Firma de una herencia.

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Economía

Una herencia envenenada: la renuncia a hacerse heredero, al alza en Castilla y León

Un 13,1% de los castellanos y leoneses han rechazado recibir los bienes durante el primer semestre de este año

27 septiembre, 2022 07:00

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Una herencia envenenada es la que reciben muchos castellanos y leoneses hasta el punto de que tienen que renunciar a ellas. En lo que va de 2022, en Castilla y León se han realizado 11.414 gestiones de herencia, pues bien, 1.498 personas han renunciada, a ellas. Un 13,1%. Es decir que de cada 100 herencias, 13 se niegan a recibir los bienes que les correspondían por el fallecimiento de un familiar.

¿Por qué? Pues porque las herencias nunca vienen solas, también vienen con deudas. Y esa es la principal razón de este rechazo. Otros creen que se debe a los impuestos que se pagan en función de la comunidad autónoma, el famoso gravamen de Sucesiones, aunque es cierto que cada vez más autonomías lo están suprimiendo, como es el caso de Castilla y León donde fue eliminado en abril de 2021.

Según explican desde el Consejo General del Notariado (CGN), el efecto arrastre de la mortalidad excesiva vivida durante lo peor de la pandemia es otra de las razones.

Los datos del CGN recogen que en el primer semestre de este año se registraron en Castilla y León 1.498 renuncias a las 11.414 herencias que se tramitaron, como decimos, el 13,1%. Ahora bien, como indican desde el CGN, una herencia puede tener más de una renuncia, ya que pueden ser varios los herederos, así, el porcentaje es el de renunciantes, no el de herencias rechazadas. Unas cifras que van en aumento con el paso de los años, ya que en 2012, hace una década, la cifra era inferior, un 7,7%. Hace cinco años, era del 12,7% y el año pasado fue del 13,4%, en su mayoría por efectos de las muchas muertes producidas durante la pandemia.

Asturías, paraíso del rechazo

Los castellanos y leoneses no son los que más rechazan sus herencias. Todo lo contrario, de los que menos. Solo el País Vasco con un 10,4% de renuncias y Aragón con 10,5% la superan. Por el contrario, los asturianos se encuentran con una montaña más alta que el Angliru cuando se enfrentan a una herencia. Un 25,3% no la quieren. Luego va Islas Baleares (20,2%), Andalucía (19,7%) y La Rioja (19,6%). La media del país es del 15,4%, tras el rechazo de 27.224 herederos a las 177.275 herencias que se registraron, según un informe elaborado por Cinco Días.

En esta misma información, la portavoz del CGN, María Teresa Barea, explica los motivos por los que se producen esas renuncias, y pone las deudas como principal motivo. «El heredero se encuentra con que el difunto ha dejado más pasivo que activo y decide por ello rechazar la adjudicación», apunta Barea.

Los datos del CGN confirman que las autónomas que más bonifican impuestos como el de Sucesiones suelen tener cifras de renuncias más bajas, aunque no es una de las razones primordiales.

El impuesto de Sucesiones en Castilla y León

Castilla y León eliminó el Impuesto de Sucesiones y Donaciones en abril de 2021. Con el anterior Gobierno formado por el Partido Popular y Ciudadanos contaron con el apoyo de la Unión del Pueblo Leonés (UPL), Por Ávila (XÁv) y Vox. El Partido Socialista, Podemos  y la procuradora no adscrita que fue de Ciudadanos, María Montero, votaron en contra.

De esta manera, el impuesto está bonificado al 99% en su totalidad para familiares directos, cónyuges, ascendentes o descendientes y a las parejas de hecho con convivencia estable de al menos dos años anteriores a la fecha de devengo del impuesto. Ahora bien, según los datos de la Junta, esta bonificación afectó, según los números ofrecidos por el Ejecutivo autonómico, a 20.000 contribuyentes y supuso un ahorro de 153 millones de euros. Solo pagaban el impuesto de sucesiones aquellos herederos que cobraran 400.000 euros cada uno, porque Castilla y León aplicaba una reducción del 99% del Impuesto.

En general, la incertidumbre ante el futuro y la preocupación por la posibilidad de un fallecimiento repentino han podido animar a muchos ciudadanos a dejar sus asuntos resueltos en materia sucesoria.