El nuevo líder del PSOE en Castilla y León, Carlos Martínez, que ha vivido en Soria y no en la Italia del “Duce”, ha tildado al PP de partido fascista. Tildar de fascista es el insulto de moda, tan arrojadizo como señalar por negro en el apartheid. Que te cuelguen el sambenito de fascista pretende enviar directamente a la leprosería al zarandeado para su pudrición eterna. Es un latigazo verbal que busca ultrajar. El conde de Romanones, uno de los políticos más sutiles (y más cacique) de la historia de España afirmaba: “La frase es el alcaloide del pensamiento: con una frase se hiere y hasta se mata”. Para tachar de fascista se utiliza el adjetivo con intención letal, fría puñalada con el brillo de la daga y de la sica.
Querido don Carlos, para adjetivar con tamaña intención exigiría manejar con fundamento el concepto del fascismo. El resto es pura literatura y ya nos prevenía Ortega y Gasset “o sólo se hace literatura o se hace precisión o se calla uno”. Si no manejamos el término con rigurosidad , la solución es bien clara: chitón.
No se puede dudar que está usted versado y estudiado en la historia contemporánea de Europa y en la ciencia política, pues con enorme soltura clava el calificativo. Seguramente los libros de Maurice Duverger estarán en su mesita de noche.
El fascismo y el nazismo causaron gran dolor en la Europa del siglo XX. ¿Realmente existe “estricto sensu” el peligro del retorno del fascismo? Emilio Gentile, historiador italiano que ha dedicado la mayor parte de su vida académica al estudio del movimiento, opina contundente sobre la posible vuelta del fascismo: “No, en absoluto”. Y que así sea por el bien de la humanidad.
Pese a lo cual, modernamente el presidente Trump, Putin, Le Pen, Bolsonaro y otros líderes de América y Europa han sido motejados de fascistas, en especial por sus políticas migratorias o por su nacionalismo. Etiquetados al buen tuntún y sin analizar de forma seria sus ideologías, pues a falta de rigurosidad intelectual da lo mismo mezclar el agua con el aceite, decir uno que cuarenta y uno.
El fascismo nació oficialmente en 1919, cuando Benito Musolini funda en Milán el ‘Fasci italiani di combattimento’. El Duce con el uso de la violencia, establece en Italia un estado totalitario que perpetró una falta absoluta de libertades individuales, políticas, de organización o pensamiento. Mussolini apoyó a la Alemania hitleriana, belicista, racista, antisionista y escenario del gran holocausto al pueblo judío.
Gentile distingue entre el fascismo histórico, derrotado en 1945 y los llamados “fascismos” posteriores a la II Guerra Mundial, referidos a los movimientos de extrema derecha que “usan la violencia” como el neonazismo. ¿Y que es la extrema derecha no fascista para Gentile? Todo movimiento político contrario a los principios de la Revolución Francesa de igualdad y libertad, que afirme la primacía de la nación, pero sin contar con una organización totalitaria , perseguir el imperialismo, ni usar la violencia.
Colgar el sambenito de fascista es una imprecisión. Se busca adrede una equivalencia plena entre fascismo y franquismo. Ergo si te califico de fascista, quiero decirte franquista. Ecuación resuelta, matemática perfecta. Afortunadamente don Carlos, en la historia nada vuelve, ni siquiera versionado. El señuelo del regreso a España del fascismo es un trampantojo muy burdo. Le compro a usted la existencia de la extrema derecha, tal cual la entiende Emilio Gentile, pero no del fascio. Ya somos muy mayores para creer en el cuento de la pera de Murcia.