La alfombra roja de los Oscar, la pasarela de moda más grande y famosa del mundo, fue en esta edición menos glamourosa y menos fashion que en años anteriores. La lucha por la igualdad salarial entre actrices y actores que desde el pasado año sacude Hollywood con extraordinaria fuerza hizo que las tradicionales preguntas sobre estilismo y vestuario femenino en la red carpet quedaran en segundo plano o directamente erradicadas durante las tradicionales entrevistas express a pie de alfombra.

Promovido a través del hastagh #askhermore, las principales cadenas estadounidenses, habitualmente privilegiadas con mayor acceso a las estrellas que el resto de cadenas internacionales, optaron por una simple cortés mención a la elegancia de los invitadas sin querer entrar en detalles sobre diseñador o joyería.

Por el contrario, abundaron las preguntas sobre proyectos profesionales, previsiones para el devenir de la gala o la siempre infalible quiniela de ganadores.

Llamativo fue el caso de la actriz y modelo

El mismo patrón de entrevista pudo ser observado durante la retransmisión del llamado pre-show de la cadena oficial de los Oscar, ABC. Para evitar cualquier suspicacia, la escaleta se siguió escrupulosamente sin distinción de sexo. Actores y actrices hablaban primero, y mucho, sobre su trabajo, y finalmente y poquito, sobre su look.

Como siempre, la alfombra roja dejó para la ocasión numerosas anécdotas y situaciones curiosas, como las galletitas con la cara de Bryan Cranston que el actor repartía entre los periodistas, los gemelos del actor Jacob Trembley a imagen del Halcón Milenario de Star Wars (a juego con unos calcetines de Darth Vader), o el moño que Daisy Ridley replicó a semejanza del de su personaje en El despertar de la Fuerza.

En las redes sociales, despuntó, aunque no para bien, la actriz Whoopi Goldberg, objeto de burlas por su aspecto; y la intérprete de Juego de Tronos Sophie Turner, sorprendida en la alfombra roja con una pancarta de Leonardo DiCaprio, sin duda el gran protagonista de la velada.