Imagen de archivo de una mujer de la tercera edad

Imagen de archivo de una mujer de la tercera edad

Región

Los psicólogos piden a la Junta mayor presencia para atajar las secuelas de la soledad no deseada

El colectivo quiere tener mayor peso en la ejecución del 'Plan Estratégico contra la Soledad no deseada y el aislamiento social 2022-2027' que elabora la Junta de Castilla y León

28 diciembre, 2021 16:08

El Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León (COPCYL) pide mayor presencia de los profesionales de la psicología en la ejecución del ‘Plan Estratégico contra la Soledad no deseada y el aislamiento social 2022/2027’ que elabora la Junta de Castilla y León, ya que el sentimiento de abandono es una cuestión emocional y debe tratarse desde la Psicología, señalan en las alegaciones presentadas al borrador del plan. “La soledad no deseada es un fenómeno emocional, y como tal debe ser abordado por profesionales en esta materia que son quienes están capacitados para tratar las secuelas psíquicas y físicas que acarrean este problema y que, en los casos más graves, puede terminar en suicidio”, advierte el presidente de COPCYL, Jaime Gutiérrez, que añade que “en estos días se juntan las Navidades con la fatiga pandémica, lo que está acrecentando ese sentimiento de soledad”. Por ello, insiste en que “ahora más que nunca hay que hacer un seguimiento desde Atención Primaria y los servicios sociales para prevenir estos casos”.

Uno de cada cuatro castellanos y leoneses mayores de 65 años vive solo, una proporción mayor que la que registra la media nacional, casi dos puntos porcentuales inferior, y que se traduce en 145.400 personas en la Comunidad. Más allá de la estadística, estudios recientes apuntan a que la mitad de las personas sienten algún tipo de soledad o están en riesgo de aislamiento social, incluso en los casos en los que viven acompañados. Se trata, por tanto, de un problema psicológico y emocional que afecta de forma importante a Castilla y León, una de las comunidades más envejecidas y con la población más dispersa de España.

El sentimiento de desesperanza y el desaliento que provoca en algunas personas vivir solas preocupa a los expertos del COPCYL, que sin embargo ven más inquietante la dimensión emocional de la soledad, extendida más allá de quienes habitan sin compañía. “La soledad es un fenómeno psicológico que sobreviene cuando la persona no ha logrado las relaciones interpersonales íntimas o estrechas que desea y como tal precisa de la presencia de profesionales de la Psicología en su diagnóstico e intervención”, explica la responsable del grupo de envejecimiento y psicóloga del COPCYL Ana Belén Sánchez, quien subraya que esta realidad está más extendida de lo que los ciudadanos creen y afecta todos los grupos de edad y circunstancias.

Alegaciones al plan de la Junta

En las alegaciones presentadas al plan estratégico de la Junta, el COPCYL pide una mayor presencia de profesionales de la salud mental en el diagnóstico y tratamiento de la soledad, y proponen intervenir en la soledad emocional de las personas mayores a través del ‘Programa de Intervención Psicológica en la Soledad Emocional’, elaborado por el grupo de trabajo de Envejecimiento del COPCYL y que lleva años en marcha con resultados muy positivos. “La integración de profesionales en los servicios sociales permitiría intervenir desde los componentes afectivos, cognitivos y de conducta, lo que facilitaría herramientas y estrategias para afrontar la soledad emocional”, señalan desde la institución.

Otras propuestas presentadas a la Junta pasan por la realización de jornadas divulgativas para informar, concienciar y alertar a la sociedad sobre las consecuencias de este problema, el desarrollo de actuaciones formativas para profesionales y agentes intervinientes en el plan estratégico, la contribución de los psicólogos como expertos en el ámbito de la investigación y buenas prácticas, así como la intervención en la soledad emocional de familias cuidadoras y en personas con discapacidad.

La llegada de unas fechas singulares como las Navideñas acentúa el sentimiento de soledad en una época de tradicional reunión y acercamiento. “Como es un momento de encuentros familiares, las personas que viven solas o que no tienen ese vínculo emocional a nivel familiar es cuando más perciben y más sienten la soledad no deseada”, explica la psicóloga del COPCYL especializada en envejecimiento Ana Belén Sánchez.

“Es importantísimo de cara a la sociedad detectar a personas en soledad, no dejar que estén solas”, sostiene Sánchez. Para los casos en los que la presencia física es complicada, bien por distancia o por prevención, la psicóloga anima a utilizar los recursos que brindan las nuevas tecnologías para tratar de mitigar esa ausencia, como realizar una llamada de teléfono o una videoconferencia durante la cena de Navidad. En cualquier caso, además del llamamiento hacia la sociedad para detectar estos casos de soledad no deseada, la experta recomienda a quienes se sientan solos que sean activos. “Que no esperen a tener la llamada, sino que cojan el teléfono y sean ellos los que llamen a sus personas de confianza, familiares, amigos o vecinos”.

Freno a la vida social

El mayor aislamiento para favorecer la prevención de los contagios en el marco de la pandemia ha hecho llegar la soledad a personas que antes no la percibían de la misma forma. “Al haber puesto freno a las actividades de envejecimiento activo, aquellos que vivían solos, y vivían bien solos, han visto truncado su día a día”, comenta Sánchez. Advierte de que “incluso ha aparecido la soledad emocional no solamente entre las personas que viven solas, sino que algunas se sienten solas a pesar de vivir en familia o en pareja”. Por esa razón, insiste en que lo más importante no es prestar atención únicamente a las personas que viven solas, sino también a todas aquellas que se sienten así.

Consecuencias para la salud

Uno de los motivos de preocupación y necesidad de tratar correctamente estos casos radica en la evidencia científica de que la soledad influye en la salud psicológica, ya que pronostica síntomas depresivos, agrava los problemas de sueño, aumenta el riesgo de padecer alzhéimer y acrecienta los problemas de salud mental, que pueden derivar en consultas suicidas. Además, incide en la salud física, ya que puede empeorar el funcionamiento vascular, aumentar la presión sistólica, disminuir la respuesta anti-inflamatoria, elevar las alteraciones del sistema inmune, acentuar la obesidad o amplificar el declive motor.