Algunos afirman que cuando se tolera la delincuencia por parte de los gobiernos es porque están coludidos con ella o porque se benefician de ella de muchas maneras. No se puede evitar pensarlo. Los estados tienen múltiples mecanismos para defender a los que trabajan y tiran del país para adelante con sus impuestos. El miedo hace que muchos vayan de casa al trabajo y se aíslen consecuencia de lo cual el gobierno tiene más poder sobre los ciudadanos que no intercambian pareceres. Que no haya apenas incendios forestales en el mes de julio ni emergencias climáticas o de otro tipo cuando hay elecciones da que pensar. Aunque todavía están a tiempo. El nivel de momento es el de barrio sésamo de ahí no evolucionamos. Las amebas siguen queriendo gobernarnos.

Hace ochocientos once años, el 16 de julio de 1212 ante la batalla de las Navas de Tolosa, el rey de Castilla, Alfonso VIII, al que a punto estuvieron de dejarlo sólo dijo estas palabras: "Hoy es el día en que caeremos bajo la espada o en el que rescataremos la libertad perdida hace quinientos años. Ya no volveremos a llamarnos nunca más aragoneses, ni leoneses, ni navarros, ni portugueses, ni castellanos, sino que nos llamaremos españoles". En esta batalla probablemente se salvó la cultura occidental por primera vez, siglos después vendría Lepanto y Viena victorias una vez más españolas. Lo que somos es en parte a hechos como éstos protagonizados por la Corona de Castilla.

La semana pasada asistimos atónitos a la destrucción del sector agrario europeo en Bruselas gracias a los votos supuestamente progresistas de la izquierda, los verdes y unos cuantos descarriados o ausentes de derechas. De cambiacasacas, desertores y palmeros está empedrado el camino de la UE. A esto no se le puede llamar democracia sino lobbismo e ignorancia. Acabamos de dejar en manos de terceros países nuestra soberanía alimentaria. ¿Cuál es el límite de la paciencia del ciudadano europeo? Y por otro lado ¿dónde está el límite de los ilegales acogidos con dinero público mientras se nos ningunean las pensiones? Si es que lo hay. Tampoco hay ninguna medida para salvar el planeta que no sea prohibir algo o subir impuestos. Dan que pensar las declaraciones de Stoltenberg, jefe de la OTAN, al afirmar: "una guerra nuclear es mejor que una victoria rusa". A donde nos quieren llevar.

Tristemente nos ha dejado Ibáñez que fue y será siempre un genio, que ya formaba parte de los libros de la historia del comic. Fue el creador de un nuevo lenguaje en el cómic hispano con sus símbolos, onomatopeyas, etc., envueltos de un humor único, tan español como no carente de cierta ironía y estupor propio del genio. Sus viñetas supieron superar cualquier tendencia política que gobernara el país y supo hacer felices a muchas generaciones. Con alegría tenemos que celebrar la victoria de Alcaraz en Wimbledon. España siempre acaba levantándose.