España se enfrenta a unos registros de inseguridad históricos, que se unen también a los datos que reflejan la llegada masiva de inmigrantes ilegales a través de las fronteras españolas, ante la inacción del Gobierno de Pedro Sánchez de frenar este gran problema, no sólo porque incrementa la inseguridad, sino también porque aumentan las enfermedades en suelo español y europeo. De hecho, hasta tal punto que buques de la Royal Navy británica intervienen en aguas españolas del Estrecho para combatir la continua avalancha de narcolanchas que colaboran con la trata de personas.

Esa inacción, incluso complicidad del ejecutivo radical de izquierdas de Sánchez con la delincuencia provoca estupor, no sólo en gran parte de la población española, sino también en el exterior ante la falta efectivos y dotaciones para reducir los altos niveles de criminalidad que destacan sobre todo en algunas regiones españolas como Cataluña, Canarias, Andalucía, País Vasco y Madrid. En Cataluña, Barcelona se ha convertido en la ciudad más insegura de España y la tercera de Europa, con un aumento muy notable de los robos. Y es algo que se va extendiendo por todo el territorio, y con todo tipo de delitos (violaciones, okupaciones, agresiones…).

Es evidente que esta deriva liberticida y descontrolada está generando también mucha preocupación entre los castellanos y leoneses, que temen que esos datos acaben llegando a su región, y no es para menos.

Resulta muy alarmante e hipócrita, que el Gobierno de la nación, en lugar de luchar contra los delincuentes, se lo ponga más fácil a este grupo, y más aún, cuando al ciudadano de bien se le persigue por todo en España. Por ello, son cada vez más ciudadanos los que denuncian está locura que nos puede convertir en no muchos años en un país totalmente fallido con los datos de criminalidad que tiene la dictadura venezolana de Nicolás Maduro.

El país necesita un giro de 360 grados en diversas materias, y sin duda, la seguridad es una de ella, ya que en graves momentos como el actual, sería fundamental que el ejército también estuviera en las calles españolas para paliar la creciente inseguridad y combatir con la ley bajo el brazo al delincuente.