"En este mundo sin ética, solo nos queda la estética", rezaba un buen amigo. Y no estaba muy desencaminado.

Parece que nos lo hemos tomado al pie de la letra porque cada día más proliferan los gimnasios cual termitas en casa de madera.

Estamos en un momento social donde la necesidad de aparentar abarca todos los planos: el económico, el laboral y el físico.

La idea de hacer ejercicio estaba pensaba para mejorar tu salud a medio y largo plazo, para obtener un peso saludable, fortalecer tus huesos y músculos o mejorar tu desempeño laboral y académico incidiendo directamente en tu salud mental.

Pero de un tiempo a esta parte las cosas han cambiado.

Ir al gimnasio se ha convertido en un tema social, y no eres nadie si no acudes a uno.
Ahora bien, ten mucho cuidado y, si finalmente vas a un gimnasio para realizar 'ejercicio', no olvides tener en cuenta todos estos aspectos:

-Compra ropa deportiva de marca y calidad. Tienes que estar guapo a la vez que informal. Al gimnasio hay que ir con tus mejores galas deportivas porque en cualquier momento aparecerás en las redes sociales de otro socio, pasando por detrás de él en los vídeos o fotografías que postea para que todos sus seguidores vean los resultados de su gran trabajo.

-Recuerda esto siempre, en el gym no vas a pasar inadvertido, es el peor sitio para practicar deporte de una forma anónima y tranquila. Allí estará desde tu vecino del 5º, hasta tu compañero de trabajo, cliente o socio. Y tendrás sí o sí que mantener varias conversaciones con ellos.

Aunque hay un truco muy bueno para evitar estas charlas: usa los auriculares.

Llévalos puestos y simula que estás hablando con alguien, así evitarás las conversaciones no deseadas. Pero cuidado, los cascos tampoco pueden ser de mercadillo, tienen que ser último modelo, si no, te conviertes en un paria.

-Si es tu primer día no olvides que vas a ser el centro de todas las miradas, sobre todo con gestos de desaprobación, risa o incluso pena, viendo como realizas mal los ejercicios o el poco peso que levantas en cada una de las máquinas.

-Y por último y no menos importante, lleva todo tipo de accesorios para tu entrenamiento, toalla, botella de agua o bebida isotónica, cinta para el pelo, teléfono móvil, guantes deportivos y cascos, sin olvidar lo que dijimos antes, todo tiene que ser de alta gama.

Después de analizar todos estos puntos, aparece la gran pregunta. Pero ¿por qué voy al gimnasio?

La respuesta es obvia, no vamos para mejorar nuestra salud física o mental. Acudimos a él como acto social y para conseguir tener un cuerpo definido, fotogénico y atractivo para los demás, pero no siempre sano.

Y digo esto porque no todos esos cuerpos que vemos en él son producto de ejercicio puro y duro. La gran mayoría de ellos se obtienen a fuerza de suplementos como productos proteicos que desarrollan tus músculos de una forma rápida, exagerada y poco natural, a pesar de ser perjudiciales en muchos casos para tu organismo.

Y no digo nada de las personas que usan otra vía más rápida, y se ciclan, metiendo en su organismo sustancias anabolizantes que desarrollan su músculo y queman la grasa de una forma exponencial, pero que dejan secuelas en su hígado o riñones.

¿Merece la pena todo esto para subir 4 fotos a Instagram y tener una larga cola de admiradores, cual David de Miguel Ángel? Valórenlo ustedes, yo por si acaso voy a comprarme una bolsa de pipas bajas en sal y sentarme a leer un buen libro.