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El biometano, al auxilio del sector agroganadero

El próximo 5 de diciembre se celebra el Día Mundial de los Suelos, instituido por la FAO y la ONU para concienciar sobre la importancia de los suelos como un recurso vital para la agricultura, los ecosistemas y la seguridad alimentaria.

Más información: Biometano, energía segura y sostenible para Castilla y León

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El próximo 5 de diciembre se celebra el Día Mundial de los Suelos, instituido por la FAO y la ONU para concienciar sobre la importancia de los suelos como un recurso vital para la agricultura, los ecosistemas y la seguridad alimentaria.

La jornada posee una especial relevancia para Castilla y León, donde la contaminación de las tierras por nitratos es alarmante y, en algunos casos, reviste el rango de problema de salud pública.

En la búsqueda de soluciones, ingenieros agrónomos y medioambientales apuntan al biometano, un recurso respetuoso con el medio ambiente, sostenible y renovable.

El registro de las zonas vulnerables por contaminación de nitratos que contabiliza la Junta de Castilla y León da medida de la dimensión del problema: más del 20% de la superficie agraria útil está afectada.

El nitrógeno es un macronutriente esencial para el crecimiento vegetal, pero una presencia masiva derivada, en muchos casos, de una inapropiada gestión de los residuos agroganaderos es la causa de serios problemas ambientales.

Preocupan los suelos, pero también la calidad del agua. El nitrato posee una alta solubilidad en agua, una cualidad que puede tener efectos indeseados, en especial, en las zonas de cultivos de regadío, tal y como explica Joan Batalla, presidente de Sedigas: “La humedad de esos suelos facilita la filtración de los nitratos hacia estratos más profundos, causando la contaminación de acuíferos o pozos. También están en peligro las corrientes superficiales, por el riesgo de que el agua producida por la escorrentía se vierta directamente en los ríos o canales de riego”.

Según datos del Ministerio de Sanidad, un total de 144 municipios de Castilla y León (el 14% de los 1.028 sometidos a análisis) superaron la contaminación por nitratos en el agua para el consumo humano, lo que la convierte en la Comunidad que registra el mayor número de localidades afectadas, un 56% del total nacional.

El objetivo de las distintas administraciones es atajar un problema que alarma tanto por la pérdida de biodiversidad de los ecosistemas, como por los efectos en la salud de los habitantes en las zonas afectadas.

En ese sentido, la Unión Europea ha dado pasos decisivos en los últimos meses para la aprobación de la Ley de Vigilancia del Suelo, que tiene por objetivo garantizar que todos los suelos europeos estén en buen estado en 2050; porque ellos son la base del 95 % de nuestros alimentos, albergan más del 25 % de toda la biodiversidad y son el mayor almacén de carbono del planeta.

Las administraciones asumen, pues, el diagnóstico del problema sobre el que vienen alertando desde hace tiempo ingenieros agrónomos y medioambientales, también las soluciones. Estas no solo pasan por limitar el uso de abonos nitrogenados y, además, por la gestión sostenible de los residuos de origen agrícola y ganadero.

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Es ahí donde aparece el biometano, en el diseño de estrategias que hagan posible compatibilizar las tradicionales actividades agropecuarias intensivas ─el pilar que sustenta la riqueza de tantos municipios y comarcas─ con la imprescindible gestión sostenible de los residuos de origen agrícola y ganadero, evitando prácticas abusivas y extraordinariamente perjudiciales para el entorno y la salud.

“Aquel sueño de convertir los metales en oro es lo que la ciencia ha conseguido. El biometano es el sueño de los alquimistas hecho realidad: convertir los residuos en energía”, apunta Joan Batalla, presidente de Sedigas-Asociación Española del Gas.

En efecto, el biometano es un gas renovable que se produce a partir de la descomposición natural de materia orgánica, como pueden ser los residuos que generan las actividades agrícolas o las explotaciones ganaderas, a través de digestión anaerobia, es decir, en ausencia de oxígeno.

El proceso

El biogás que se obtiene por ese método es sometido a un proceso para eliminar impurezas, como el C02, y alcanzar una concentración de metano del 95%, similar a la que presenta el gas natural que hoy utilizamos en nuestros hogares.

Siendo su composición química y energética asimilable a la del gas natural, el biometano es, sin embargo, un gas 100% renovable que puede ser inyectado en las redes gasistas ya existentes.

Tampoco requiere la sustitución de los actuales equipos domésticos e industriales. Las administraciones públicas consideran el biometano una pieza fundamental de la transición energética, por su valiosa contribución a los avances hacia un sistema descarbonizado y al cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero fijados por la Unión Europea.

Joan Batalla, presidente de Sedigas, subraya otras ventajas de este gas renovable: “Es un elemento clave para el desarrollo de modelos de economía circular en muchas de nuestras comarcas, por cuanto ofrece una alternativa sostenible al tratamiento de residuos, que tantos problemas nos están causando”. En ese sentido, Batalla recuerda que el proceso de generación del biometano da lugar a un subproducto llamado digestato: “Se trata de un biofertilizante regulado por la normativa europea. Sus fracciones líquida y sólida son sometidas a tratamientos para evitar la contaminación de los suelos y de los acuíferos.

Además, "así que la generación de biometano nos permite devolver a la tierra lo que es de la tierra, sin dañarla, en un ejemplo paradigmático de economía circular. Y, al mismo tiempo, evitamos las emisiones difusas de potentes gases de efecto invernadero, provocadas actualmente por la gestión incontrolada de purines y estiércoles cuando son depositados en balsas o aplicados directamente al campo”.

Pieza valiosa

El biometano no es solo una valiosa pieza en el proceso de transición energética en el que nos hallamos inmersos, concluye el presidente de Sedigas: “Es empleo -─nuevas contrataciones durante la fase de construcción de las plantas y, más tarde, en las instalaciones ya operativas, puestos de trabajo estables y cualificados─, que ayuda a fijar población en lugares enfrentados a serios retos demográficos. Es innovación y es futuro. Así nos lo está demostrando la experiencia europea: son cerca de 1.700 las plantas de biometano en funcionamiento en los países de nuestro entorno”.

Según análisis de Sedigas, Castilla y León disfruta de una gran ventaja competitiva: es la comunidad autónoma con mayor potencial para la generación de biometano, dado el significativo peso que tienen aquí las actividades del sector primario en su economía.

Las estimaciones indican que podrían llegar a operar unas 520 plantas, lo que supondría la creación de 7.800 empleos directos y 104.000 indirectos durante la fase de construcción de estas instalaciones; y de 5.156 empleos directos y 10.915 indirectos, en la fase de operación y mantenimiento.

Esas plantas tendrían capacidad para cubrir el 100% de la actual demanda de gas natural de la región.

“Está en nuestras manos decidir si deseamos un modelo que hace posible la descarbonización, la gestión sostenible de los residuos y el legado a las generaciones venideras de una tierra fértil, al mismo tiempo que impulsa el desarrollo local, la creación de riqueza y la fijación de población en zonas que ahora mismo se están vaciando. Si ese es el futuro en el que deseamos proyectarnos, el biometano es la respuesta”, concluye Joan Batalla.