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Salamanca criminal: timos a comercios

5 noviembre, 2018 07:15

La crónica de sucesos está impregnada cada vez más con hechos delictivos hasta no hace mucho tiempo más propios de grandes urbes, de otras latitudes donde la delincuencia está a la orden del día. Pero la globalización también conlleva la expansión del delito y sus nuevas vertientes, que NOTICIASCYL les detalla cada domingo en una serie, acercándoles los detalles sobre prácticas cada vez más comunes en Salamanca.

Es el caso de los timos a comercios, pequeñas tiendas que son víctimas de las estafas más tradicionales, pero también las nuevas tecnologías propician ingeniosas modalidades. Los estafadores estudian a sus víctimas, y buscan a quienes pueden ser más vulnerables. Muchos sienten vergüenza por haber sido engañados y no solo no denuncian, sino que no le cuentan a nadie lo sucedido, quedando la conducta del timador impune.

Por ejemplo, recientemente la Policía Nacional alertaba de una nueva modalidad de timos en floristerías. El modus operandi es que la tienda recibe un pedido por los medios habituales, por email o teléfono, solicitando el envío a una dirección, demandando que junto al pedido y como obsequio adicional se incluyan tarjetas prepagadas Neosurf, que pueden adquirirse en distintos establecimientos por importes entre 10 y 100 euros, obteniendo un código de diez dígitos, con el que ya pueden ser utilizadas, siendo un modo habitual para pagos no presenciales o anónimos en Internet.

Para evitar la posible desconfianza del comerciante facilitan los datos completos de una tarjeta de crédito. El estafador, cuando la víctima ya le ha confirmado el pedido, solicita el envío de una fotografía del encargo para dar el visto bueno, en la que se incluyan los códigos de las tarjetas Neosurf adquiridas, con los que podrá operar a partir de ese momento.

También prolifera el timo de la publicidad en revistas. Los estafadores se presentan ante los encargados de los negocios, generando en todo momento su confianza, de forma que, tras mantener una conversación totalmente distendida, les ofrecen, a cambio de una cantidad de dinero, la posibilidad de colaborar con la revista, incluyendo un anuncio publicitario de su empresa. Los presuntos estafadores suelen llegar a cobrar por cada uno de los anuncios de 100 a 300 euros.

En otras ocasiones, los estafadores llaman al anunciante que se publicita en la revista y se le pregunta si desea que su anuncio aparezca en el próximo número o si, por el contrario, desea darse de baja. En ambos casos, el método que siguen siempre es el mismo. Tanto si se da de baja como si no, a continuación se le piden sus datos identificativos, es decir, número de cuenta, NIF, domicilio, etcétera, a efectos de comprobar que los obrantes en su poder son correctos. Una vez conseguidos, el paso siguiente es cargar un recibo en el número de cuenta facilitado y, si el cliente se cerciora antes de que transcurran treinta días desde su emisión el recibo se devuelve, pero si no es así, difícilmente se puede recuperar el dinero.

El buen vecino

Ser comerciante y buen vecino también puede costar un pequeño disgusto. La técnica usada por los timadores comienza con una llamada del estafador en un horario poco habitual haciéndose pasar por el propietario de otro comercio cercano, que a esa hora siempre se encuentra cerrado. El estafador pide al comercio que le haga un favor, que es la recogida de unas llaves o una documentación que le tienen que llevar de forma urgente y que no puede ir hasta su local por no poder personarse hasta más tarde.

La recogida incluye el pago de una cantidad a quien va a llevar las llaves de 20 o 30 euros, a lo que acceden los comerciantes de buena fe. Siempre con la promesa de pasar en cuanto pueda a recoger las llaves o los papeles y abonar el dinero que se ha adelantado. En algún caso el pago de la cantidad se exige de forma sorpresiva al llegar con el sobre, presionando para que pague o tiene que llevarselo a otra provincia y entonces ya no hay favor que hacer.

Pasado un rato del acuerdo telefónico basándose en la buena vecindad llega el momento en que llega la persona que va a dejar las llaves y recoger la cantidad de dinero. "Con buena pinta", recuerda una de las afectadas que lo describe como un hombre en la treintena con gafas, similiar a los otros dos casos encontrados. Estos comerciantes se enteran de la estafa cuando acuden a entregar las llaves o la documentación al local del vecino al que supuestamente le han hecho el favor y éste no tienen ni idea de lo que le hablan. Entonces llaman al teléfono que llamó y éste ya se encuentra no operativo.

El timo del cambio

El mecanismo sencillo. El autor entra a la tienda de turno y, cuando se acerca a pagar una pequeña compra, ofrece al cajero billetes pequeños para las vueltas. Les preguntan si necesitan billetes de 5 euros para el cambio y que tiene un montón, para después enseñarle un fajo de 20 billetes (100 euros). Después se lo dan a la víctima, a cambio, claro de dos billetes de 50 o de cinco de 20 euros.

Y ahí comienza el juego. El cajero cuenta el fajo y descubre que falta un billete. Así que se lo dice al timador. Este lo cuenta y reconoce que hay 19. Suelta un lo siento, saca otro billete del bolsillo, lo vuelve a contar y, como salen 20, entrega de nuevo el fajo. Es ahí cuando el trilero cambia un fajo por otro, que suele contener 15 billetes, como mucho, de 5 euros (75 euros), en un rápido juego de manos sin levantar las sospechas de la víctima, que acaba entregando 100 euros a cambio de 75.