Alfonso Jesús Población Sáez

Alfonso Jesús Población Sáez

Valladolid

El descubrimiento matemático que podría ayudar a la detección precoz del cáncer

Alfonso Jesús Población Sáez, profesor de matemáticas en la Universidad de Valladolid y miembro de la Real Sociedad Matemática Española, analiza el revolucionario hallazgo y la situación actual de los estudiantes

28 octubre, 2021 07:00

“Las matemáticas están en todas partes”. ¿Quién no ha escuchado estas palabras salidas de un docente en sus inicios escolares? Tan real es esta aseveración que, gracias a un reciente hallazgo, puede ser, el definitivo, se haya abierto una nueva puerta hacia la “detección del cáncer, a través de pruebas radriográficas usuales”. Así valora Alfonso Jesús Población Sáez, matemático y docente de la Universidad de Valladolid, el hallazgo de un equipo de matemáticos del Massachusetts Institute of Technology (MIT), el pasado 4 de octubre, consistente en la determinación del número de líneas equiangulares en espacios de dimensiones mayores que tres.

Lo que para alguien lego en matemáticas, como el que escribe, puede parecer un jeroglífico indescifrable, se trata de “un problema geométrico, planteado hace más de 70 años, que al dar respuesta a más de las tres dimensiones con las que se convive, pueda tener importantes aplicaciones para la vida real como, también, mejorar las comunicaciones cuando se hacen a distancias muy grandes y las interferencias son muchas”, según Población.

Destaca, sin embargo, que, para los que conviven día a día con la matemática, “no ha causado tanta expectación dado que, desde su planteamiento, se han publicado muchos artículos que mejoraban los resultados anteriores”. Como en todo descubrimiento que aspira a ser revolucionario, el también miembro de la Real Sociedad Matemática Española advierte que “la prudencia y las pruebas son lo que deben primar”.

En cuanto a la situación global de la docencia en matemáticas, el profesor de la vallisoletana universidad lamenta, por otra parte, cómo “las notas de acceso cada vez son más altas, así como el número de aspirantes que quedan fuera”, aunque se congratula por la “mayor cantidad de información sobre el interés de los estudios en matemáticas”. No sólo es en el grado de los números más estrictos donde aumenta el interés general de la población estudiantil sino, también, “en la estadística, relacionado muy estrechamente con las matemáticas pero con una visión más aplicada, algo muy requerido en muchos sectores, en la actualidad”, comenta.

Población se sirve de esta premisa para aseverar en que el actual interés del alumnado egresado pivota lejos del tradicional estigma que persiguió, durante años, a los estudios en esta rama, a saber, la docencia. “Hay un gran déficit de profesores para la enseñanza primaria y secundaria, lo que repercute en que el alumnado reciba la formación de docentes de asignaturas afines, pero, en muchos casos, sin el saber particular de las matemáticas”, explica.

Abunda, así, en la idea que nace en “la mayor parte” de los graduados, que “optan por otro tipo de trabajos, mejor pagados y con menos quebraderos de cabeza, a la larga, que en la enseñanza”.

La mente preclara de todo matemático se refleja en su valoración sobre la influencia del Plan Bolonia en el grado, esa idea, a nivel europeo, que busca, desde su implantación en España, en el año 2007, una mayor docencia práctica. Estima que se trata de un objetivo que “no se ha logrado, en absoluto, en el ámbito científico-técnico” ya que lo que sí ha generado es que, derivado de la mayor carga práctica para el alumnado, el profesorado “esté mucho más tiempo corrigiendo trabajos de alumnos que, directamente, no hacen ellos para luego no presentarse, siquiera, al examen”. Asevera, en este sentido, que el alumno que desea llevar “más al día las asignaturas, lo hace, de por sí, sin Bolonia que valga”.

Con respecto al rumbo, obligado por la situación sanitaria, que ha tomado la docencia en cuanto a la formación on-line, Población reflexiona que, si bien “ha permitido acceder al contenido de las clases de un modo más cómodo”, la sensación es que “algunos exámenes han sido un fraude”. Apunta, además, que la formación a distancia ha sido el espejo de “las deficiencias que aún existen en el uso eficiente de los medios, que mejore, sustancialmente, el proceso de aprendizaje”. Se muestra rotundo sobre la tendencia de muchos de los alumnos a ignorar las explicaciones de sus profesores para, en el calor de su casa, recurrir a Internet y a sus tutoriales y explica que “las horas de ‘codos’ no las quita el mejor ordenador ni el ‘youtuber’ más enrollado del mundo”.

Formación previa

“Lo reflejado en los planes de estudio de la enseñanza secundaria debería ser suficiente para afrontar, con cierta garantía, los estudios universitarios relacionados con las matemáticas”, opina Población. Sin embargo, critica una realidad diferente, en la que, durante los cuatro cursos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, “no se hace otra cosa que repetir los mismos temas, con escasa información nueva -para mitigar, no nos engañemos, el fracaso escolar-”.

Ya en los dos cursos de bachillerato, el paso previo a los estudios de grado, “el estudiante de ciencias puras” afronta el reto “de asimilar una cantidad de nuevos conceptos, reflexionar sobre ellos y asimilarlos sin tiempo para comprender lo que significa”. Por último, concluye con la de que “la forma de enseñar, en muchos centros de secundaria del país, no ha evolucionado y se exige lo mismo que hace cuarenta años, pese a los actuales cambios y necesidades sociales”. Sin embargo, sí que rompe una lanza en favor de su gremio ya que, “afortunadamente, el profesorado tiene mucha inquietud y actividad por mejorar las cosas”.