Conviene recordar aquello que no ha de olvidarse. Abordaré en esta columna ocho vilezas vinculadas entre sí. Y como aviso a navegantes (navegantes cuyo sectarismo no les deja navegar más allá de las aguas partidistas; navegantes con tragaderas abisales, cuando les interesa, y proclives al aspaviento, cuando les conviene): que las enumere en una misma columna no quiere decir que las equipare. No son vilezas idénticas, porque si fueran iguales no cabría comparación alguna; pero sí son vilezas relacionadas, sí son vilezas en infecta simbiosis. Vamos con ellas.

1. Hace ahora 24 años que ETA asesinó al periodista José Luis López de Lacalle. Escribía en El Mundo, estaba afiliado a CC. OO., y durante el franquismo estuvo encarcelado durante cinco años. Añado esto por esos que van de antifranquistas a toro pasado, y que tienen por costumbre insultar a quienes sí fueron antifranquistas a toro presente (sólo el sectario adanismo puede explicar tan lamentable sortilegio). Y también lo añado por quienes en el engranaje etarra avistan “luchadores por la libertad” (esa vomitiva percepción que tanto daño causó… y tanto daño aún genera).

2. Aquel día del asesinato (7-5-2000) llovía en Andoain. Junto a su cadáver quedó un paraguas abierto, un charco de sangre, y una bolsa de plástico con los periódicos del día. Ya ven. Allí yacía, frente al portal de su casa, la noble sencillez y la inmensa dignidad de un referente cívico. Su meritorio ejercicio profesional no surgía por desconocer el peligro, sino a pesar de conocerlo: siendo bien consciente de todas las amenazas que le acechaban, siendo bien consciente de todo cuanto se jugaba por ejercer, con decencia, el periodismo. Esa bolsa de plástico que cobijaba las distintas cabeceras simboliza la libertad de expresión, el derecho a la información, la apuesta por el pluralismo… Es decir, esa bolsa simboliza derechos, libertades y valores que son piedra angular de todo aquello que contribuye a edificar civilización. Y mientras López de Lacalle trabajaba por ese proyecto civilizatorio, y por eso plantaba cara al terror, los terroristas encontraron su nuca.

3. Sobre este asesinato, y dos días después del mismo, Otegi declaró: “Yo creo que ETA lo que pretende es poner encima de la mesa el papel de determinados medios de comunicación, de determinados profesionales de los medios de comunicación, que a juicio de ETA están planteando una estrategia informativa de manipulación y de guerra en el conflicto (…)”. En aquel momento Otegi era portavoz de EH. Pero más allá de siglas y disfraces que en cada momento ha ido enarbolando, Otegi siempre ha sido lo mismo, porque hay cuestiones que no cambian: por ejemplo, su ignominia.

4. A lo largo de los años, Otegi no se ha retractado de aquellas palabras. Lo que sí ha hecho, y cada vez más crecido, es repartir “carnés de demócrata”, “carnés de progresismo”, “carnés de antifascista”. Se dice despacio. Un condenado por secuestro y por enaltecimiento de terrorismo, sin arrepentimiento alguno, que a diario brinda lecciones de democracia. Y aunque no quepa sorprenderse por esa absoluta ausencia de escrúpulos, sí resulta alarmante observar la cantidad de gente que se ha tragado tan infame cháchara. Otegi vende su maloliente humo, y hay ciudadanía y formaciones políticas que compran esa tóxica mercancía, presentando a Bildu como un partido más al uso.

5. Inacabables ejemplos ilustrarían lo expuesto en el punto anterior. Quizá baste con recordar nada menos que a un ministro. En diciembre, Óscar Puente apoyaba la moción de censura pactada entre PSOE y Bildu. Esa moción propiciaba que UPN perdía la alcaldía de Pamplona, para que ésta pasase a manos de Bildu. Y Puente no podía mostrarse más feliz y satisfecho. Así se expresaba en el mismísimo Congreso de los Diputados (13-12-2023): “En unos días habrá en España otra alcaldía más progresista, y una menos de derechas. Por tanto, yo le digo, sin ningún complejo, que no tengo ningún problema, ninguno, en que un partido progresista democrático de este país se haga con una alcaldía de una capital de provincia”.

6. Durante la campaña para las elecciones vascas, el candidato de Bildu era entrevistado en Hora 25 (15-4-2024). Aimar Bretos le preguntó si ETA fue un grupo terrorista. Y el tal Pello Otxandiano balbució: “ETA fue un grupo, eh… armado. Bueno, las consideraciones o las denominaciones pueden ser diversas”. Una respuesta que llegaría a generar hasta risa, si no fuera porque causa un profundo asco. Cuando Bretos repregunta si no puede ser más explícito, si no va a catalogar a ETA como banda terrorista, Otxandiano vuelve a evidenciar su blanqueamiento y cómplice tibieza: “No me parece que ésa sea una cuestión fundamental”.

7. Los hay que se vanaglorian de levantar “muros” (recuérdese a Pedro Sánchez en su sesión de investidura, 15-11-2023). Los mismos que a su vez reivindican “dialogar” y “entenderse” con quienes “piensan distinto” (ahí está el ministro Bolaños, por poner un ejemplo, el 27-11-2023). Es decir, ¿con Bildu sí cabe mostrar diálogo, encuentro y pacto; pero tal actitud resulta inasumible con quienes se distancien de tus consignas al otro lado del espectro ideológico? Esa cuadratura del círculo sólo se explica desde un fétido y maniqueo sesgo.

8. El pasado viernes, Sumar presentaba una proposición para derogar la ley de seguridad ciudadana, conocida como “ley mordaza”. Observar en esas arenas a los Íñigo Errejón, Enrique Santiago y compañía… genera hasta ternura. Por un lado, no tienen una palabra de condena hacia los regímenes totalitarios que les son ideológicamente afines (en las dictaduras “buenas” que ellos mitifican parece ser que no existen “mordazas”). Por otro, volvamos al asesinato con que arrancábamos. Con López de Lacalle, ETA empleó una expeditiva “mordaza” para acallarle a él y para tratar de silenciar a cuantos lograra infundir su terror. Y ya hemos visto lo que piensa Bildu sobre ETA (lo que piensa en la actualidad, ni siquiera ha hecho falta remontarse a la Herri Batasuna de hace décadas). Siendo así las cosas, y constatando que Sumar y Bildu son compis de “mayoría progresista” (sic), ¿cabe mayor hipocresía que rasgarse las vestiduras por la “ley mordaza”, mientras mantienes comprensión y buen rollito con quienes encubren y blanquean la sangrante “mordaza” del terrorismo? Respóndanse ustedes.