Un año más se han reunido los mandatarios de numerosos países, (195), para analizar la situación del cambio climático, y una vez más el desarrollo de la misma ha sido motivo de fuertes controversias. Estas cumbres tienen su origen en la cumbre para la tierra celebrada en Río de Janeiro en 1.992 que logró un consenso sin precedentes en el impulso al desarrollo sostenible y a la protección ambiental. En aquella ocasión asistieron 158, y las primeras medidas comenzaron a adoptarse dos años más tarde, procurando estabilizar el nivel atmosférico de los gases con efecto invernadero. 
Estas aspiraciones se recogieron en el Mandato de Berlín de 1995 y posteriormente en el Protocolo de Kioto de 1997 que entró en vigor en 2005 con el objetivo de reducir entre 2008 y2012 el nivel de CO2 en un 5% respecto a los niveles de 1990.

Para lograrlo se establecieron una serie de obligaciones para todos los países aunque en principio sólo se consideraron vinculantes para los 36 países más industrializados, y aunque inicialmente estas obligaciones se revisarían en 2013 posteriormente se prolongaron hasta 2020 elevando la reducción del CO2 emitido a un 18%.

El siguiente paso fue convocar convenciones anuales para analizar el grado de cumplimiento de los objetivos señalados, aunque algunas han adquirido especial trascendencia: la de Kioto de 1997, la de 2009, la de Copenhague de 2013 y la de Varsovia de 2020. Sin embargo, la más importante de estas últimas fue celebrando en la capital francesa en 2015 donde se aprobó el Acuerdo de París, por el que los países se comprometieron a mantener la temperatura 2 grados centígrados por debajo de la temperatura de la era preindustrial, decisión que era vinculante y que se revisaría cada 5 años para fijar objetivos más exigentes.

Este año se decidió celebrar la cumbre en Egipto, es decir, en el continente más afectado por el cambio climático y en un país que ha entrado en situación de pobreza hídrica según confesión del presidente egipcio y concretamente en Sharm el Sheik, una ciudad balneario repleta de piscinas, lagunas artificiales y campos de golf en sus más de 200 complejos hosteleros. Es la segunda vez que se celebra en África que es el continente más afectado por el cambio climático aunque sólo emite el 3% de los gases con efecto invernadero, lo que ha motivado numerosas críticas. 
La sede de la COP 27 está en el extremo meridional del monte Sinaí, a más de 500 km. de un aeropuerto con líneas regulares, lo que ha motivado que los grandes mandatarios mundiales acudieran en vuelos privados estimándose en más de 400 el número de aviones privados que estos días aterrizan en el pequeño aeropuerto local, y está previsto que en los 12 días que dura la convención se desplacen allí más de 40.000 personas, bien en avión o en autobús, pero siempre consumiendo combustibles fósiles.

Otro motivo de polémica fue el elegir como patrocinador a Coca-Cola, que ha sido considerada como la principal fuente de contaminación de plásticos del mundo, que son derivados del petróleo.  Curiosamente tres de los cuatro mayores contaminadores del mundo, China, que es responsable del 25% de las emisiones, India y Rusia, que suman el 11%, no están presentes en la cumbre, y sí lo estarán los Estados Unidos, que son el segundo contaminante del mundo. Ya en Glasgow el primer ministro indio anunció que mientras en su país haya cientos de millones de ciudadanos pasando hambre, no aplicaría ninguna de las restricciones aprobadas en las cumbres, algo que los medios progres han ocultado porque no es combatir la pobreza uno de sus objetivos.

El Presimiente Sánchez ha estado presente un sólo día y ha exigido un mayor compromiso político contra el cambio climático sin excusas y afirmado que es preciso acelerar la transición ecológica a pesar de la crisis energética y la guerra en Ucrania, porque "nos va la vida en ello", y España dará ejemplo. Y para dar ejemplo, España aportará 20 millones de Euros al fondo de adaptación y 5 millones a la puesta en marcha a la alianza internacional para la resiliencia a la sequía. Adicionalmente aportará 3 millones para el mecanismo de observación sistemática de la organización meteorológica mundial y 2 millones para la Red de Santiago. Como veis, Su Sanchidad no tiene bastante con financiar a la multitud de chiringuitos que proliferan en España, (el voto es el voto), sino que ahora se dedica a financiar chiringuitos internacionales con la finalidad de granjearse la simpatía de los líderes mundiales para que el día que lo saquemos de la Moncloa, él y la Bego sean acogidos en alguno de estos chiringuitos. Desde luego la situación del déficit, la deuda pública y la inflación parecen preocuparle menos que la sequía en Senegal.

Y al amparo del cambio climático pretenden acabar con los coches terminando con la gasolina, con la agricultura haciendo desparecer el diésel y con la ganadería desaconsejando el consumo de carne. Y hace unas semanas nos enteramos de que los dirigentes europeos, (europarlamentarios, miembros del Consejo Europeo y de la Comisión), han decidido prohibir los vehículos contaminantes, incluidos los híbridos para lograr la contaminación cero en el año  2035. Hace una semana el Comisario del Mercado Interior, Thierry Bretón, ha pedido replantearse el tema, pues la decisión supondría la pérdida de más de 600.000 puestos de trabajo en Europa, de ellos 40.000 en España, y las infraestructuras para recargar los vehículos eléctricos tendrían que alcanzar los siete millones de estaciones de recarga cuando ahora existen tan solo 650.000, de ellas el 70% en Francia, Alemania y Holanda, y para fabricar las baterías se necesitarían 15 veces más de litio, cuatro veces más de cobalto, cuatro veces más de granito y tres veces más de níquel. Por supuesto las centrales térmicas, las minas de carbón y las centrales nucleares pasan a la historia. Todo ello teniendo en cuenta que los países de la UE emiten menos del 10% del CO2 que se emite en el planeta.

Al final, dando muestra una vez más de su política ecologista, SuperSanchez intentará liderar este movimiento sandía, (verde por fuera y rojo por dentro), seguirá recomendando el sincorbatismo (que por cierto no ha practicado en esta cumbre), pero no olvidó reclamar el Falcon y el Air Bus, (desconozco si también el Super Puma), que esos no contaminan. 

Y la guinda del pastel la ha puesto el Gobierno Sanchezstein montando una campaña en los medios (ya saben que el dinero público no es de nadie), llamando DERROCHOLICOS  a todos los españoles que no acaten al pie de la letra sus instrucciones para ahorrar energía, olvidando que los mayores derrocholicos se encuentran en el Gobierno, con su Sanchidad a la cabeza.

Hablaremos de ello la semana que viene.