Durante dieciséis años, Pilar del Olmo ha manejado con destreza las cuentas de Castilla y León. Le ha tocado lidiar con épocas de crisis, retraso en la transferencia de fondos a las comunidades autónomas por los presupuestos prorrogados y, en ocasiones, reclamar a su propio partido en la Moncloa más financiación para Castilla y León. Con valentía, a pesar de que las encuestas auguraban un mal resultado para su partido en Valladolid, la exconsejera se colocó en primera línea como aspirante a la Alcaldía de Valladolid, y ahora lidera la oposición municipal, una oposición que ejerce con elegancia, sin estridencias y huyendo del discurso bronco que hoy en día es lo habitual en la política. Un estilo que, sin embargo, no le impide seguir trabajando con convicción por una ciudad mejor, aunque la “ley del rodillo” que impera en el Ayuntamiento frene cualquiera de las iniciativas que presenta el grupo municipal popular.

Pilar del Olmo nos recibe con una acogedora sonrisa en el despacho del grupo municipal popular, en la primera planta del Ayuntamiento de Valladolid, contiguo al de VOX, cuya entrada ilustra una fotografía del rostro de Santiago Abascal contiguo a una bandera de España. En la sede del PP, en cambio, reina el tradicional azul y el logotipo del PP, sin más. Tras una breve sesión fotográfica para ilustrar este reportaje, entramos sin más en harina, y la concejala va desgranando su visión de la Valladolid que le gustaría conseguir. Pilar del Olmo no está liberada, tiene su propio trabajo como inspectora de Hacienda -oposición que sacó a la primera con tan sólo 25 años-, por lo que aprovecha cualquier hora libre para dedicarla a trabajar en el Ayuntamiento.

Para ella, la clave está en “rejuvenecer” Valladolid. No sólo frenando la marcha de los jóvenes a otras ciudades de España, sino en atraer juventud. ¿Y cómo? Pues creando las condiciones para el emprendimiento, en colaboración con las universidades y especialmente al calor de las ‘startup’ y de las empresas tecnológicas que ejerzan un poder de atracción sobre otras empresas, al más puro estilo de Silicon Valley. “Si no se incentiva desde el Ayuntamiento para que haya ese ambiente, al final no es que haya trabas, es que el Ayuntamiento no está”. Los medios: incentivos, cesión durante unos años de locales…

Una idea, por ejemplo, sería conseguir una “empresa tractora” del comercio en el edificio de Hacienda de Plaza Madrid o en el de la Tesorería en Gamazo, que irradiara actividad económica, como ocurre con Apple en el centro de Madrid.

También pone especial énfasis en lograr un verdadero plan de movilidad en la ciudad para crear una ciudad sostenible, con un sistema de transporte “más inteligente, ordenado”, que fomente las formas alternativas de transporte “pero seguras”. “El corte sin más del tráfico en el centro está perjudicando a los hosteleros y comerciantes”, señala Pilar del Olmo, quien subraya, además, que la contaminación está en el sur pero el tráfico se corta en el centro.

La portavoz del PP pone el acento en asuntos pendientes que “llevan ya demasiado tiempo siendo noticia inconclusa”, como el Campus de la Justicia, para el que reclama agilidad en los trámites, y al alcalde, Óscar Puente, que ejerza presión ante el Ministerio de Justicia, “ya que presume de tener tan buena relación con Pedro Sánchez. Si no reivindica para su ciudad, no sería buen alcalde”. Y es que, a su modo de ver, “el Gobierno de España tiene muchas hipotecas, vamos a ver cuánto quiere a Valladolid”.

Preocupa especialmente a Pilar del Olmo y su equipo la fisonomía que el actual equipo de gobierno está creando para Valladolid, con el modelo de soterramiento sin vuelta atrás que deja a la ciudad con 29 túneles, “un modelo de ciudad que no es el nuestro”, y que está destapando, además, sangrantes defectos de ejecución como, por ejemplo, el de Andrómeda, donde “el cemento no era bueno”. También preocupa el peligro de degradación que amenaza estos espacios, como las inevitables pintadas. “Son espacios de miedo”. Y la limpieza general de la ciudad, de la que muchos se quejan -calles y los propios solares municipales-.

Igualmente, para los populares prima acabar con los guetos de pobreza “y no dar a los barrios un lavado de cara”, como prueban las actuaciones en 29 de octubre. “Esta ciudad ahora mismo no tiene miras de futuro. El propio PGOU tiene miras a una ciudad compacta, de pisos, cuando las ciudades no crecen así. Necesitamos algún aliciente”, asegura Pilar del Olmo, quien echa de menos una política turística de nivel que explote la gran riqueza que subyace a Valladolid, y que sorprende a todo aquel que la visita. Para ello, apuesta firmemente por integrar la oferta turística de la capital y la provincia, y aprovechar el tirón del enoturismo.

Vivienda joven, empresas limpias, tecnológicas, una ciudad sostenible, que venda sus atractivos… así es el modelo de ciudad que ambiciona Del Olmo, quien echa en cara al alcalde y a su equipo las promesas incumplidas. “Llevaban muchas cosas, pero han hecho muy poco”, asegura. Tal es el caso del inacabado túnel Rafael Cano; el Puente Mayor; el parque Tomás Rodríguez Bolaño, la movilidad, que “no ha mejorado nada, ni la sostenibilidad, ni la actividad económica, ni la actividad comercial ni hostelera”. Tampoco el bienestar de las personas mayores en los centros, donde se les suprimen paulatinamente servicios de gran valor añadido para este colectivo, como la podología o la peluquería. “Nos aplican la ley del rodillo en todos los plenos, y se van apropiando de nuestras ideas. Cuentan muy poco con la oposición. No quieren que les ayudemos, sino marcar su impronta”, lamenta.

Aún así, Pilar del Olmo está convencida de que el trabajo tiene su recompensa, y prueba de ello es la respuesta que obtiene en la calle, donde ciudadanos anónimos le plantean cara a cara sus inquietudes. Un trato cercano que le apasiona y que le ha llevado a seguir aspirando a convertirse en la próxima alcaldesa de Valladolid. “La política municipal me gusta, es la más cercana y donde tenemos la oportunidad de hacer cosas para mejorar la vida diaria de las personas”. Y sobre ese hipotético escenario en el que podría tener el bastón de mando a su alcance a través de pactos con otras formaciones, Pilar del Olmo asegura que no se cierra a nada: “Soy una persona dialogante y me puedo entender con todo el mundo”.