Imagen de una pareja de águilas imperiales ibéricas

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El campo

El águila imperial ibérica renace en Castilla y León: de casi extinguirse a marcar un nuevo récord de población

La Comunidad ha registrado durante el pasado año 2024 un nuevo máximo histórico, consolidando la tendencia de crecimiento continuado desde finales de la década de 1990.

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Nunca antes había habido tantas zonas de Castilla y León con presencia de poblaciones de águila imperial ibérica. La Comunidad ha registrado un nuevo máximo histórico, al alcanzar 191 territorios localizados, que consolida la tendencia de crecimiento continuado que viene dándose de finales de la década de 1990.

El incremento, según han destacado desde la Junta, muestra la "eficacia" de las medidas de conservación y gestión que se han aplicado, así como del seguimiento continuo de la especie; la reducción de la mortalidad por tendidos eléctricos; la mejora de las poblaciones de conejo silvestre; y la gestión forestal sostenible, lo que ubica a Castilla y León como un "referente en la conservación de esta especie emblemática".

En este sentido, en el marco del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, la Junta ha publicado los resultados obtenidos en el censo de esta especie realizado en 2024.

Mapa de las zonas donde se encuentra el águila imperial ibérica en Castilla y León

Mapa de las zonas donde se encuentra el águila imperial ibérica en Castilla y León

Ha sido elaborado por el servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal, junto al apoyo del personal técnico de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León.

El seguimiento muestra una evolución muy positiva de la especie, que ha pasado de registrar un mínimo histórico, con 16 parejas entre 1997 y 1999, a localizar 191 territorios en la Comunidad en 2024, distribuidos entre las provincias de Segovia (59), Ávila (47), Valladolid (40), Burgos (14), Zamora (14), Salamanca (12), y Palencia (5).

El incremento poblacional en los últimos años ha estado acompañado por una notable expansión del área de distribución, al pasar de parejas reproductoras en 16 cuadrículas UTM de 10 x 10 kilómetros en 1998 a 125 ocupadas el pasado año.

Las actuaciones para reforzar la conservación y gestión de la especie comenzaron a finales de los años 90 y fueron potenciadas a partir de 2003, cuando la Junta dio luz verde al primer plan de recuperación del águila imperial ibérica mediante el Decreto 114/2003, de 2 de octubre.

El documento definía como áreas críticas aquellas zonas de especial importancia para la nidificación y la alimentación de los ejemplares, cuya designación tenía que llevarse a cabo dentro de las Zonas de Especial Protección para las Aves.

En ese momento, se establecieron 24 áreas críticas situadas en 11 ZEPA de las provincias de Segovia y Ávila. Ahora bien, en 2024 únicamente el 11,5% de los territorios de nidificación, 22 si hablamos de cifras absolutas, estaban dentro de las áreas críticas que se definieron en 2003, debido a la expansión del área de distribución del águila imperial ibérica.

El hecho pone de manifiesto la necesidad de revisar y actualizar estas zonas y los criterios empleados para su designación. Por otro lado, durante 2024, el 54% de los territorios identificados se localizaron en ZEPA, en ZEC, en montes gestionados por el Ejecutivo autonómico o en montes con instrumentos de planificación forestal en vigor.

De los 191 territorios localizados el año pasado, aproximadamente un 25% están en montes gestionados por la Junta o en montes con instrumentos de planificación forestal vigente, y 60 estaban en alguna Zona de Especial Protección para Aves.

En relación con el sustrato de nidificación, en los 152 territorios en los que se pudo caracterizar este parámetro en 2024, aproximadamente el 65 % de los nidos se localizaron sobre distintas especies del género Pinus, seguidas, en menor medida, por especies del género Populus (28 %). Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de aplicar criterios homogéneos de gestión forestal sostenible, a través de los instrumentos de planificación y ordenación forestal, tanto en montes públicos como privados.