ir a parar hasta La Habana, en Cuba, pero la derrota española en la guerra hizo que el Gobierno se decantase por instalarlo finalmente en Valladolid.

Alfredo Queipo de Llano lo recuerda en sus líneas como un hito importante, ya que lo disputó con Sevilla y fue uno de sus últimos servicios a la ciudad de Valladolid, ya que la primera piedra se puso en septiembre de 1903, pocos meses antes de abandonar la Alcaldía.

Además, aquel acto supuso también otro momento de vital importancia para la urbe pucelana, ya que con motivo del mismo, el rey Alfonso XIII y los príncipes de Asturias, Mercedes de Borbón y Carlos Caserta, pasaron cuatro días en Valladolid con Queipo de Llano como anfitrión.

Justo un día antes de su despedida, el 30 de diciembre de 1903, Queipo de Llano también dejó otro monumento para la posteridad, que a día de hoy sea, posiblemente, la estatua más emblemática de la ciudad de Valladolid.

Aunque su inauguración oficial fue el 1 de enero de 1904, con Alfredo ya fuera de su puesto como alcalde, el día antes de su despedida se produjo el descubrimiento de la misma. Precisamente, este pasado sábado recordábamos en EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León este momento.

Se cumplen 120 años de aquella despedida, un adiós a un alcalde de Valladolid que, aunque realmente no quiso hacerlo, dejó una huella muy grande entre los vecinos de la época, que le rindieron galones en su último día.