Concentración en Salamanca organizada junto a ACAIP-UGT, bajo el lema ‘Basta de agresiones

Concentración en Salamanca organizada junto a ACAIP-UGT, bajo el lema ‘Basta de agresiones Susana Martín ICAL

Salamanca

Los funcionarios de prisiones de CyL estallan tras la agresión sexual a una psicóloga en Sevilla: "No podemos más"

Reclaman el reconocimiento como agentes de la autoridad, más medios y el fin de una gestión “buenista” que pone en riesgo a trabajadores y presos.

Más información: Un preso recién llegado de Algeciras rompe la cara a un funcionario en Topas: "Es muy peligroso"

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El clima dentro de las cárceles españolas ha vuelto a estallar.

Este martes, a las puertas del centro penitenciario de Topas, funcionarios de prisiones han secundado la concentración convocada en toda Castilla y León por los sindicatos ACAIP-UGT y CSIF.

La movilización se produce tras la agresión física y sexual sufrida por una psicóloga en Sevilla II a manos de un recluso reincidente por delitos de violencia y agresiones sexuales. Pero lo ocurrido ha sido, para muchos, solo la chispa que faltaba.

Los trabajadores han lanzado un mensaje claro: “no venimos a pedir privilegios, venimos a exigir seguridad”.

Los representantes sindicales, han criticado con dureza lo que denominan “filosofía del buenismo” en la gestión penitenciaria, una corriente que, a su juicio, resta autoridad a los funcionarios y pone en riesgo tanto a trabajadores como a los propios internos.

“Necesitamos una normativa rigurosa que devuelva el respeto y la disciplina a los centros”, ha señalado Paco Herrero, responsable de Prisiones de CSIF en Castilla y León, presente en la concentración de Topas.

Herrero ha denunciado el incremento de agresiones, el deterioro de las condiciones laborales y la falta de personal para controlar módulos donde, en algunos casos, “dos funcionarios deben lidiar con más de 160 internos”.

Una agresión cada 16 horas

Los datos hablan por sí solos. Solo en los últimos dos años se han registrado más de 1.000 agresiones a trabajadores penitenciarios en todo el país. “Es decir, una cada 16 horas”, han recordado los sindicatos.

Un escenario que consideran insostenible y que, aseguran, va en aumento por la pérdida progresiva de autoridad de los profesionales dentro de las prisiones.

Por eso, reclaman cambios urgentes. Entre ellos, una demanda histórica: que los funcionarios de prisiones sean considerados agentes de la autoridad, lo que supondría que agredirles no sea una falta leve, sino un delito de atentado.

La ley para hacer efectivo este reconocimiento se encuentra actualmente en fase de tramitación en el Congreso, pero los trabajadores temen que vuelva a quedar en papel mojado.

Junto a esta reivindicación, los sindicatos exigen una dotación real de medios coercitivos, como defensas y otros elementos de autoprotección, así como una revisión profunda de los protocolos de clasificación interior.

“No puede volver a suceder que un interno con antecedentes graves y conductas violentas esté en un módulo de respeto y tenga entrevistas individuales sin supervisión”, han señalado.

También piden más plantilla. En Topas, por ejemplo, denuncian que con 14 módulos de internos hay apenas dos funcionarios por cada uno.

“Dos personas solas frente a 160 presos no pueden hacer nada. Si surge un incidente, lo único que pueden hacer es salir corriendo. Y si la puerta está cerrada, ni eso”, ha denunciado Herrero con crudeza.

El responsable de CSIF Castilla y León de Prisiones, Paco Herrero, atiende a los medios durante la concentración, de ámbito nacional, organizada junto a ACAIP-UGT, bajo el lema ‘Basta de agresiones

El responsable de CSIF Castilla y León de Prisiones, Paco Herrero, atiende a los medios durante la concentración, de ámbito nacional, organizada junto a ACAIP-UGT, bajo el lema ‘Basta de agresiones Susana Martín ICAL

Un trabajo invisible

Los funcionarios lamentan que la sociedad y las instituciones hayan normalizado una situación de violencia soterrada que afecta a su día a día.

“Venimos a trabajar sabiendo que podemos ser insultados, amenazados o golpeados, y no pasa nada. Es una realidad invisible fuera, pero muy real dentro”, resumen.

La protesta de hoy, aseguran, es un grito de auxilio. “No se trata de endurecer por endurecer, sino de garantizar un mínimo de seguridad para poder hacer bien nuestro trabajo, que no es castigar, sino reinsertar. Pero para eso tiene que haber orden, medios y respeto”, concluyen.

Los sindicatos advierten que, si no hay respuesta del Gobierno, seguirán movilizándose.

“El silencio institucional es el mayor desprecio a quienes sostienen con su trabajo diario el sistema penitenciario”, sentencian.