Sofia Suescun estuvo a punto de ser una gran desconocida para el público cuando resultó nominada en la primera semana de Gran Hermano 16. Pero en el último momento logró convencer a los espectadores para quedarse un poco más en la casa. Y así es como se hizo con el centro de atención dentro de la casa, un movimiento que está repitiendo en Supervivientes. 

Gracias a su (no) relación con Suso, uno de sus compañeros de Gran Hermano, Sofía se convirtió en la mártir de aquella edición. Era la joven dejada, sufridora, un perfil que gusta mucho a los que votan en Gran hermano. Y así es como Sofía se convirtió en la ganadora de aquel año.

Y Sofía ya sabe que las historias de amor, los dramas y las víctimas tienen muchas opciones para ganar puntos. Por eso ha llegado a Supervivientes con una historia de amor rota con la que convertirse en la protagonista de un programa de televisión que debería premiar al mejor superviviente. 

Pero ella sabe que esto es Telecinco y, al final, el reality está premiado por encima de la competición. Por eso Sofía tiene todo un plan pensado en mente: sabe que no debe dejar de dar juego para quedarse en la isla el mayor tiempo posible y, en el momento idóneo, dar un golpe sobre la mesa para ganarse la simpatía del público.

De momento, todo el mundo habla de su papel en la isla. Y eso que en un principio era uno de los perfiles más flojos de la edición. Ya ha conseguido que su novio, Alejandro Albalá, ponga rumbo a la isla para cortar con la relación. Una situación que pondrá a Sofía en una mejor posición todavía, como abandonada en medio de una isla.

Sofía Suescun sabe perfectamente que ellos están en una isla para dar juego en un programa de televisión. Que si da juego, la organización hará todo lo posible para que se quede en la isla. Y, de momento, lo está consiguiendo. Su salida sería toda una pérdida para el programa.