El que estamos influenciados por los términos taurinos en nuestro lenguaje diario es algo sabido hasta por los antitaurinos, aunque les pese.

Es lo que ha sucedido con la ausencia, voluntaria, de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda de Gobierno, de Unidas Podemos, al acto conmemorativo del ingreso de España en la OTAN que, presidido por el Rey, se ha celebrado el pasado lunes día 30 en el Teatro Real de Madrid.

Y digo lo de taurino porque la excusa ha sido tener concertada una cita médica, como si estas no pudieran cambiarse como hacemos todos con frecuencia. Ha sido una larga cambiada dada al Gobierno y su presidente del que forma parte, echando al toro, la cita, hacía un lado para quitárselo de encima

Pero el símil no queda ahí; y ello por cuánto antiguamente al torero de turno se le obligaba al coger la muleta, llevar la espada de matar, de acero y naturalmente más pesada que la simulada de plástico o de madera. Entonces se recurría a una argucia que era presentar un certificado médico diciendo que la muñeca del torero sufría una lesión que aconsejaba no llevar peso. Y para más inri se hacía pasar por el callejón un cartel anunciador diciendo que se había autorizado al torero, por razones médicas, a utilizar durante la lidia de muleta la espada simulada. Todos sabíamos que era incierto pero nadie decía nada.

Ahora, volviendo al Teatro Real, todos sabemos que lo de la vicepresidenta ha sido un truco fraudulento que a nadie engaña, empezando por su presidente, pero no interesa decir nada y aquí paz y después gloria.

En fin, seguiremos dando bajonazos, otro termino taurino, a una democracia que todo lo aguanta.