Volvimos al Pirita, donde siempre encuentras estos manjares de la tierra, pero esta vez acompañado de mi amigo y compañero Alvar Salvador.

Las escasas lluvias del verano y la calidez del “veroño”, no han propiciado la aparición de estos deliciosos productos conque nos obsequia la naturaleza cada temporada. De ahí el titular. Por ello acudimos al Pirita de los Lomas, donde rematan la campaña “buscasetas” que promociona la Junta.

Lleno de no hay billetes, como en los toros

La coqueta sala del Pirita registró un casi lleno de no hay billetes, como en los toros. El personal andaba atareado, tanto los de cocina como los de sala, y el “patrón” Lomas junior organizando las comandas que, al margen de los hongos de temporada, también disponían de unos buenos chuletones de las distintas razas de la inmensa Castilla y León.

Los vinitos en el Argales y el torrezno de Félix

Antes del almuerzo setero degustamos en el Argales unos deliciosos torreznos que mi amigo Félix, el carnicero de Arrabal de Portillo, -con sede en Pajarillos y Mojados- había traído para la ocasión. Allí, nos encontramos los de siempre: el susodicho Félix, Lomas senior, Poveda, Chuchi y un servidor. Y enseguida llegó el invitado de honor: mi compañero y amigo Alvar Salvador, redactor de El Español-Noticias Castilla y León. La última vez le fue de maravilla y repitió.

Una comanda exclusiva de setas

Ya en el Pirita, y una vez acomodados, Cesar Lomas junior tomó las comandas que consistieron en el menú “buscasetas” para todos sin excepción. Y este fue el resultado: de entrante una sopa de senderuelas o seta de corro. Dos fuentes de croquetas de trompeta de los muertos y parasol rebozado hicieron acto de presencia para ir afinando boca.

Las de cardo y cesárea no podían faltar

La más tradicional de las setas, la de cardo, venía de la plancha con un ligero toque de ajo (algo que repudio y lo aparto de inmediato). Entiendo que guste a la mayoría, pero enmascara el sabor. Un buen aceite de oliva virgen extra y sal es más que suficiente. Y la magistral, esplendorosa, deliciosa y siempre bien recibida amanita cesárea llegó entre un revuelto de huevos con toques de trufa. Espléndida resultó el plato con la seta preferida de los césares romanos.

Los boletus edulis

Estos ricos manjares de pinares y robledales llegaron con una preparación delicada y suntuosa. Magnífica diría de presentación y mejor de buen comer, pues llegaron en dos fuentes salteados con micuit, pequeños trozos de remolacha crujiente y un adorno de boletus en carpacho, a los que yo les puse un poco de virgen extra y algo de sal. Sensacional la mezcla. 

Los níscalos guisados

No podían faltar los consabidos frutos pinariegos donde, en distintos sitios de la provincia, se recolectan por toneladas. Aunque este año es excepcional. Vinieron guisados en su cazuela de barro. Y resultaron de un comer visto y no visto, pues hubo sus “barquitos” donde mojar la deliciosa salsa.

El postre de queso y hongos

Dos tablas en lonchas con distintos saberes y sabores remataron la copiosa comida. Todo el queso era maduro; uno llevaba impregnado el sabor a boletus y el otro a trufa. Este último me encantó, como el aderezo negruzco que destacaba entre el blancor del queso: nada menos que trozos de “oreja de judas” caramelizada; una “gominola” de campo que dixit César junior. Exquisito remate.

El bebercio: tinto toresano de lujo y “cigales” con gas

Chuchi, César y Félix se inclinaron por un tinto toresano (San Román) que elabora el gran Mariano García (Mauro) y sus hijos en San Román de Hornija.   Poveda, Alvar y un servidor optamos por el clásico “Cigales” (el clarete de siempre). En esta ocasión fue un Viña Goy, con la consabida agua azucarada y gaseada; o séase gaseosa.

Tras los cafés, y liquidada la cuenta a 30 euros per cápita, enfilamos hacia el Argales para competir en buena lid al mus de ocho (se incorporaron dos amigos como Jóse y Juan Carlos) y jugarnos las abundantes copas.

Deliciosa velada la que, sin ser industriales, pasamos en el polígono San Cristóbal. Y una jornada más, Alvar Salvador, alias el crack, se volvió a ir de rositas. Suerte, la del “plumilla” vallisoletano. Hay que repetir.

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    Carne madurada

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    Cartel

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    Comida

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    Vino

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    Vino

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    Entrantes

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    Setas

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    Setas

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    Setas

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    Setas

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    Comida

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    Setas

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    Queso

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    Partida