Hoy es breve mi opinión porque breve es la conclusión pero, no por ello, menos contundente.

Ayer no sé si intencionadamente la ministra Yolanda Díaz dejó expuesto a los ojos de todo el mundo -escrito y subrayado en un papel- las preocupaciones que se llevan o se tratan en el Consejo de Ministros.

Entre ellas se encontraba la desmovilización de la izquierda de cara a las elecciones andaluzas, las broncas entre ministros dentro del Consejo y hasta el efecto Feijóo se vació allí al centro de una mesa en la que ya no cabe un alfiler.

Las broncas entre ministros fue un asunto tratado en el Consejo de Ministros de este martes y dada esa masificación puede que sea ésta la causa y la solución es muy sencilla: aliviar el mal ambiente vaciando un poco la habitación cosa que ya se prevé en una más que previsible crisis de gobierno.

Pero Presidente Sánchez, no la vuelva a llenar que ya sabe lo que pasa.

La desmovilización de la izquierda otro asunto tratado en el secreto a gritos y en blanco y negro del Consejo de Ministros parece que Sánchez lo ha solucionado: se llama 50 millones para un plan de empleo y solo a 20 días de las elecciones.

Falta otra preocupación que está en las mentes de los Sres. Ministros: el efecto Feijóo.

Difícil solución tiene eso con el efecto Espadas y su mujer imputada e incrustada en la administración paralela que, creada por el PSOE, denuncia VOX que el Presidente de la Junta Moreno Bonilla mantiene y que avisan harán desaparecer.

En todo caso, todas éstas, son acciones o preocupaciones de carácter político que a mi entender no deben ser tratadas en un Consejo de Ministros.

Sí, a mi entender no son  asuntos políticos los que se deben ver en tal alto órgano del ejecutivo, son las preocupaciones y  necesidades de los ciudadanos, que son muchas tal y como está el país, los verdaderos asuntos que principalmente se deben llevar a esa mesa.

Llegados a este punto la conclusión es que el PSOE, el gobierno de Sánchez Castejón utiliza las instituciones del Estado en aprovechamiento propio y esto es algo que al Presidente le da igual que se denuncie.

Ya saben “para lo que me queda en este convento me cago dentro”.

Luego protesta en el Congreso porque lo califiquen como un ácrata; James Whitcomb Riley (1849-1916) puede que acuñara la famosa frase cuando escribió: "cuando veo un pájaro que anda como un pato, nada como un pato y grazna como un pato, lo llamo pato".