La generación actual ya no es la de cristal, es la generación de talco. Trabajar todos los días les parece fuera de lugar. Mientras los españoles entran en modo supervivencia, los que nos administran parece que viven en otro país. El once por ciento de los hogares no llega a fin de mes y el setenta y tres por ciento no puede ahorrar. Tirando de tarjetas está el tema.

La verdadera bajada del paro y la realidad es que estamos en modo sálvese quien pueda, muchos hacen las maletas y se van sin mirar atrás. Supervivencia a base de choped y agua del grifo, los que pueden pues en Toro siguen sin poder beber agua del grifo y duchando se con agua tóxica. A algunos ya se les cae el pelo mientras parece que jugamos a superar el record de Lastras de Cuéllar donde estuvieron mil sin agua corriente. Es indignante como lo es tolerar en Iglesias desacralizadas que se expongan obras de arte de dudosa tendencia religiosa o amorales, o incluso se realicen obras de teatro exhibiendo cuerpos desnudos.

Nos proponen una ley de la vivienda que va a destruir el ahorro y las pocas ganas que quedan a los españoles de arriesgarse a alquilar un piso. Se destruirá del todo el frágil mercado inmobiliario. No se defiende en ningún caso la propiedad privada y se sigue potenciando la ocupación. Llueve sobre mojado y no sale nadie a la calle en la españazuela que nos toca vivir, ansiedad ecológica aparte esto es un sin vivir. Unos trabajan y otros paguita y chándal. Los partidos antiespañoles siguen siendo decisivos para legislar y deconstruir el país, dejando de lado la cantidad de dinero público que cuestan al resto ciudadanos. La historia juzgará nuestra falta de dignidad al permitir que los que nos aterrorizaron y pusieron bombas hoy hagan nuestras leyes.

Los MENAS nos cuestan unos trece mil euros al mes pero las ortodoncias y las gafas, sin contar la cantidad de medicinas de la gente mayor, las seguimos pagando nosotros. Si son menores se devuelven a su país de origen y que les busquen a sus padres o una cárcel cómoda lejos. El chiste de la semana lo ha propuesto el partido que va a desaparecer y es que se adelante la paga de jubilación a los menores de 35 años en un diez por ciento para que puedan acceder a una vivienda. Fomentando la gandulería, el desahorro y la discapacitación.

Cada día hay más especies en peligro de extinción. Una de ellas es el agricultor de menos de cincuenta hectáreas junto al aguilucho cenizo, la avutarda o sisón entre otros. El primero cierra su explotación por no poder vivir de ello y el segundo se extingue con él al perder su hábitat. Vemos desaparecer también los rebaños de ovejas y cabras. Se va parte del paisaje y de la historia. Los rebaños en nuestros campos y montes son una necesidad, una actividad económica que mantiene el medio natural. Pero no se ayuda al relevo y se pagan contratos millonarios para el desbroce. Cuando desaparezcan los cazadores y la caza no habrá dinero para pagar a empresas el control de la fauna silvestre.

De momento un corredor en Italia a muerto a manos de un oso, pero cuando algún niño en nuestro país muera a manos de los lobos paseando por el campo nos rasgaremos las vestiduras y exculparemos al lobo. Los hijos de la élite no estudian para perseguir corderos pudiendo comisionar jugando al golf. Los desembalses de Iberdrola están en el punto de mira, en una semana se calcula que las presas tienen unos cincuenta y siete mil millones de litros menos. Habrá que cuestionarse si la riqueza de todos, como es el agua, tiene derecho a gestionarla una empresa privada su capricho y tributar en otra comunidad. En Salamanca y Zamora ese expolio se vive desde hace décadas y los que gestionan nuestra comunidad lo siguen tolerando a cambio que se sepa de nada. A esto podemos sumarle que la AEMET ha publicado un artículo sorprendente donde se reconoce la manipulación del tiempo en España y los chemtrails, un artículo que da la sensación que la agencia quiere tirar balones fuera.

Stanley Milgram, reconocido psicólogo, afirmaba que el ochenta por ciento de la población no tiene los recursos psicológicos o morales para desafiar las órdenes de una autoridad, sin importar lo ilegítima que sea la orden. Por tanto sólo el veinte por ciento tiene capacidad de pensamiento crítico para abstenerse de embotarse bebiendo cerveza y pasear con chanclas. Resulta descorazonador pero los que mueven los hilos lo saben y nos dirigen hacia la distopia del NWO del 2030.