"Fallar está permitido. Levantarse es obligatorio". Esta premisa, que nos acompaña en las redes sociales y en motivadoras charlas TED, ha visto su encarnación en historias de figuras prominentes y empresas que hoy admiramos. Tomemos, por ejemplo, a Coca-Cola, que en su primer año logró vender sólo 25 botellas. Si ese pequeño detalle hubiera determinado su destino, hoy no tendríamos en nuestras manos esa icónica lata roja. Pero ¿qué les impulsó a seguir adelante tras un comienzo tan desalentador?

Frecuentemente, nos encontramos en la vida con metas y sueños que perseguimos con ardor, sólo para toparnos con obstáculos que hacen que esos objetivos se vean inalcanzables. En un mundo donde el éxito parece ser la única moneda de cambio válida, es vital recordar que el fracaso es, en esencia, una parada técnica en el camino hacia nuestras metas, no un destino en sí mismo.

Jóvenes del mundo, se nos ha dicho que, si seguimos nuestra pasión y trabajamos duro, el éxito es inevitable. Pero, rara vez nos hablan de los reveses, los desvíos y las caídas que encontraremos en nuestra ruta. El recorrido de cada persona es único, y si bien la sociedad y nuestros círculos cercanos pueden tener expectativas sobre cuándo y cómo deberíamos alcanzar nuestras metas, es fundamental entender que está bien tomar nuestro propio tiempo y crear nuestro propio camino.

Ahora, mira hacia atrás y piensa en un momento en que caíste. Ese momento cuando las cosas no salieron como esperabas y sentiste que tus sueños se desvanecían. Pero aquí estás, leyendo estas palabras, quizás con cicatrices, pero intacto e inquebrantable.

Que no te importe caer. Importa aprender del golpe, adaptarte y, sobre todo, levantarte con la frente en alto, listo para el próximo 'round'. La verdadera derrota sólo llega cuando dejamos de intentarlo, cuando permitimos que la caída defina nuestro valor y potencial. A cada uno de nosotros nos esperan infinidad de caídas, pero también una infinita capacidad de levantarnos y seguir avanzando.

Los héroes de nuestras historias favoritas no son aquellos que nunca caen, sino los que, a pesar de las adversidades, se levantan una y otra vez. Seamos, pues, los héroes de nuestra propia historia.