Alfonso Fernández Mañueco y Alberto Núñez Feijóo en un acto de la campaña electoral del PP en Zamora.

Alfonso Fernández Mañueco y Alberto Núñez Feijóo en un acto de la campaña electoral del PP en Zamora. ICAL

Región Elecciones Castilla y León 13F 2022

El aterrizaje de Feijóo en Génova podría complicar a Mañueco el pacto con Vox

El presidente gallego ha asegurado en varias ocasiones que "no es posible" el pacto con los de Santiago Abascal y se ha mostrado muy crítico con su propuesta de eliminar el Estado de las Autonomías

25 febrero, 2022 07:00

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El factor Feijóo entra en escena en Castilla y León. El presidente gallego será previsiblemente encumbrado como nuevo líder del Partido Popular a nivel nacional en el Congreso extraordinario que se celebrará los próximos 2 y 3 de abril, en sustitución de un Pablo Casado ya en retirada. La llegada de Feijóo al cargo puede traer consigo un giro de 180 grados en la estrategia electoral y de pactos del partido ya que el presidente gallego ha asegurado en varias ocasiones que "no es posible" el pacto con Vox y se ha cerrado siempre a cualquier posibilidad de acuerdo con los de Santiago Abascal. Este cambio de postura tendría su impacto directo en Castilla y León y arrastraría a Alfonso Fernández Mañueco lejos de un Vox con el que está condenado a entenderse si quiere permanecer en el poder. 

Feijóo: un outsider dentro del PP

Alberto Núñez Feijóo ha sido siempre uno de los barones populares más contrarios a cualquier tipo de acuerdo con Vox, si bien es cierto que esta posición la ha defendido siempre desde una posición de privilegio. La comunidad autónoma que lleva gobernando desde 2009, Galicia obteniendo cuatro mayorías absolutas desde entonces no ha vivido la entrada en su parlamento de ningún diputado de la formación de Santiago Abascal hasta el día de hoy, como tampoco la vio de ningún representante de Ciudadanos anteriormente.

El Partido Popular de Galicia (PPdeG) se ha convertido desde hace varias décadas en un auténtico catch-all party (partido atrápalotodo) en esa comunidad y ha cortado el paso a todas las formaciones del ámbito de la derecha que han intentado hacerle frente. También ha sabido recoger el voto regionalista conservador con una defensa férrea de la identidad gallega lo que ha impedido que surja ningún partido nacionalista de centroderecha con posibilidades en Galicia, al contrario que en País Vasco o Cataluña. Además, el tono moderado de Feijóo le ha permitido recoger votos en el espacio más centrista del PSOE. Es significativo que en el año 2011 Feijóo presumiera de que sus políticas representaban "la socialdemocracia de verdad".

Desde que accedió al poder en 2009, Feijóo mostró una clara intención de marcar un perfil propio con respecto a Génova y acentuó el carácter regionalista del PPdeG, que ya se venía apuntando desde el período de Manuel Fraga (1990-2005). Se caracterizó por una defensa férrea de la Ley de Normalización Lingüística de 2006 y por el uso del gallego en sus discursos, consciente de que gran parte de su electorado, sobre todo el del ámbito rural, tiene ese idioma como lengua materna. Además, apostó desde el principio por un tono moderado y dialogante con la oposición, que se incrementó tras la victoria de Pablo Casado en las primarias del PP en 2018 y el distanciamiento de Feijóo con el giro a la derecha que pretendía dar en el partido aquel primer Casado.

Desde entonces, se ha consolidado como el referente del sector moderado del partido y el líder moral de los barones del partido. En varias entrevistas ha definido al PP de Galicia como "un partido de centro" e incluso ha reconocido haber votado al PSOE de Felipe González en los años 80. En Galicia no existe nada parecido al Partido Nacionalista Vasco (PNV) o a la antigua Convergencia i Unió (CiU) porque el PPdeG ocupa de algún modo ese espacio, y al mismo tiempo, con ese fomento del consenso regionalista, ha evitado que Ciudadanos y Vox entren en el parlamento, al ser vistos como demasiado centralistas en cuestiones territoriales por el votante de derechas gallego. Además, Feijóo ha acentuado el caracter personalista del PPdeG, no obstante en la campaña de las últimas elecciones gallegas, en junio de 2020, prescindió de las siglas del partido en todos sus actos electorales, que solo mostraban las palabras "Feijóo" y "Galicia".

Una distancia abismal entre Feijóo y Vox

Desde la irrupción del partido de Santiago Abascal, tras las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, Feijóo marcó distancias claras con Vox. Desde un inicio apostó por mantener "a raya" a los de Abascal y solo cuatro meses después de la irrupción del partido cargó duramente contra ellos. "Aquí somos gallegos y somos españoles. No necesitamos ni el carné de gallegos que reparten los nacionalistas ni el carné de españoles que reparte Vox", afirmó con rotundidad en abril de 2019. 

Durante la campaña de las ya citadas elecciones autonómicas de junio de 2020, Feijóo descartó cualquier posibilidad de acuerdo con Vox en el caso de que obtuvieran representación parlamentaria, cosa que finalmente no sucedió. "No es posible ese pacto, y lo digo claramente: no tengo ningún interés ni ningún compromiso de pactar con Vox", aseguró, añadiendo además que siempre que el partido de Abascal "habla" lo hace "en contra de Galicia". "Vox está en contra de las comunidades autónomas. Cuanto más hablan, más acreditan que no conocen Galicia", insistió, contraponiendo el carácter galleguista de su línea política con el centralismo de la formación de Abascal.

En mayo de 2021, Feijóo pidió "un cambio de ciclo" en el PP con un "proyecto más europeo" y añadió que Vox "no ha venido a solucionar ningún problema" en España. En esa misma intervención recordó que él había logrado que la formación de Santiago Abascal no tuviera ningún representante en Galicia y presumió de su gestión moderada. "El PP de Galicia está gobernando con responsabilidad. Yo creo que ese es el modelo", ha afirmado. 

Finalmente, tras conocerse los resultados electorales del pasado 13 de febrero en Castilla y León, Feijóo pidió a Génova que dejara negociar el futuro Gobierno a Mañueco "sin tutelas" pero, a su vez, hizo una velada petición al PSOE de que se abstuvieran para evitar a Vox. "Entiendo que hablará con el PSOE y le dirá si está dispuesto a hacer lo que hacen los grandes partidos en Europa: si hay alguna posibilidad de favorecer la investidura del partido más votado", afirmó, poniendo como ejemplo otros pactos de "Gran Coalición" entre centroderecha y centroizquierda que se han producido en Europa, como es el caso de Alemania. Un modelo de pacto que es previsible que intente importar a España si finalmente accede a la presidencia del PP.

El impacto de la nueva estrategia del PP en Castilla y León

Este previsible cambio de estrategia con respecto a Vox por parte del nuevo PP de Feijóo a nivel nacional tendría serias implicaciones en Castilla y León. Alfonso Fernández Mañueco sabe que su única opción para mantenerse en el poder y evitar una repetición electoral es un pacto con la formación encabezada en la región por Juan García-Gallardo, una vez descartada la abstención del PSOE tras la infructuosa reunión del pasado lunes con el candidato socialista, Luis Tudanca. "La reunión ha transcurrido en un ambiente un poco mas agradable que el otro día", dijo Mañueco tras reunirse con el candidato de Vox.

García-Gallardo constató además un avance hacia un acuerdo programático con el PP. "Nos vamos con la satisfacción de que el PP ha visto que todo lo que pedimos a nivel de programa es razonable, es de sentido común y eso no va a ser un impedimento para que podamos formar un acuerdo", aseguró el candidato de Vox. Con todo, quedó aún pendiente tras la reunión aclarar la composición del futuro Gobierno, que el PP prefiere que sea en solitario mientras que Vox exige su entrada en el Ejecutivo, pidiendo "el mismo trato" que recibió Ciudadanos tras las elecciones autonómicas de 2019, cuando formó parte del Gobierno teniendo un procurador menos de los que ahora tiene la formación de García-Gallardo.

Con todo, la crisis desatada en la dirección del PP a nivel nacional -que había marcado la pauta a Mañueco de no integrar a Vox en el Ejecutivo- y el vacío de poder provocado por la misma, había dado alas a Mañueco para presumir de una "independencia" y "autonomía" que parecían hacer indicar que podría abrirse a ceder en las exigencias de los de García-Gallardo. "Tengo las manos libres y la mente abierta", aseguró el presidente en funciones la semana pasada. Pero la elección de Feijóo como nuevo líder del PP podría cambiar las tornas. 

Mañueco mantiene una relación muy fluida con el líder gallego con quien le une una gran amistad. "Yo creo que Feijóo es un referente. Tiene un liderazgo moral que es incuestionable", aseguró el presidente en funciones este miércoles tras la reunión con el candidato de Vox. Y destacó una serie de proyectos compartidos entre los Gobiernos autonómicos de Galicia y Castilla y León como la defensa del Corredor Atlántico Noroeste o la Declaración de Santiago en defensa de una financiación más justa para sus regiones.

Además, el PP de Castilla y León ha compartido siempre con el PPdeG una línea política centrada y moderada, apoyada en una gran implantación territorial ya que ambas formaciones cuentan con más de tres décadas de Gobierno autonómico a sus espaldas. Prueba de ello es la legislación en materia de memoria histórica o violencia de género que han impulsado los populares en la Castilla y León, y que son precisamente el mayor punto de fricción con Vox a la hora de llegar a un acuerdo. Si Feijóo finalmente es elegido nuevo líder del PP, es previsible que Mañueco se vea arrastrado lejos de Vox, su única opción para gobernar y evitar la repetición electoral.