La asociación En Ruta por las Enfermedades Raras sigue demostrando que, pese a las dificultades, todo el mundo puede seguir adelante y cumplir nuevos retos. En esta ocasión, lo ha hecho mediante 15 integrantes del colectivo palentino que este fin de semana han conseguido hacer frente a otra de sus propuestas llegando a superar un reto de alta montaña que se suma a los llevados a cabo anteriormente en Curavacas, Peña Prieta, Peña del Infierno, Tres Provincias, Celestino, Murcia, Peña Redonda, Yordas y Peña Ubiña, ente otros. 

Esta vez todos ellos han logrado subir el Pico San Millán, el punto más alto de la provincia de Burgos y el segundo en altitud de la Sierra de la Demanda con 2.131 metros. 

Y es que, aunque en sus cinco años de trayectoria siempre han optado por cumbres de la cordillera Cantábrica, este fin de semana han querido apostar por el reto extraordinario de este año en el Sistema Ibérico alcanzando uno de los techos provinciales que conforman Castilla y León. 

Según han dado a conocer a través de una nota de prensa, los participantes comenzaron el recorrido de la localidad burgalesa de Santa Cruz del Valle Urbión, donde ya empezaron a demostrar que, por muy difíciles y complicados que sean los problemas, siempre se pueden afrontar. 

Los integrantes de la asociación En Ruta por las Enfermedades Raras descendiendo el Pico San Millán de Burgos Asociación En Ruta por las Enfermedades Raras

Y vaya si lo hicieron, pues, a las dificultades del ascenso se sumaron una malas condiciones climatológicas justo en el momento en el que se desarrolló la actividad. 

Pero nada les frenó. Así, remontaron el curso del río Urbión con precaución y, tras atravesar una llamativa zona de bosque consiguieron llegar a un gran hayedo en el que tuvieron ocasión de disfrutar de uno de los paisajes más llamativos y curiosos de la provincia. 

La ruta continuó por zonas de pedrera con un fuerte desnivel e inclinación y culminó en la cumbre del Pico San Millán, donde pudieron contemplar las impresionantes vistas de la zona con el orgullo de haber conseguido su propósito, el cual, según ellos, mereció muchísimo la pena, y de haber contribuido, una vez más, en la visibilidad de las enfermedades raras, así como en promover la investigación de este tipo de patologías.  

Con este recorrido, cada participante sumó 16 kilómetros al contador por la espERanza de la asociación, el cual volverá a crecer en las próximas semanas con el segundo reto de alta montaña de esta temporada.