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“El problema con la despoblación es que las ideas salen de despachos”

25 septiembre, 2019 01:10

-Pregunta: ¿Cómo han sido los primeros meses como diputada provincial?

-Respuesta: De momento bastante calmados y esperando que la legislatura se ponga en marcha. El primer mes tras las elecciones estuvimos esperando a que Ciudadanos y el Partido Popular se pusieran de acuerdo, el segundo mes ha sido atípico porque en agosto la actividad cede mucho, sin comisiones ni plenos. Por lo que en septiembre acabamos de empezar el curso. El ritmo fuerte vendrá con el nuevo presupuesto.

-P: ¿Dónde se puede mejorar la gestión en la Diputación, la vida política en la institución?

-R: Creo que está por ver cómo va a ser la puesta en escena, porque tenemos una derecha más fuerte que la pasada legislatura. Si quieren pueden pasar el rodillo y no nos necesitan ni al PSOE ni a Toma la Palabra, al PP sólo le falta un voto para la mayoría absoluta. Me gustaría pensar que lo que ha planteado el presidente, Conrado Íscar, lo va a cumplir, que es contar con todos los grupos para hacer políticas que realmente afecten al medio rural. En la legislatura anterior lo que he visto es que la Diputación mueve muchas ayudas, mucho dinero, pero hay un porcentaje escaso de esos recursos que llegan realmente al medio rural y por políticas que beneficien a los pueblos y sus habitantes.

-P: En Izquierda Unida antes y en Toma la Palabra ahora se ha cuestionado la existencia de las diputaciones, ¿mantiene esa visión ahora que forma parte de la Institución?

-R: No solo lo mantengo sino que lo aumento. Cuando entré en la Alcaldía de San Pelayo hace cuatro años pensaba que gracias a la Diputación sobrevivían pueblos como el mío. Ahora mismo creo que la supervivencia de este tipo de pueblos es a pesar de la Diputación. Nos hacen creer que si no existiese la Diputación los pueblos más grandes se llevarían todos los recursos y a los pequeños no les quedaría nada, y que es la Diputación la que mantiene ese equilibrio justo y progresivo entre los municipios. Pero nada más lejos, descubres hay mucho dinero que se pierde en convenios que nada tienen que ver con la política directa en el medio rural y, además, las ayudas se dan por número de habitantes, por lo que los grandes se siguen llevando más.

-P: ¿Cómo se podría cambiar este modelo de financiación para los ayuntamientos del medio rural?

-R: El dinero tiene que llegar a los ayuntamientos, creo que tenemos capacidad sobrada para decidir en qué tenemos que gastar los recursos y lo que necesitan los pueblos. Si nos devuelven las competencias y nos dan financiación tenemos capacidad sobrada para decidir y gestionar. Creo en las mancomunidades, en las comarcas, para que municipios de características similares, en zonas comunes puedan trabajar y distribuirse los servicios de manera común.

-P: Toma la Palabra tenía dos diputados provinciales y tras las últimas elecciones tiene uno, ¿en qué medida cree que le va a afectar tener que asumir toda la carga del grupo?

-R: Al final ser una persona sólo significa que el trabajo institucional me va a llevar mucho más tiempo y a quitar tiempo de calle, que además es donde creo que debemos estar los diputados. Tenemos una coordinadora provincial, funcionamos en asamblea, por lo que aunque sea la cara pública y quien vaya a comisiones y plenos, el trabajo lo repartiremos entre el resto del grupo.

-P: Hablemos un poco de San Pelayo, ¿cómo ha cambiado su relación con la política desde aspirar a ser la alcaldesa de su pueblo a convertirse en diputada provincial?

-R: Nosotras siempre decimos que nos presentamos a la Alcaldía para poner un parque en San Pelayo, esa era nuestra aspiración. Parece que se había asumido que el pueblo no podía tener más de lo que tenía y como diciendo ‘gracias que viene el médico una vez a la semana’. Trabajamos con mucha ilusión y también con mucha ingenuidad, nos dimos cuenta que había municipios que tenían muchas más ayudas y esa ilusión se transformó en cabreo. Tanto Elisa como yo llevamos mucho tiempo militando en diferentes movimientos sociales, fuimos cogiendo más responsabilidades y dándonos cuenta de que había que pelear por esos derechos y servicios para el pueblo y nos vimos en las Cortes, en la Diputación, dando ruedas de prensa y eso nos ha hecho implicarnos cada vez más en esta nueva militancia.

-P: ¿Cómo se afronta la segunda legislatura en San Pelayo?

-R: Ahora vamos a por retos de mayor calado, la primera legislatura ha sido para conseguir lo que entendíamos como más prioritario. Es como cuando construyes a una casa, lo primero es pintar, que todos los suministros estén bien, que sea habitable, ahora tenemos que empezar a amueblar. Cuando llegamos al Ayuntamiento, lo que ahora es el salón de plenos era un almacén, estaba lleno de basura, todo desordenado. No había ni un baño público en el pueblo, ni en el Ayuntamiento. Ahora ya estamos afrontando temas de urbanismo, queremos facilitar que la gente se instale en San Pelayo, que sea más fácil construir una casa, subir el IBI a las viviendas vacías y rebajarlo a quien la ponga en alquiler.

-P: Y luego está Cuatro Gatos, que ha sido la gran creación de San Pelayo.

-R: Desde luego. Lo que teníamos era la fiesta del verano que tienen todos los pueblos, al final el presupuesto del pueblo hace que no podamos competir con la oferta y las fiestas que tienen otros municipios más grandes. La diseñadora que nos hace la cartelería nos dio la idea, le dimos un par de vueltas y lo pusimos en marcha. Al principio no nos podíamos ni creer lo que habíamos conseguido, nos gastamos de recursos del Ayuntamiento 400 euros, buscamos patrocinios y mucha colaboración de mucha gente. El segundo año tuvimos más tiempo de preparación y tuvimos un gran resultado aunque fue una paliza de trabajo y este tercer año hemos mejorado a todos los niveles. Hemos conseguido que se haga un nombre, que la gente esté pendiente, que sea algo lúdico, que venga gente nuevo al pueblo y también que nos sirva para reivindicar. Ahora hay mucha gente que nos identifica con el pueblo de los Cuatro Gatos y creo que es algo positivo y de lo que estar orgullosas.

-P: El nombre del festival pone en positivo el concepto despectivo de ‘cuatro gatos’ que tiene mucho que ver con la despoblación. ¿Cómo vamos a encontrar la piedra filosofal que resuelva el gran problema?

-R: El problema con la despoblación es que todas las ideas salen de despachos. Como Cuatro Gatos hay otras muchas iniciativas, pero si no ha nacido del despacho de alguien no consigue financiación, pasa desapercibida. Da la sensación de que desde las altas esferas no se considera una buena idea si no es suya, todo es un discurrir de ocurrencias que luego no sé si tienen valoraciones, una memoria que analice si ha servido o no. El problema es que los despachos huelen mucho a Channel nº5 y poco a caca de vaca. Es tan sencillo como dar una vuelta por los pueblos, escuchar las ideas que tienen los alcaldes, las asociaciones y colectivos que trabajan en el medio rural y darles margen para actuar. Como la despoblación se ha puesto de moda parece que ahora todo es contra la despoblación, parece que hay que venderlo aunque ya se hiciera antes. Hay muchas iniciativas muy chulas que no se las dota financieramente y después mucha gente que está montando chiringuitos en fundaciones y asociaciones aprovechando esta situación para vivir de las ayudas públicas para construir castillos en el aire.

-P: Ahora que va a haber nuevas elecciones generales, ¿se ve dando el salto a la política autonómica o nacional en algún momento?

-R: No es mi liga. Lo que me ha llevado aquí es ser consciente de que mucho de lo que pasa en mi pueblo tiene aquí su origen y como el mío hay muchos pueblos. No me veo en el Congreso, a mi me gusta el contacto. La política institucional me aburre más, a mi me encanta estar fuera y hacer cosas, el voluntariado ambiental, la organización del Cuatro Gatos.