Efectos que ha tenido el fuego en el entorno del Parque Nacional y Regional de los Picos de Europa como consecuencia del fuego que se inició en Barniedo y alcanzó Valdeón y, en el círculo, José Manuel Fernández Guisuraga
Uno de los mayores expertos de España en incendios forestales avisa: "Es necesario intervenir con medidas de emergencia"
El doctor en Ecología de la Universidad de León advierte de la importancia de evaluar la intensidad o severidad de los fuegos para planificar la regeneración forestal en la provincia.
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La provincia de León trata aún de salir de la devastadora situación en la que lleva inmersa desde hace casi tres semanas por los incendios forestales, pero uno de los mayores expertos en España en estos episodios ha advertido de la necesidad de "intervenir con medidas de emergencia para evitar la pérdida de suelo por erosión y con reforestaciones de especies autóctonas".
José Manuel Fernández Guisuraga, doctor en Ecología de la Universidad de León, explica que la "regeneración natural se ve gravemente comprometida" en aquellas áreas que se han visto afectadas por incendios de muy alta intensidad o por llamas en cortos intervalos de tiempo, lo que obliga a llevar a cabo medidas de reforestación.
Por eso, ha incidido en la importancia de evaluar la intensidad o severidad de los incendios y permitir así planificar la regeneración forestal en la provincia. "Las especies germinadoras pueden no haber alcanzado la madurez reproductiva o las especies rebrotadoras pueden haber agotado sus reservas", ha puntualizado.
El experto resalta que las zonas atlánticas y mediterráneas de la Península Ibérica, no obstante, cuentan con una ventaja intrínseca en sus especies vegetales, que han convivido durante miles de años con el fuego bajo regímenes naturales, lo que hace desarrollar "impresionantes estrategias adaptativas".
En este sentido, precisa que la regeneración en las zonas afectadas es habitualmente muy "vigorosa", en especial en aquellas áreas donde domina el matorral, ya que se activa un proceso de regeneración natural muy rápido sin la intervención humana.
"Logrando recuperar la cobertura vegetal en el plazo de dos o tres años, hasta alcanzar un estado similar al previo al inicio en menos de una década", añade.
El proceso, ahora bien, según Fernández Guisuraga, "requiere décadas para que los bosques de arbolado recuperen por completo su estructura y función originales". Pero los primeros signos de regeneración dan señales "mucho antes".
Así, desvela que en los meses posteriores, en los ecosistemas donde están presentes robles, encinas o alcornoques, que son rebrotadoras, ya se pueden ver nuevos rebrotes desde raíces, troncos o copas.
En los bosques dominados por pinos mediterráneos, que son germinadores, las semillas se liberan con el calor y las plántulas comienzan la regeneración del ecosistema de forma natural y, en muchos casos, sin ser necesario que intervenga el ser humano.
Eso sí, el experto también miembro del grupo de Ecología Aplicada y Teledetección de la ULE subraya que la gestión ha de iniciarse con la evaluación de la intensidad o severidad del fuego dentro de su perímetro, pues no toda la vegetación y los suelos se queman de la misma forma.
"Permitiendo priorizar así las actuaciones en cada zona y determinar dónde son necesarias intervenciones más urgentes", ha apuntado.
Por ello, el doctor en Ecología señala que en las áreas afectadas por incendios de mayor intensidad lo normal es llevar a cabo "medidas de emergencia o de estabilización de suelos para reducir la erosión, como la instalación de fajinas o albarradas construidas con los propios materiales o con la vegetación quemada, así como el despliegue de acolchados de paja".
Por el contrario, en áreas donde la intensidad ha sido de menor calibre, la regeneración natural es habitualmente suficiente y la intervención únicamente se limita a asistir estos procesos, favoreciendo la recuperación de la vegetación.
"La regeneración natural es muy potente en la mayoría de los ecosistemas, pero es importante acompañarla con actuaciones adecuadas y, sobre todo, con una gestión preventiva que permita construir paisajes más resilientes", zanja Fernández Guisuraga, que recuerda que cada incendio ofrece la oportunidad para mejorar la resiliencia del paisaje promoviendo especies autóctonas que sean más resistentes y resilientes al fuego.