En estos días de encierro, uno repasa sus vivencias y recuerda los datos que, como consecuencia del fatídico “14M”, se aportaron sobre” personajes indeseables” que, hasta ese momento, habían vivido a “cuerpo de rey” y, lo que es más grave, impunes ante sus desmanes de tráfico de drogas e inversiones millonarias del botín conseguido con su distribución, en la “Costa del Sol”. 

Quienes “mal vivimos” de nuestro sueldo, cada vez más recortado por mor de la subida imparable de los incontrolados precios regidos por la ignominiosa “ley de la oferta y la demanda”, no comprendemos como de “un momento a otro”se pueden saber tantas barbaridades cometidas por personajes que hasta el momento han pasado desapercibidos para quines tienen la sagrada misión de velar por la seguridad, en todos los sentidos, de los ciudadanos.

Siempre he creído que en el “saber estaba el poder” al estar capacitado con ese conocimiento de las cosas, de poder prever los acontecimientos que se avecinan y poder dominar, tanto social como económicamente, determinadas parcelas del poder por negociar con eso que se denomina “información privilegiada”.



De la necesidad de espiar todo, hasta lo más insignificante, para sacar conclusiones prácticas, surgieron esos “personajes” que, utilizando medios a veces rayanos en la ilegalidad, se  encargan de “enterarse de todo” para detectar aquello que no funciona con normalidad y legalidad y, tratar de llevarlo al “buen redil” para el bien de la sociedad que lo soporta.

Personas estas que, de no cumplir con su misión son en definitiva los responsables de lo que pueda dimanar de su incompetencia profesional.

Y como estos personajes jerarquizados tendrán por encima mandatarios, serán también estos, responsables al no haber exigido a sus subordinados la probidad puntual en sus actuaciones.

 Una pirámide cuyo vértice está ocupado por un Gobierno, una oposición y unos partidos políticos que han de dejar “en segundo plano” sus luchas intestinas por conservar, acceder o vivir en la inopia”, para dedicarse a proteger a quienes representan tanto en la Cámara Alta o Baja a la que únicamente ellos tienen acceso.

Hay que investigar y denunciar a quienes cambian “de la noche a la mañana” su régimen de vida y ostentación, puesto que el “maná” hace muchos miles de años que cayó,  y las riquezas, fuera de las heredadas, no se amasan en un momento.

 Y esta función han de  llevarla a efecto, quienes se tildan de autoridades, con el  poder conferido y que ha de estar al servicio de la comunidad que les ha reconocido tal prerrogativa.

También en una democracia, el pueblo ha de juzgar a aquellos políticos que, a pesar de contar con miles de asesores pagados, no han sabido tomar a tiempo las directrices adecuadas para evitar determinadas catástrofes. Es la “púrpura del poder”.



En un comienzo la endemia del coronavirus CODI 19 si podía haber sido parada en origen. Después cuando pasó a epidemia  y se extendió por varios territorios, la lucha contra ella  iba complicándose y finalmente cuando llegó a PANDEMIA el COVID 19 ERA IMPARABLE, pero las medidas para evitar su expansión si deberían haber sido tomadas en los momentos precisos y no haber permanecido “mirando a las batuecas” y por descontado haber aislado a España  de ese enemigo viral que venía con el trasiego humano por tierra, mar y aire.

Como no se hizo en tiempo de efectividad previniendo, pues una vez dentro de nuestra Nación, no quedó más remedio que enclaustrar a la población residente en España en sus casas, pues no había mascarillas, ni guantes ni respiradores para tratar a los enfermos ya que la Sanidad en España llevaba mucho tiempo, abandonada a su suerte.

Ahora viene “el crujir de dientes” cuando el número de muertos es significativo y los enfermos han colapsado las UVI. Al ciudadano de a pie no nos queda otra, que  rezar y esperar que Dios ilumine a los investigadores para que den con la vacuna y los medicamentos curativos.

Mientras esto llega… a permanecer en casita, “conociendo a la familia” y escuchar en la tele los mítines políticos de estos “salvadores y probos trabajadores” que en su día ya lejano, se pasaron este grave problema por el forro de sus caprichos