Ocho orejas se repartieron Escribano y Marín ante un encierro manejable de Hermanos Martín Alonso (Los Chulas). López Simón, que hizo lo mejor de la tarde, de vacío por el mitin a espadas. Buena entrada con precios asequibles.

Abrió plaza Manuel Escribano que tiene muchas virtudes, entre ellas la de agradar continuamente al personal por su elegante forma de manejar el capote, clavar banderillas espectaculares y ser buen muletero. Mató de forma eficaz.

Además de pundonor, porque tras haber conseguido dos orejas en su primero insistió con el acobardado cuarto citando de lejos hasta que paseó otras dos más. Certero con la espada.

Ginés Marín fue premiado con otros cuatro apéndices en una faena artística al que hizo tercero, al que toreó por ambos pitones. El toro a menos. El recibo capotero fue sutil.

Con el que cerraba festejo, un toro parado, sacó agua de donde no había. Manejó bien los aceros.

López Simón realizó lo mejor de la tarde con su primero, un buen toro de Hermanos Martín Alonso, al que desde los inicios capoteros, el madrileño se encontró muy a gusto y toreó muy despacio al colorado. Pero el mitin con la espada fue antológico.

Con el que hizo quinto, se limitó a machetearlo y a pasaportarlo como pudo.

Excelente presentación de los toros vecinos de Medina (pastan en Nueva Villa de las Torres). Cinco colorados en sus distintas variantes y uno negro, el peor del lote. Manejables en general. Apenas fueron picados. La corrida estuvo organizada por Pedro Caminero.