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El medallista olímpico sin podio en la política

29 octubre, 2018 07:14

La política es una carrera de fondo en la ir sorteando rivales y adversidades para alzarse con la victoria de la supervivencia. Máxime en un sociedad tan célere donde los ídolos de hoy pueden ser vilipendiados y apartados mañana mismo. La imagen de éxito que concede el deporte es aprovechada con frecuencia por quienes dan el salto a la política, en ocasiones al vacío, otras con colchoneta. Numerosos son los casos de deportistas que se han pasado a la política en España, también en Salamanca. Uno de sus últimos casos, Enrique Sánchez-Guijo Acevedo, vive ese momento en que el flato no te deja avanzar como desearas.

Nacido el 28 marzo de 1974 en Béjar, es uno de los atletas más laureados de la historia de los Juegos Paralímpicos. Medalla de oro en Atlanta 1996 en relevos 4x400 y en los relevos 4x100, también en 200 metros en Sidney 2000, además de bronce en relevos, éxitos que le valieron la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, otorgada por el Consejo Superior de Deportes, en 2006. El reconocimiento también le permitió ser presidente del Comité Paralímpico Europeo hasta el año 2009. También presidente de Honor del Club Aviva, dedicado a la promoción deportiva entre personas con discapacidad en Salamanca.

Pero como reza el dicho, mente sana en cuerpo sana, Sánchez-Guijo era más que unas piernas rápidas. Licenciado en Ciencias Económicas y doctorado en Marketing por la Universidad Complutense de Madrid, además de Master en Análisis Económico-Financiero de la Empresa, era economista en la Corporación Empresarial ONCE, responsable de Marketing hasta 2011, anteriormente Secretario Técnico del equipo ciclista ONCE hasta 2004 y profesor en sendos masters en el Instituto de Empresa y la Universidad Autónoma de Madrid.

Fue este perfil el que le abrió las puertas de la política. En 2011 Alfonso Fernández Mañueco lo ficha para su candidatura del Partido Popular al Ayuntamiento de Salamanca. El alcalde le encarga entonces la Concejalía de Economía, Innovación y Comercio. Sin embargo, la legislatura concluyó con mal sabor de boca. Aseguran compañeros del equipo de gobierno que el alcalde quedó disgustado y desencantado por el trabajo desempeñado por Sánchez-Guijo, sobre todo en el área de comercio. Prueba de ello es que en 2015 queda relegado de esta materia y suma Deportes a Economía.

La segunda legislatura está siendo aún más problemática. La oposición le acusa con frecuencia de que sus propuestas para generar empleo en Salamanca obtienen escasos resultados, además de beneficiar a personas con lazos familiares con el Partido Popular o dentro de su propia estructura. Por si fuera poco, su nombre aparece en una conversación de la operación Lezo contra la corrupción, pues en septiembre de 2016 Pablo González, hermano del ex presidente de la Comunidad de Madrid y consejero de Mercasalamanca, aseguraba que conocía a un concejal, Enrique Sánchez, que les podía introducir para llevarse la adjudicación de las guarderías municipales. El edil negó que tal conversación hubiera existido, asegurando que era una invención de González, y la Justicia salmantina no vio prueba suficiente para considerar que pudiera haber algún delito. Pero su nombre quedó marcado y aseguran miembros de la Corporación charra que desde entonces el alcalde Mañueco le puso la cruz.

La imagen política de Enrique Sánchez-Guijo tampoco ha mejorado durante los últimos meses a tenor de su gestión en infraestructuras deportivas. Retraso de la piscina climatizada de San José, retraso en la reforma del campo de fútbol Vicente del Bosque, retraso en la reforma de las pistas del Helmántico, retraso en el nuevo campo de Zurguén, y así una amplia lista. A lo que se suman sus incomparecencias en comisiones municipales y ausencias a los pocos minutos de comenzar las reuniones pese a que cuenta con una dedicación exclusiva en el Ayuntamiento de Salamanca que el año 2017 le supuso unas retribuciones superiores a los 52.000 euros. Escaqueos que están retrasando proyectos para la ciudad. Por eso, el PSOE ya ha pedido públicamente su dimisión. La espada de Damocles pende sobre un concejal que logró la gloria en el deporte pero se queda lejos del podio en la política.