Acaba abril con un montón más de despropósitos que no son normales, en contra de todo lo que pueda generar prosperidad y trabajo. Todos los ciudadanos, que pagamos impuestos, queremos empleo, calidad de vida, principios y valores, seguridad y ningún tipo de intrusismo en nuestra esfera privada. Carl Jung afirmaba que pensar es difícil por eso la mayoría de la gente prefiere juzgar. Los conocidos como desaborios o personas que no están contentas con nada son el ejemplo, un escalón más de los tibios o de los que no hacen nada para sumar.

Parece que el derecho a la vivienda se ha convertido nuevamente en una burla a la democracia y al Estado de derecho. Cualquier gandul se va a creer con derecho a quitar la propiedad a otro que se ha dejado los cuernos para ahorrar y comprarse una vivienda. Los ahorros de las familias invertidos en vivienda quieren robarlos o tirarlos a la basura. La política esta para administrar a favor de todos los ciudadanos no en detrimento de otros. Al final es la ruina para todos. Nuestro país ha incrementado la deuda pública en trescientos mil millones en cuatro años. En USA algunos nos ven ya en quiebra técnica. Mientras sigue la guerra de Ucrania a donde nos quieren conducir y aumenta la tensión de Rusia con la OTAN y Europa.

China emite más gases contaminantes que todos los países desarrollados juntos, pero los envejecidos europeos tenemos que creer que vamos a salvar el planeta. La ingenuidad es debilidad. Sin lo masculino las sociedades colapsan o son sometidas. El ochenta y cinco por ciento de los jóvenes en prisión no conocen a su padre, el sesenta y tres por ciento de los suicidios en jóvenes se da en chicos sin padre, el setenta y cinco por ciento de adolescentes en centros de desintoxicación se da en los jóvenes que no conocen a su padre. Hay que repensar y rescatar lo masculino en positivo. Tampoco es bueno utilizar a los niños para propagar y dar credibilidad a ideas que no van a ninguna parte. El planeta no se salvará separando la basura en los hogares, ni pintando de colores los buzones ni yendo al psiquiatra. El planeta se salvará con honestidad y autoridad y leyes que empobrezcan y culpabilicen a la gente. El jefe no siempre tiene la razón, pero sigue siendo el jefe.

El coronavirus vuelve a dispararse después de los contactos de Semana Santa, tres años después del inicio de la pandemia. La incidencia sube en un cincuenta y cinco por ciento. Las personas con Covid persistente ni se las nombra, en su mayoría mujeres. Hacienda ha comprado dos millones de mascarillas pese a no ser obligatorias. La gente de momento sigue harta de buscar un chándal calentito para ir a comprar el pan como un señor. Cada día se vende más el modelo Ronaldo ajustado y tobillero y el modelo de ir a por cobre. El que más ofrece es el que menos da.