La ciudad de Salamanca vuelve a sentir el pálpito de las fiestas populares. Desde la iglesia nueva del Arrabal, y cruzando el río Tormes por el Puente Romano, miles de ciudadanos reciben a la Virgen de la Vega en la entrada a la ciudad antigua. La patrona de la ciudad recorrió las calles de Salamanca en una multitudinaria Ofrenda Floral, tras dos años de ausencia debido a la pandemia de covid-19.

Un recorrido ya tradicional, organizado por la Asociación del Traje Charro, que muestra lo mejor de la ciudad, en cuanto a sus monumentos, su río y sus vistas, para unos turistas que se sentían atraídos por un cortejo lleno de música de gaita y tamboril y de coloridos, con cierto aroma a alcanfor de trajes charros que, quizás, solo se usen para esta ocasión. No la mayoría, claro, que pertenecen a una infinidad de grupos, asociaciones y amigos.

Desde la iglesia nueva del Arrabal, donde también sale el Cristo del Amor y de la Paz y María Nuestra Madre, allá por Semana Santa, comenzó el cortejo procesional que cruzó el río Tormes por el Puente Romano hasta Rector Esperabé. Desde allí, subida por la escueta calle Verazcruz hasta Libreros y después, las calles Compañía y Meléndez hasta llegar por el Corrillo a la Plaza Mayor. Allí, cientos de salmantinos esperaban a la patrona para rendirle homenaje.

Desde la misma iglesia del Arrabal, la comitiva, con el alcalde, Carlos García Carbayo, a la cabeza, y la Corporación Municipal al completo, enfiló la calle Quintana y transcurrió por la Rúa Mayor y la plaza de Anaya para finalizar en el atrio de la Catedral.

Ya en el conjunto catedralicio charro, los participantes pudieron depositar sus ramos de flores, en una tradición que celebra treinta y dos ediciones.

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