España, con 271.500 hectáreas quemadas, representa el 40% de la superficie calcinada por el fuego en Europa este año, ocupando el puesto número uno en el ranking de los 27 estados miembros. Castilla y León, con 95.100, el 40% de lo que se ha quemado en España, sumando además tres personas muertas, que estas si que son absolutamente irrecuperables y para sus familiares y amigos una verdadera tragedia.

Zamora es la provincia que concentra el 70% de lo perdido en Castilla y León, sumando las vidas, que esto, insisto, no es un dato más. Las cifras para nuestro país son estremecedoras, es el peor dato en casi tres décadas y supera la que se calcino en los cuatro años anteriores juntos.

Olas de calor

No podemos seguir pensando que esto es algo fortuito y que cuando se pase el verano podemos seguir mirando para otro lado y centrarnos solo en la noticia diaria, en mantener una huida hacia adelante en la que lo que ocurre hoy deja de importarnos mañana porque estamos ya en la noticia siguiente.

En marzo de este año conocíamos que en La Antártida se había producido una marca insólita, en la zona más fría del planeta se midieron 43 grados de temperatura por encima de la media. Por esas fechas la habitual eran -55º y los termómetros marcaban -12º. En el otro lado del Planeta, en el Ártico se registró también una ola de calor que aumentó la temperatura 30º por encima de su media para un mes de marzo.

Hace más de 30 años que los científicos vienen avisando del impacto de las olas de calor en el cambio climático. Las emisiones a la atmósfera que causan el cambio climático siguen aumentando y el calor se ensaña con Europa y especialmente con España. Relevantes informes científicos pronostican que España debe prepararse para la africanización de su clima: dentro de 28 años Madrid puede tener un clima similar a Marrakech, Barcelona a Ciudad del Cabo y Valencia a Bangalore. Este pronostico es optimista ya que se refiere a lo que sucedería si solo se incrementara la temperatura del planeta no más de dos grados.

La ola de calor que hemos sufrido entre el 9 y el 18 de julio pasado es la más intensa que ha sufrido España desde que existen registros fiables para todo el país, es decir, desde 1975. Este hecho no es aislado, forma parte del contexto global de calentamiento del planeta y es que la temperatura media ha aumentado en 1,1 º respecto a niveles preindustriales, como consecuencia de las emisiones que generamos con los coches, instalaciones energéticas, industrias, casas….

Acuerdo mundial sobre cambio climático

En los próximos 20 años la temperatura del planeta superará la barrera de 1,5º, uno de los limites de seguridad marcados por el Acuerdo de Paris contra el cambio climático, en torno a 2050 podríamos estar en los dos grados. Para que esto no suceda deberíamos de desengancharnos de la dependencia de los combustibles fósiles, esto no parece que vaya a suceder, la invasión de Ucrania por Rusia ha cambiado radicalmente la geopolítica y tanto EEUU como China van a frenar claramente la descarbonización de sus economías al igual que Europa.

La batalla energética esta teniendo sus consecuencias: hace unos días Ford anunciaba el frenazo a la producción de vehículos eléctricos en su planta de Valencia, incluso con la perdida que le supone de mas de 100 millones de euros de Fondos Next Generation que ya tenía concedidos. Por otra parte, el encarecimiento del litio y del cobalto o el sulfato de níquel, elementos fundamentales para la fabricación de las baterías del coche eléctrico supone otro motivo de paralización de su avance.

Riqueza forestal de Castilla y León

En este contexto hay territorios mas perjudicados que otros por el calentamiento global que exigen medidas locales: Castilla y León atesora una enorme riqueza forestal que además constituye un relevante sumidero de CO2, más de la mitad de su territorio es forestal y este verano ha sufrido gravemente por los incendios y la amenaza se cierne sobre ella para su futuro inmediato.

La riqueza forestal esta ligada a otras que son sus principales activos económicos: el sector turístico y por otro lado, su principal industria que es la agroalimentación, basada en el sector agrario, también amenazado por el cambio climático, ya que no podemos olvidar que una de sus principales producciones que es la de cereal se ha visto mermada este año de manera muy importante por la ola de calor, pero NO han sido los incendios como muestra MacDonalds en la campaña que ha lanzado “la hamburguesa que no pudo ser” los que han arrasado las cosechas de cereal, y que mediante la aportación de un euro pretende recaudar fondos para invertirlos en apoyar a agricultores y ganaderos.

Recomendaría a la multinacional, que tiene su sede en Chicago, que se acercara al medio rural para conocer mejor su realidad y desarrollando una campaña como esta, que es bienvenida, poder destinar lo que recauden a apoyar de verdad a los sectores afectados. Lo que se ha quemado es riqueza forestal, no cultivos de cereal y los más afectados por los incendios son los ganaderos y el turismo, no los agricultores.
Para mirar al futuro Castilla y León necesita una estrategia integral para combatir los incendios durante los 365 días del año, que incluya la revitalización del medio rural y que por lo tanto prevea combatir la despoblación desde todos los frentes que tiene abiertos.